– Hoy no, pero ?cuanto va a durar? ?Una semana, un mes? ?Contratamos a mas gente para este momento y despues los despedimos si no funciona? No voy a jugar con la vida de la gente por capricho. Tengo preocupaciones mas importantes que tus brownies, Jesse, siento que te moleste. Si quieres aprender mas sobre el negocio, encantada; te dare la oportunidad de hacerlo. Pero en una pasteleria hay mucho mas que el sabor del mes. Yo debo tenerlo en mente.

Jesse no sabia que decir. Por suerte, vio que Sid se acercaba a ellas. No supo descifrar su expresion.

– ?Que ocurre? -pregunto Nicole.

– Nada. Linea dos. Tienes que contestar a esa llamada.

Nicole se acerco al telefono, apreto un boton y descolgo.

– Nicole Keyes, ?digame? -hablo con cautela. Escucho durante unos treinta segundos, y despues le pidio a su interlocutor que esperara un segundo. Se volvio hacia Jesse-. Es para ti -dijo, y le entrego el auricular con malos modos. Despues se alejo.

Jesse se quedo mirandola sin entender nada. ?Que demonios…?

– ?Diga?

La mujer que estaba al otro lado de la linea suspiro.

– ?Con quien hablo ahora?

– Con Jesse Keyes.

– ?De veras? Estupendo. Por fin. No ha sido facil dar contigo. Soy Margo Walkin, la productora de Buenos dias, America. Estoy en Nueva York, pero antes vivia en Seattle. Es mi cumpleanos, y mi madre me ha enviado unos brownies de su pasteleria de regalo. Oh, Dios mio. Son increibles. Me dijo que estan tomando mucha fama, asi que pense que podia hacer un segmento del programa sobre ellos. O sobre ti. Se que hay una buena historia en esto. Me gustaria tener una entrevista telefonica contigo para que podamos hablar, y despues enviaria a un equipo alli, para hacer la filmacion. ?Que te parece?

Jesse miro a la multitud de coches que habia en el aparcamiento, penso en la critica del periodico y se echo a reir.

– ?Me parece que va a ser un dia estupendo!

– ?Yo le caigo bien a mi papa? -pregunto Gabe.

– Por supuesto que si -dijo Jesse-. Le caes muy bien. Lo que pasa es que no tiene experiencia con los ninos, y no sabe que decir. Por eso tiene miedo de decir algo equivocado. A los adultos, eso no les gusta nada, asi que, para no cometer un error, no dice nada.

– Pero no pasa nada por cometer un error, si luego te disculpas, ?no?

Ella se rio.

– Es cierto. Se lo recordare a tu papa.

– Muy bien. Porque yo quiero que sea mi papa.

– Yo tambien -dijo ella.

Despues, salio del coche y saco tambien a Gabe, y recogio los juegos de mesa que habian elegido para pasar la tarde en casa de Matt.

Habia sido una sugerencia de Jesse. Estaba nerviosa por su encuentro en la oficina, pero su objetivo mas importante era conseguir que Gabe y su padre forjaran lazos. Le parecia una tonteria evitar a Matt por lo facilmente que el conseguia que le ardiera el cuerpo. Eso era problema suyo, no de el, y tenia que enfrentarse al problema como una adulta.

Caminaron hasta la enorme entrada de la casa de Matt. La puerta se abrio antes de que ella pudiera tocar el timbre. El aparecio en el umbral, muy alto y atractivo, vestido con vaqueros y una camiseta. Relajado.

– Hola -dijo ella con nerviosismo.

– Hola -respondio Matt, y miro hacia abajo-. Hola, Gabe.

– Hola -respondio el nino en voz baja.

– ?Quieres pasar?

Gabe miro a su madre. Despues asintio y entro en la casa. Jesse lo siguio.

El vestibulo era tan grande como toda su casita de alquiler en Spokane, penso Jesse, observando la pared que habia frente a ellos. Tenia doble altura, y por ella se deslizaba una cortina de agua.

Gabe lo observo con los ojos muy abiertos.

– Esta lloviendo por dentro -susurro-. Mira, mama, esta lloviendo por dentro.

– Ya lo veo. Es genial, ?verdad?

Matt se acerco a una pared lateral y presiono un interruptor. Inmediatamente, el agua cayo al estanque que habia debajo. Despues hubo silencio.

La expresion de Gabe se volvio de reverencia.

– ?Puedes hacer eso?

Matt sonrio.

– Y tu tambien. Vamos, te lo voy a ensenar.

El interruptor estaba un poco alto. Jesse comenzo a moverse hacia ellos, pero Matt se agacho, agarro a Gabe por la cintura y lo subio para que alcanzara. El nino apreto el interruptor y el agua comenzo a caer otra vez.

Gabe se echo a reir.

– Mama, ?podemos tener uno de estos?

– Hasta dentro de una temporada no -dijo ella.

Matt dejo en el suelo a Gabe.

– A mi me apetece jugar a algo. ?Y a ti?

Gabe asintio.

– Por aqui.

Matt los guio a traves de una cocina enorme, hasta una sala de estar abierta. El techo tenia dos alturas, y habia un pano completamente de cristal, que ofrecia una vista perfecta del lago Washington. La chimenea era muy grande, y frente a ella habia dispuestos cuatro sofas.

Matt se dirigio a uno de ellos, pero Gabe se sento en el suelo, sobre una suave alfombra que habia frente a la chimenea. Jesse sonrio a Matt.

– Nosotros jugamos en el suelo.

Aunque se quedo algo desconcertado, Matt se sento junto a ellos. Entonces Jesse saco los dos juegos que habia llevado.

– El juego de la oca o Candyland. Dos clasicos inmortales -dijo, y miro a su hijo con una sonrisa-. Vamos a empezar por el mas facil. Es nuevo en esto.

Gabe se rio y eligio la oca.

Jesse preparo el juego.

– ?Tengo que explicar las reglas? -le pregunto a Matt.

– No, las ire entendiendo a medida que juguemos -respondio el con una mirada de diversion.

Gabe tomo el dado.

– Toma. Tu eres el primero.

– Muy amable -le susurro Jesse.

– Es novato -susurro Gabe.

– Os oigo a los dos -refunfuno Matt, y tiro el dado.

Cinco minutos despues, Gabe se rio, cuando tanto Jesse como Matt cayeron en la carcel y el siguio avanzando y avanzando de oca en oca.

– Va a ganar -advirtio Jesse a Matt.

– Ya lo veo. Es porque tiene mas practica.

– Quiza. O porque se le da muy bien el juego.

Matt tiro el dado y gruno al ver que le habia tocado otra mala casilla.

Jesse penso que se lo estaba tomando con mucho sentido del humor. Se sentia contenta por como estaban saliendo las cosas. Habia mucha menos tension, y aunque Matt no hablaba demasiado con Gabe, parecia que estaban comodos el uno con el otro.

Cuando Gabe se acerco al gran ventanal a mirar el lago, ella se giro hacia Matt.

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