– Si. Pero para Wyatt no. Esta bastante enfadado. Me dijo que el no iba a hacerse responsable, y que no iba a poder atraparlo en un matrimonio.

Todavia se sentia dolida al recordarlo. Ella nunca haria nada parecido.

– Los hombres se asustan mucho de esas cosas. Sobre todo, si ya les ha ocurrido antes.

– Puede ser. No lo se. Pero lo cierto es que estoy muy emocionada con la posibilidad de un embarazo. Siempre he querido tener hijos. Discutimos sobre ello. Fue un desastre.

– Siento que sea tan tonto.

– Yo tambien.

Nicole le apreto la mano.

– ?De verdad quieres estar embarazada?

Claire sonrio.

– Si.

– Entonces, espero que te suceda. Eh, sere tia.

Otro lazo de union, penso Claire. Otro vinculo. Deseaba que su vida estuviera entrelazada con aquellos a los que queria.

– Si estoy embarazada, tendre que trabajar con mi salud emocional. Quiero ser una buena madre.

– Tu salud emocional no tiene nada de malo.

– Tu dijiste que yo era una inutil -le recordo Claire-. No te lo estoy reprochando, porque es cierto que no sabia existir en el mundo real.

– Es cierto. No sabias. Pero de todos modos, llegaste hasta aqui. Condujiste por una autopista para llegar hasta mi casa. Aprendiste a cocinar y a poner la lavadora. Se te da muy bien el trabajo en la panaderia y cuidas de una nina. Has hecho todo eso en pocas semanas y sin la ayuda de nadie. Claire, creo que eres la persona mas fuerte que conozco.

Claire no supo que decir. Sintio una presion en el pecho, pero no tenia nada que ver con el panico, y si con el afecto que la estaba embargando.

Nicole continuo:

– Incluso ahora me estas cuidando. Nadie me cuida nunca.

– Es tan asombroso que me estes alabando -dijo Claire, con una carcajada que casi fue un sollozo-. Quiero cuidar de ti.

– Lo se. Eres una buena persona. Una hermana estupenda, y… -Nicole se encogio de hombros-. Bueno, alla va. Preparate. Te quiero.

– Yo tambien te quiero -le dijo Claire, inclinandose hacia ella para que pudieran abrazarse-. No puedo creer que lo hayas dicho por fin.

– Yo tampoco.

Dieciseis

– Prefiero este diseno -dijo Alicer Grinwell con firmeza-. De pizarra.

Wyatt conto hasta diez. La senora Grinwell estaba haciendo la tercera casa con el en diez anos. Tambien le habia enviado a mas de una docena de clientes ricos. Por desgracia, era una de esas personas que tenian mas dinero que sentido comun. Para ella, el pasatiempo de su vida era construir y decorar casas bellas. Y su marido apoyaba sus actividades.

Sin embargo, habia una complicacion en lo que deberia ser un trabajo de ensueno: aquella cliente cambiaba de opinion constantemente. Cada casa costaba el doble de tiempo y el triple de dinero de lo normal. A la senora Grinwell no le importaba.

– Quiero que sea asi -dijo a Wyatt, mostrandole la fotografia de una revista en la que aparecia la chimenea de una casa de diseno de Bellingham. Wyatt tuvo que admitir que era un trabajo precioso, pero los albaniles le habian dicho que no sabian si podrian conseguirlo. Eso significaba que tendria que contratar a la persona que hizo la chimenea de la fotografia y pagarle que se desplazara hasta alli y trabajara en la casa de la senora Grinwell.

No era el coste; su cliente lo cubriria. Era el tiempo y el esfuerzo, y el hecho de que todavia estaba enfadado consigo mismo por como habia manejado las cosas con Claire, y enfadado con ella por no darse cuenta del desastre que supondria que estuviera embarazada.

– Muy bien -dijo con firmeza-. No se cuanto nos retrasara esto, pero me pondre en contacto con usted en cuanto tenga los detalles.

La senora Grinwell sonrio.

– Siempre es un placer trabajar con usted, senor Knight. Aprecio mucho su actitud tan positiva.

– Gracias.

Hablaron de unos cuantos detalles mas y despues su clienta se marcho. Mientras caminaba hacia su coche, el se quedo mirandola y preguntandose que pensaria ella si un dia le preguntara como era ser rico.

Probablemente, no sabria que responder y, en realidad, el no estaba seguro de que le importara. Tenia su propio negocio, y estaba comodo. Mantenia su casa, mantenia a su hija y le daba empleo a un par de docenas de hombres. Contribuia.

Al contrario que Claire, el no habia ganado personalmente mas de dos millones de dolares el ano anterior.

El dinero de Claire, sin embargo, era la ultima de sus preocupaciones. Pero todavia le molestaba, y no entendia por que. El siempre habia creido que era un hombre contento de si mismo. Respetaba a las mujeres, y el exito de los demas no alteraba su opinion sobre si mismo. Entonces ?que ocurria?

?Era porque habian salido? ?Esperaba ganar mas que cualquiera de las mujeres con las que salia, era tan retrasado emocionalmente? ?O acaso se trataba de algo mas sutil? De ser cierto, tenia un problema, porque su fuerte no era ponerse en contacto con su yo mas profundo.

– Al diablo -murmuro, y se volvio hacia los planos de la casa y las fotografias de la revista que habian provocado el infierno de aquel dia.

Ya lo pensaria mas tarde, o no lo pensaria. Lo mas probable era que Claire no estuviera embarazada; cuando lo supieran con seguridad, el se relajaria. Seguiria adelante. Encontraria a otra persona mas facil con la que salir. O quiza se apartara de las mujeres durante una buena temporada.

Claire mantuvo abierta la puerta trasera de la casa para que Nicole entrara maniobrando con las muletas.

– No puedo creer que tenga que recuperarme de otra operacion -refunfuno su hermana mientras llegaba hasta el sofa y se dejaba caer sobre el-. Estaba reponiendome tan bien de la anterior… y ahora, mirame.

Claire hizo lo posible por no encogerse. Las dos estaban peleandose, las dos se habian caido. Nicole se habia hecho dano solo por mala suerte. Sin embargo, se sentia fatal por el hecho de que su hermana tuviera que sufrir mas dolores.

Nicole la miro y arrugo la nariz.

– No te atrevas a disculparte otra vez.

– No, no.

– Si lo haces, voy a gritar. Mis gritos son aterradores y agudos, y no te van a gustar.

Claire sonrio.

– No volvere a disculparme por nada nunca mas.

– Bueno, no te pases -suspiro Nicole-. Que desastre. ?Podria ir peor mi vida?

– No tientes al destino -respondio Claire.

– Ya -dijo Nicole y lenta, cuidadosamente, levanto la pierna vendada y la poso sobre la mesa de centro-. Otra cicatriz.

– Pero esta parece una herida deportiva, o algo asi. Sera muy atractiva. A los hombres les gustara.

Nicole nego con la cabeza.

– No quiero mas hombres. He terminado con ellos.

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