Tenia un corazon demasiado blando para el. Solo veia las cicatrices externas, y eso no lo molestaba. No tenia la experiencia para poder saber que por dentro era poco menos que un monstruo, un caparazon vacio que habia mentido y traicionado a la mejor persona de su mundo.
Si supiera la verdad… era un cobarde, porque no queria que la supiera. No podria soportar que lo dejara porque su vida careceria entonces de valor. El trabajo hacia tiempo que habia dejado de ser un reto.
Asi que no le contaria que se habia casado con Evelyn por error, y que no habia tenido la decencia de amar y desear a su esposa. Como al final, habia permitido que le pillase en la traicion y como por el, habia muerto.
Tenia que cenirse a su plan. Cathy se habia recuperado fisicamente y ahora, con aquel trabajo nuevo, podria tambien arreglar su vida. Despues, tendria que dejarla marchar.
Dio la vuelta para quedar de nuevo frente a su mesa, presiono un boton del ordenador y volvio al trabajo, pero hubo de pasar casi una hora para que su cuerpo recuperase mas o menos un nivel aceptable de normalidad y aquella noche, a pesar de una buena dosis de whisky, no consiguio dormir bien, y sono que le hacia el amor a Cathy para despertarse cubierto de sudor y dolorido por la necesidad.
Cathy abrio las cortinas y contemplo la manana. Como siempre, el cielo estaba despejado y el oceano ofrecia un profundo color azul.
– No tengo que marcharme -musito con una sonrisa. Era demasiado maravilloso para ser cierto.
Mientras se duchaba y se vestia, preparo mentalmente una lista de todo lo que tenia que hacer. Habia acordado con Stone que alquilaria la casa de North Hollywood, asi que tendria que buscarse un agente que se ocupara de todos los tramites. Tenia tambien que recoger sus cosas, embalarlas y trasladarlas al pequeno trastero junto al garaje. Deberia tambien buscar una oficina de correos cercana a donde pudieran remitirle el correo. Tantas cosas, penso, feliz de estar ocupada.
Volvio al bano para maquillarse un poco. Era sabado, y empezaba a trabajar para Stone el lunes por la manana. Pensar en un trabajo nuevo la asustaba un poco, pero estaba decidida a empenarse en hacerlo lo mejor posible. Era una oportunidad perfecta, y no iba a desperdiciarla.
Saco el colorete, se miro al espejo y se echo a reir. No necesitaba anadir color a sus mejillas. Ya lo tenia. Y su felicidad no era por el trabajo nuevo, sino mas bien por aquel beso.
Con un suspiro, cerro los ojos e instantaneamente se traslado a aquel momento en brazos de Stone. Su cuerpo empezo a temblar al recordarse tan cerca de el. Habia sido el beso mas increible de toda su vida.
– No es que tenga mucho con que comparar -dijo, abriendo los ojos.
Un par de besos en la universidad en aquellos tontos juegos, pero nunca habia Salido con un chico. Siempre habia sido timida y algo solitaria, sobre todo por su madre. Era demasiado peligroso permitir que alguien se le acercase, asi que habia rechazado los pocos ofrecimientos que le habian hecho.
Pero ahora todo era distinto. El beso de Stone le habia gustado y queria volver a repetirlo. Aunque eso era bastante poco probable, se dijo mientras se aplicaba el maquillaje. Iba a trabajar para el, y eso significaba que su relacion seria puramente profesional. Ojala encontrase una razon que pudiera explicar por que no podia tenerlo todo.
Ula estaba en la cocina cuando Cathy entro.
– Buenos dias -la saludo el ama de llaves, al tiempo que ponia sobre la mesa un plato de fruta en rodajas-. ?Que tal ha dormido?
– Fenomenal. ?Y usted?
– Bien, como siempre.
Cathy tomo una rodaja de fresa.
– ?Se lo ha contado ya Stone?
Ula sirvio dos tazas de cafe y ocupo su sitio habitual frente a ella en la mesa. La cocina era grande, y los suelos y las encimeras brillaban a la luz de la manana. Las ventanas daban al este y recibian toda la luz del sol. Plantas aromaticas crecian en una jardinera interior y varias plantas vigorosas y saludables colgaban del techo.
Los ojos de Ula brillaron por la curiosidad.
– El senor Ward no me ha dicho nada.
Cathy se inclino hacia delante.
– No voy a marcharme. Stone me ha ofrecido trabajo como su ayudante personal. Empiezo el lunes, y me ha dicho que preferiria que me quedase a vivir en la casa -una buena dosis de su buen humor se desvanecio-. Espero que no le importe el trabajo extra que pueda suponer.
– Nina, se preocupa usted demasiado -Ula sonrio y dio unas palmadas en su mano-. Me alegro muchisimo. Nunca he podido entender por que alguien tan brillante estaba encerrada en ese trabajo tan aburrido. El senor Ward es un jefe exigente, pero justo. Ademas, sospecho que ya se habra dado cuenta de que su temperamento es el de perro ladrador pero poco mordedor.
Cathy se relajo en su silla. No se habia dado cuenta de lo importante que era la opinion del ama de llaves hasta aquel momento. Ula no era una persona abierta y no dejaba entrever sus pensamientos, pero en las ultimas semanas, Cathy se habia dado cuenta de que su actitud se habia dulcificado, y se alegraba de saber que contaba con su aprobacion.
– Tengo mucho que hacer hoy -dijo Cathy, y le explico lo del alquiler de la casa y de un apartado de correos.
Ula asintio.
– Quizas deberia tambien comprarse algo de vestir. Todo lo que tiene le queda grande.
Ademas, supongo que el senor Ward querra que vaya de vez en cuando a la oficina. Es uno de esos edificios enormes de cristal en la zona este, y todo el mundo se viste mucho alli.
Cathy no habia pensado en ello.
– Tiene razon, Ula. Aun tengo unos cuantos kilos mas que perder, pero podria comprarme un par de cosas de camino a casa. Hay un centro comercial que no esta mal, asi que me pasare por alli -sonrio-. Gracias por la sugerencia.
– De nada. Su presencia en la casa le hara bien al senor Ward. Espero que a usted tambien.
– Pienso aprender todo lo que pueda.
Cathy sabia que la felicidad que sentia se le veia en la cara. Y no podia dejar de sonreir. Por primera vez en la vida, las cosas le iban bien.
– He leido el informe -dijo Stone por telefono, y cuando Ula llamo a la puerta, le hizo un gesto para que entrase y dejara la bandeja del desayuno sobre la mesa-. Si, ya se lo que dice todo el mundo sobre las previsiones, pero yo no estoy de acuerdo. Creo que las acciones van a tener un precio de salida demasiado alto, y no voy a comprar. Esperaremos un mes y te apuesto lo que quieras a que ese precio se reduce al menos a la mitad. Entonces sera cuando compremos -escucho en silencio un par de minutos-. Bien. Si Johnson no esta de acuerdo, que arriesgue su propio dinero, pero no el de mis inversores. No, no quiero hablar con el del tema. Ya - entonces Stone se dio cuenta de que Ula seguia en la habitacion. Eso queria decir que tenia que hablar con el, lo cual era fuera de lo normal porque no solia interrumpir sus sesiones de trabajo-. Volveremos a hablar mas tarde -dijo, y colgo-. Sientate, Ula, y hablemos.
Ula se sento frente a el. A pesar de su corta estatura, tenia una presencia formidable. Como siempre, su traje gris estaba perfecta mente planchado e inmaculadamente limpio; no llevaba un solo pelo fuera de su sitio y su mirada era serena y firme. Habria sido una magnifica espia.
– No le va a gustar lo que tengo que decirle -anuncio.
– A menos que me digas que te marchas, creo que podre con cualquier cosa que me digas.
– No, no me marcho. Me gusta mi trabajo. Se trata de Cathy.
Por alguna razon, sus palabras no le sorprendieron. Sabia que Ula habia presenciado con interes el desarrollo de aquella peculiar relacion.
– ?Que le ocurre?
– Le ha ofrecido un trabajo -dijo, como si eso lo explicara todo.
– Lo se. Como mi asistente. Necesito a alguien y ella es perfecta. Es brillante, digna de confianza y necesitaba un cambio.
– No tengo nada que decir en cuanto a que es un buen cambio para ella. Lo que yo cuestiono son sus motivos,