familia.
– Es que no tiene -contesto.
– Ya. Creo que es usted quien se ha hecho responsable de ella, y de su traslado a una habitacion privada, ademas de cuidados especiales cuando este preparada para ser dada de alta.
– Exacto.
– Bien -el doctor Tucker se acerco a un sofa situado en un rincon-. Sentemonos aqui y le pondre al dia de su estado.
– Gracias.
Cuando estuvieron acomodados, el medico abrio una carpeta y leyo unas cuantas lineas.
– Cathy va mejorando. Tuvo suerte, ya que no presenta quemaduras ni danos en los pulmones. No sufrio danos de consideracion por la explosion, y espero que el golpe de la cabeza no le cause ningun problema -leyo un poco mas-. En cuanto a la pierna, la rodilla va a necesitar una artroscopia y rehabilitacion posterior. Yo diria unas seis semanas, dos meses a lo sumo, y cuando le demos el alta, va a necesitar que alguien se ocupe de ella durante unos dias.
– No hay problema.
Habia pensado llevarsela a su casa con el. Ula estaria encantada de tener un invitado a quien mimar.
– Bien. Hoy vamos a hacerle el ultimo TAC de control y si los resultados son los que nosotros esperamos, manana le realizaremos la artroscopia, lo que significaria que podriamos darle el alta dentro de tres dias.
– Perfecto. Mi casa ya esta dispuesta.
Y tras unos cuantos detalles mas, se estrecharon la mano.
– Encantado de conocerlo -dijo el doctor-. Me alegro de saber que ella no esta sola.
– Yo tambien.
El medico parecio dudar un instante.
– Se que no es asunto mio, pero no he podido dejar de reparar en la cicatriz. ?Un accidente de coche?
Aunque se dijo que no debia hacerlo, involuntariamente se rozo el lado izquierdo de la cara.
– Si. Hace unos tres anos.
– Lo imaginaba -el doctor se acerco un poco mas para estudiar las cicatrices-. Hay una cirujana plastica magnifica en el hospital. Tiene su despacho junto al mio. Si ha pensado en someterse a una operacion, le recomendaria que hablase con ella.
– No, gracias.
El medico insistio.
– Ultimamente se han desarrollado unas tecnicas con resultados espectaculares. Podria incluso renovarle por completo la piel y hacer desaparecer las cicatrices mas grandes. Le quedarian las lineas mas palidas, nada comparado con lo que tiene ahora.
Stone se levanto.
– Le agradezco mucho la informacion… sobre esto y sobre Cathy. Gracias.
Y se encamino al ascensor. Sabia que el doctor Tucker no comprenderia su negativa a la operacion. Su primer medico tampoco lo habia comprendido. Era un hombre sano y tenia el dinero para pagarla. ?Donde estaba entonces el problema?
Lo que ellos no podian saber y el no estaba dispuesto a explicarles era que las cicatrices eran parte de su penitencia. Llevaba aquellas cicatrices como recuerdo de aquella noche… y de la muerte de Evelyn. Por si alguna vez llegaba a intentar olvidarlo.
Capitulo 3
Cathy se estiro. Era agradable la sensacion de estar adormilada en aquella habitacion en penumbra, pero la necesidad de abrir los ojos era fuerte. Llevaba todo el dia yendo y viniendo entre el sueno y la vigilia, y sabia que probablemente debia intentar estar despierta un poco mas, pero el sueno era tentador.
Cambio de postura en un intento de ponerse mas comoda. Aparte de algunos otros golpes que tenia repartidos por el cuerpo, las dos fuentes de dolor mas intenso eran el golpe de la cabeza y la rodilla derecha. Cuando el doctor Tucker habia pasado visita aquella tarde estaba despierta, y le habia explicado cual era su situacion. Habia tenido suerte, segun el. Podia haber muerto.
Cathy sabia que era verdad, e intento no recordar aquellos horribles minutos de espera hasta que llegaron los bomberos. Si Stone no hubiese permanecido en linea con ella, no habria podido conseguirlo.
Stone. Pensar en el le hizo sonreir. Habia sido tan bueno con ella, intentando que no perdiera la serenidad, diciendole que todo iba a salir bien. Ademas, le habia enviado flores como para llenar un invernadero. Que amable…
Le echaba de menos, y esperaba que el tambien. Quien sabe cuanto tiempo tardaria en poder volver a trabajar. ?Seguiria funcionando la empresa? ?Y las facturas del hospital? Porque seguro que todo aquello no lo cubria el seguro. Su sonrisa se desvanecio y con ella, el buen humor. Mejor seria volverse a dormir.
Inspiro profundamente y se obligo a relajarse. El dolor de la cabeza era palpitante, pero pronto llegaria la hora del calmante. Mientras, cerraria los ojos y se dejaria llevar. Los problemas seguirian estando alli cuando se encontrara mas fuerte.
– Me dijeron que te habias despertado, pero creia que se trataba de un error.
La frase se quedo en el aire. ?Se habria imaginado las palabras o de verdad las habria pronunciado alguien? Esa voz… No podia ser. ?Stone? ?Alli?
La alegria le lleno el cuerpo, pero solo para estrellarse en el muro de la realidad. Si Stone estaba alli, podria verla. El horror la estremecio. Puede que ya supiera la verdad, y si no era asi, no tardaria en descubrirla.
No. Aquello no podia estar ocurriendo. Tenia que haberselo imaginado. El golpe de la cabeza habia sido fuerte, asi que tenia que haber perdido la cabeza. Eso.
Alguien se movio en la habitacion. No se atrevio a abrir los ojos, pero sintio una presencia… su presencia. Una silla rozo el suelo y tomo su mano entre las suyas.
El contacto era calido, vagamente familiar. Quizas porque se lo habia imaginado cientos de veces durante los ultimos dos anos.
– ?Cathy? -murmuro el-. ?Me oyes? Mary, tu enfermera, me ha dicho que estabas despierta. ?Como te encuentras?
No queria abrir los ojos. Si seguia teniendolos cerrados, no seria real. Pero lo era. La verguenza le hizo sentirse horrible. Verguenza por sus mentiras y por la verdad que ya debia saber de ella. No sabia que podia ser peor: su ira o su piedad.
– Vete, por favor -susurro.
– Pues no es la clase de saludo que yo me esperaba. Al menos podias haberme dicho hola. Podias haberme dicho: «hola, Stone. Me alegro de conocerte, pero ahora vete, por favor.»
Los ojos le ardieron con las lagrimas que no podia verter.
– Te estas riendo de mi.
– No. Solo intento que los dos nos sintamos un poco mejor. Vamos, intentalo: hola, Stone. No puede ser tan dificil.
No tenia ni idea, se dijo, girando la cabeza hacia el otro lado, y una sola lagrima rodo por su sien hasta perderse en su pelo. Su pelo. No era bastante ya con que no tuviera los amigos que le habia dicho tener; ademas, no era como le habia dicho. Se esperaba una rubia de piernas largas y figura esbelta, y lo que habia encontrado era una mujer palida, corriente, con diez kilos de mas y pelo de raton.
– Pense que te gustaria tener compania -continuo el-. ?Me equivoco?
– Pero no tu -consiguio decir, aunque las lagrimas le atascaban la garganta.
– Ya.
Solto su mano y Cathy sintio frio.
El silencio lleno la habitacion.
– Creia que eramos amigos.
Eso le llamo la atencion e involuntariamente se volvio hacia el y abrio los ojos.