– Es un nino estupendo.
Las palabras correctas, pero ?lo pensaba de verdad? ?Veia ya a Gabe como hijo suyo? ?Habian conseguido aquellos anos de separacion destruir la relacion que podian haber tenido? ?Y era culpa suya?
– ?Quieres intentar pasar tiempo a solas con el? -le pregunto, dispuesta a conseguir que forjaran un vinculo de padre e hijo-. Puedes llevarlo al acuario.
Matt se incorporo.
– ?Crees que ya estoy preparado para eso?
– Seguramente no, pero te vas a preparar haciendolo. El acuario te dara tema de conversacion. Gabe es pequeno, asi que no aguantara mucho. Vas a pasar mas tiempo conduciendo de aqui hacia alli y de vuelta que mirando los peces.
Jesse fruncio el ceno.
– Supongo que tendras que llevarte mi coche, o el coche de Paula, que es mas nuevo que el mio. Tu Mercedes no es seguro para un nino.
El nego con la cabeza.
– Voy a comprar uno. ?Cual es el coche mas seguro que hay? ?Un Volvo? Voy a buscar informacion por Internet.
En esa ocasion fue ella la que se incorporo.
– Matt, no tienes por que comprar un coche para sacar a pasear a Gabe. Eso es una locura.
– ?Por que? Es mi hijo. Voy a verlo mas. Necesitare un coche mas seguro. Voy a comprar uno esta misma semana.
Claro. Para el, comprar un coche nuevo era como para ella comprar unos chicles.
Volvio a tumbarse en la cama y suspiro. Todo era distinto. Podia parecer que era igual, pero solo se trataba de una ilusion. Todos habian cambiado, y fingir lo contrario no alteraba la realidad.
– ?Jesse?
– ?Mmm?
Matt la beso. Le dio un beso lento, que le recordo como habian sido las cosas. Un beso que hizo que recuperara la esperanza.
– Duerme un poco -aconsejo el-. Te despertare dentro de un par de horas.
Despues se marcho y la dejo sola en aquella gran cama.
Capitulo Trece
– Comprobad que los hornos funcionan bien -dijo Jesse el lunes por la manana al entrar, con un monton de cajas, en la parte trasera de la cocina que habian alquilado.
Era mas pequena que el obrador de la pasteleria, pero solo la iban a usar temporalmente. Un restaurante habia cerrado, y el dueno se la alquilaba hasta que encontrara nuevo inquilino. Por el momento, era suficiente.
Sid abrio la puerta del horno superior y comprobo la temperatura.
– Va bien -dijo-. Doscientos grados.
– Estupendo.
Lo mas importante era que los hornos funcionaran correctamente.
– ?Donde quieres que ponga esto? -pregunto Jasper, refiriendose a dos ordenadores portatiles.
– Fuera, en el mostrador -le indico Jesse-. Recibiremos alli los pedidos y haremos el embalaje en el restaurante. ?Funcionan los telefonos?
Jasper descolgo uno de ellos.
– ?Tenemos linea! -grito.
– La compania de telefonos dijo que comenzarian a pasarnos llamadas a partir de las nueve -dijo Jesse, y miro el reloj. Eran las ocho y media-. Llama al numero antiguo y comprueba que siguen derivandonos las llamadas.
Jasper obedecio.
Jesse se movio por la cocina, estimulada por el trabajo y las posibilidades. Cuando el resto del genero estuviera inventariado, podrian empezar a cocinar. Los
– Caos controlado -dijo Nicole mientras se inclinaba sobre la encimera y miraba a su alrededor.
Jesse asintio.
– Nos han llegado los pedidos esta manana -informo a su hermana-. He hecho una comprobacion preliminar y parece que lo han enviado todo. ?Has visto los embalajes para los envios? Vendran a hacer la primera recogida esta tarde.
Nicole fruncio el ceno.
– ?De que estas hablando? ?Que recogida?
– La de los pedidos que nos han hecho a nosotros.
– ?Como es posible que tengamos pedidos?
Jesse no entendio la pregunta.
– Te dije que la pagina web comenzo a funcionar ayer.
– Lo se, pero ?ya hay pedidos? ?Es posible?
Jesse se echo a reir.
– Pues claro. Ven y te lo enseno.
Jesse se acerco al ordenador, se sento y tecleo la direccion de la pagina. Se descargo rapidamente. Era una pagina limpia y atractiva, con fotografias de los
– Aqui esta la ultima informacion sobre las visitas que hemos tenido -dijo mientras senalaba-. Tenemos… - Jesse se detuvo y pestaneo-. Esto no puede ser correcto.
– ?Que? -pregunto Nicole, mirando por encima de su hombro-. ?Que ocurre?
– Aqui dice que tenemos mil visitas por hora. Eso no es posible.
– Claro que si -intervino Sid-. ?Es que no viste las noticias anoche?
– Estaba demasiado ocupada montando la pagina. ?Salio el incendio?
– Si. Un gran reportaje sobre la pasteleria Keyes, que despues de estar varias generaciones en manos de la familia, se ha quemado en una sola noche. Y hablaron de que vamos a usar la tecnologia para continuar con el negocio. Y tu salias muy bien, Nicole.
Jesse miro fijamente a su hermana, que se irguio con una expresion de sentirse incomoda.
– ?Te entrevisto la television y no me lo dijiste?
– Estaban cubriendo la noticia del incendio. Yo estaba conmocionada. Ni siquiera me acuerdo de lo que dije.
– Les dijiste que ibamos a vender por Internet, y que querias tener a tus empleados trabajando hasta que pudieras reconstruir la pasteleria -le recordo Sid-. Que habia muchos modelos de negocio, y que tu querias aprovechar lo que te ofrecia la era de la informatica.
Jesse tuvo la sensacion de que le habian dado un punetazo en el estomago. ?Que estaba sucediendo? ?Su hermana podia emocionarse por lo que iban a hacer cuando ella no estaba presente, y cuando si estaba, comportarse de manera dificil y poco colaboradora?
– Fue un buen reportaje -prosiguio Sid-. Tal vez lo retransmitieran por otras cadenas locales. Ya sabes que siempre estan deseando llenar el tiempo, sobre todo durante los fines de semana. Eso puede explicar por que tenemos tantas visitas.
Alguna explicacion tenia que haber, penso Jesse. Hizo clic en la pagina de los pedidos y solto un jadeo.
– ?Tenemos ciento veinte pedidos!
– No es posible -susurro Nicole.