tambien hacia el edificio y le llamo dandole unos golpecitos en el hombro.
– Disculpe -le dijo-. Estoy intentando averiguar algo sobre una amiga mia que trabaja en este edificio.
– Si no es usted familiar, no podemos darle ninguna informacion -contesto el oficial sin mirarlo.
– Comprendo. No necesito que me de detalles; es que estoy muy preocupado, porque estaba hablando por telefono con Cathy Eldrige, mi amiga, que trabaja en un servicio de contestador de este edificio, cuando se disparo la alarma. Me quede en linea con ella mientras llamaba a los bomberos, pero de pronto la llamada se corto. Querria asegurarme de que esta bien.
El policia se volvio hacia el. Era bastante joven, aun no debia haber cumplido los treinta, y lo miro un instante a la cara antes de hablar.
– Dos guardias de seguridad y una mujer han sido trasladados al hospital. Es todo lo que le puedo decir.
– ?No ha muerto nadie?
– No que yo sepa.
Stone sintio que se desprendia de parte de la tension. No estaba muerta, pero si herida. Penso en hacerle mas preguntas, pero seguramente no obtendria mas informacion del policia. En cualquier caso, ya encontraria la forma de saber lo que necesitaba saber.
Casi habia vuelto a salir de entre la gente cuando alguien le tiro suavemente de la manga. Miro a su derecha y vio a una joven que le miraba. Era una adolescente y a juzgar por el pelo revuelto y la ropa que llevaba de cualquier manera, debian haberla sacado de la cama.
– Le he oido hablar con ese policia -dijo-. Han llevado a su amiga al hospital de Van Nuys Boulevard. Los de proteccion civil lo decian mientras la subian en la ambulancia.
– Gracias -dijo, y sonrio-. Has sido muy amable.
– No es nada. Espero que a su amiga no le…
Al darse la vuelta, habia expuesto el otro lado de su cara a la luz, y la joven habia dado un paso hacia atras involuntariamente. Stone siguio andando como si no se hubiera dado cuenta.
Tardo menos de diez minutos en llegar al hospital y aparco en el aparcamiento casi vacio. El personal del turno de noche fue algo mas comprensivo que el agente y le permitieron esperar mientras examinaban a Cathy. Se acomodo en una esquina mas oscura de la sala de espera. Habia un monton de revistas y una television, pero el no hizo caso de todo ello y se concentro en Cathy, en que estuviera bien. Los familiares y amigos empezaron a llegar a medida que la noticia del desastre les iba llegando, y Stone se pregunto cuando empezarian a llegar sus amigos. Aparecio una pareja joven, y penso que quizas fuesen amigos suyos, pero resulto que venian a visitar a la abuela de la mujer.
El tiempo fue pasando. Stone hubiera querido pasearse para calmar su inquietud, pero no se atrevio, asi que se quedo sentado pensando en como el destino le habia hecho estar alli. Llevaba mas de dos anos sin entrar en un hospital, y los recuerdos que aquel olor despertaba en el no eran nada agradables.
Tres horas mas tarde, una preciosa enfermera de pelo oscuro y rizado y ojos color chocolate, se sento agotada junto a el.
– Es ya mi segundo turno -suspiro-, asi que perdoneme si no hago frases completas.
– ?Tiene alguna noticia para mi?
Ella asintio e hizo girar los hombros.
– Cathy Eldridge es una chica con suerte. Acaban de subirla a una habitacion. Tengo el numero -se busco en el bolsillo de su pantalon verde de hospital y le entrego una hoja de papel-. Solo la familia va a poder entrar un par de minutos por ahora.
El la miro a los ojos.
– ?Le he dicho que somos primos?
– Ya me imaginaba yo que seria algo asi.
– Entonces, ?esta bien?
– Ha tenido mucha suerte, porque no ha llegado a tragar mucho humo. Tiene una contusion en la cabeza que puede presentar alguna complicacion, pero nada serio. Estamos esperando que recupere la consciencia. Se ha hecho un esguince de rodilla, y eso si es un problema. El medico de urgencias piensa que van a tener que operarla y que tendra que hacer rehabilitacion despues. Pero en general, el pronostico es bueno.
El esperaba algo mejor.
– ?Esta inconsciente?
La enfermera asintio.
– Todos los sintomas son positivos. Podria haber salido mucho peor parada. El humo podria haberle danado los pulmones, o podria haberse quemado. Los bomberos llegaron hasta ella justo a tiempo.
Deberia sentirse aliviado con las noticias, pero no era asi. Cathy estaba herida, y el tenia que verla.
Con el papel en la mano, se levanto.
– Voy a subir a verla. Gracias por la informacion.
– De nada -contesto con una sonrisa de cansancio.
En la segunda planta, busco el ala correcta y despues hablo con la enfermera del control.
– Ya sabe usted que no se le permiten visitas -declaro.
– Lo se, pero necesito verla. Estaba hablando por telefono con ella cuando se declaro el incendio. Hablamos hasta que se corto la comunicacion.
La mujer fruncio el ceno.
– Cinco minutos, ni uno mas. No sabra usted nada de su familia mas allegada, ?verdad? -Y antes de que el pudiera contestar, ella fruncio aun mas el ceno-. Y no vaya a decirme que es usted su hermano o algo asi.
Y el que pretendia ser su primo…
– Cathy me ha hablado de varios amigos, pero no de familia.
– Supongo que encontraran a alguien -dijo ella.
El tomo un boligrafo del mostrador y anoto su numero de telefono en un bloc de notas.
– Este es mi nombre y mi numero de telefono particular. Si no contesto, dejeme el mensaje y yo me pondre al habla con usted.
Ella miro el papel.
– ?Para que es esto?
– Mientras encuentran a su familia, yo soy todo lo que tiene Cathy. Quiero estar informado de cualquier cambio que pueda producirse en su estado, y me hare cargo de cualquier factura medica que no cubra su seguro.
La mujer lo miro sorprendida.
– ?Esta usted seguro? Puede resultarle bastante caro.
– No me importa.
Tenia muchas preocupaciones en su vida, pero el dinero no era una de ellas.
– Si usted lo dice, senor… -miro el papel-… Ward. Adelante, pero no se exceda de cinco minutos.
– Gracias.
Stone avanzo por el pasillo y se detuvo frente a la penultima puerta a la derecha. Habia mantenido una relacion telefonica con Cathy durante mas de dos anos, pero no sabia que aspecto podia tener. Ella le habia dicho que era alta y rubia, y el habia querido imaginarse a una mujer preciosa, casi una modelo, pero una voz en su interior le habia susurrado que eso no era verdad. Y aunque habia sido capaz de imaginarse su cuerpo, no habia sido capaz de imaginarse su cara.
Miro por encima del hombro, casi esperando ver aparecer a su grupo de amigos. Si aparecian, el no entraria. Ellos tenian derecho a estar alli; el, no. Pensar en lo mal que lo habria pasado si hubiese llamado y ella no hubiera estado alli le dio valor para entrar.
Siendo de madrugada, la unica luz de la habitacion era un tenue resplandor de una lampara instalada sobre la cama. Se acerco a ella con cuidado de permanecer en la sombra. Si se despertaba, no queria asustarla.
Dio un paso, y despues otro, hasta que estuvo a una distancia en la que podria haberla tocado. Tras dos anos de imaginar, por fin sabia.
Estaba tumbada, asi que no podia calibrar su estatura.
Lo primero en lo que reparo fue en su cara. Tenia tiznajos del humo en las mejillas y en la frente, que contrastaban vivamente con la palidez de su piel. No era rubia, sino castana, y su pelo descansaba desparramado sobre la almohada. Su boca era de labios carnosos y su nariz, recta. De los ojos no podia decir nada puesto que