– Parece que si. La mayoria son de brownies, lo cual es bueno. Son mas rapidos de hacer. Hay unas cuantas tartas, tambien. Tenemos que revisar los pedidos y pensar que vamos a hacer primero. La recogida para el reparto de manana es a las cinco y media. Tenemos que sacar adelante la mayor parte de estos pedidos hoy -dijo Jesse, y miro a Nicole-. Vamos a necesitar mas ayuda.

– Voy a llamar a Hawk. Tal vez algunos de sus jugadores, o de sus amigos, quieran un trabajo temporal.

– Yo hare el inventario para que podamos empezar. Tenemos que atender los pedidos.

Las dos hermanas fueron en direcciones distintas.

Mientras Jesse contaba las grandes botellas de vainilla y las latas de nueces, no podia dejar de pensar en Matt y en lo que habia ocurrido unos cuantos dias antes…, despues del incendio. No queria pensar en el. Era demasiado desconcertante.

Miro el ordenador. El numero de pedidos aumentaba minuto a minuto. Sintio una inyeccion de adrenalina. Por fin, una crisis que ella podia solucionar.

Matt espero con azoramiento mientras Gabe saltaba del asiento del coche al suelo. Su nuevo BMW 5 Series tenia los ultimos adelantos en seguridad, incluyendo air bags laterales. Y el habia conducido hasta el acuario sin sobrepasar el limite de velocidad ni una sola vez.

– Yo me encargo de la puerta -dijo a Gabe, y la cerro-. Eh…, he estado investigando un poco en Internet. Hay una zona donde se pueden tocar muchas cosas. Plantas y animales. Bueno, animales no. Vida marina. Estrellas de mar.

Gabe lo miro cuando se detuvieron junto a un semaforo.

– ?Vamos a cruzar la calle?

– Si.

– Tienes que tomarme de la mano.

– Oh, claro.

Matt agarro la manita de su hijo. Se sentia superado e inepto. ?En que estaba pensando al querer estar un rato a solas con Gabe? No sabia lo que estaba haciendo, ni siquiera habia sabido que silla para el coche tenia que comprarle. Habia tenido que ayudarle su madre.

El semaforo se abrio y cruzaron la calle. Cuando llegaron al acuario. Matt saco las entradas, tomo un mapa y entro.

– Hay charlas durante todo el dia -dijo-. He pensado que a lo mejor te gustaria ir a la de los pulpos.

A Gabe se le ilumino la cara.

– Si. Eso me gusta.

Matt senalo el mapa.

– ?Que mas te interesa?

Gabe miro el folleto desplegado y despues miro a Matt. El brillo de sus ojos se apago un poco.

– No se leer, papa.

Matt maldijo en silencio.

– Lo siento -murmuro, sintiendose como un idiota-. Vamos a dar un paseo y buscamos algo divertido.

Gabe suspiro y siguio caminando a su lado.

Las cosas no deberian ser asi. Matt se sentia mas y mas frustrado a cada minuto que pasaba. Era su hijo. Deberia ser posible que pasaran un par de horas juntos sin tener ningun roce.

Sin saber que otra cosa podia hacer, Matt siguio las indicaciones hacia la Cupula Submarina. Entraron por un tunel que se abria a una zona en mitad del inmenso acuario. Estaban rodeados de agua y de peces. Gabe senalo y corrio hacia el cristal.

– ?Mira! ?Mira!

Fue corriendo de un lado a otro, incapaz de asimilarlo todo. Matt lo observo y se relajo un poco. Quiza todo saliera bien.

Pasaron un largo rato en la Cupula. Despues, le pregunto al nino:

– ?Quieres un helado?

Gabe asintio.

Compraron helado y un refresco, y despues fueron a la charla sobre pulpos. Gabe escucho atentamente durante quince minutos, mientras comia su helado y se manchaba la camiseta. Despues comenzo a moverse con inquietud. Matt lo saco de la charla y le pregunto adonde queria ir despues, pero Gabe se inclino, se agarro el estomago y vomito sobre el suelo de cemento.

Una mujer con el uniforme del acuario se acerco a ellos.

– Pobre nino. Demasiado helado, ?no? El bano esta por alli. Voy a llamar al servicio de limpieza.

Gabe se quedo alli plantado con cara de consternacion. Matt no sabia que hacer.

– Vamos -le dijo, mientras lo guiaba hacia los banos-. ?Has terminado? ?Necesitas vomitar mas?

Gabe nego con la cabeza. Matt tomo toallas de papel, las humedecio y comenzo a limpiarle la cara a Gabe. No sabia que decir. El helado era un poco grande. El no se habia terminado el suyo, en cambio Gabe si; y despues se habia tomado el refresco. Habia sido un error.

?Quien le compraba a un nino de cuatro anos un helado y un refresco a la vez? Solo un idiota. Era un idiota, no podia estar a solas con su propio hijo. En aquella ocasion habia conseguido que se pusiera enfermo; la proxima vez podria ser peor.

Frustrado y enfadado, le froto los brazos a Gabe, y despues las manos, mientras seguia despotricando contra si mismo.

De repente, un pequeno sollozo le llamo la atencion. Miro a Gabe y se dio cuenta de que se le estaban cayendo unas lagrimas muy gruesas por las mejillas.

– ?Que te pasa? ?Estas enfermo, necesitas ir al hospital? Dime, ?que te pasa?

Gabe lloro mas. Matt se agacho frente a el, impotente.

– ?Por que lloras, pequeno?

– Estas enfadado conmigo -dijo Gabe entre sollozos.

– ?Como? No. ?Por que dices eso?

– Me estas haciendo dano -dijo el nino, y senalo una mancha roja que tenia en el brazo, donde Matt le habia frotado con fuerza-. Parece que estas enfadado, y no hablas conmigo.

Hubo mas lagrimas, y un par de sollozos desgarradores.

Matt se sintio horriblemente mal. Mientras estaba fustigandose, no se habia preocupado de su hijo. Otra manera mas de ser un peligro para el nino.

– Claro que no estoy enfadado contigo. Estoy enfadado conmigo mismo.

Eso capto la atencion de Gabe. El nino se limpio la nariz con el dorso de la mano.

– ?Por que?

– Porque has vomitado por mi culpa. Queria comprarte algo que te gustara, pero no me di cuenta de que todavia estas creciendo. No sabia que te iba a hacer vomitar. Y el refresco no ha ayudado mucho. Me senti mal, y me enfade conmigo mismo.

– ?No estas enfadado conmigo?

– No. Me lo estoy pasando muy bien contigo.

Gabe sonrio entre las lagrimas.

– Yo tambien -susurro, y despues se arrojo en brazos de Matt.

Su cuerpo era pequeno y delgado. Matt sentia sus huesos. El peso que se apoyaba en el era desconocido, pero perfecto. Le devolvio el abrazo al nino, y noto que unos brazos delgados le rodeaban el cuello. Noto los latidos del corazon de Gabe.

Aquel era su hijo. Lo entendio por primera vez. Su hijo. El era responsable de que aquel nino estuviera vivo.

Lo estrecho con fuerza, pero rapidamente, relajo los brazos para no hacerle dano. Gabe se quedo pegado a el.

– ?Como te sientes? -le pregunto.

– Bien -dijo Gabe-. Cansado.

Llevaban poco mas de una hora en el acuario, pero quiza a los cuatro anos, eso era mas que suficiente.

– ?Quieres que volvamos a casa? -le pregunto.

Вы читаете Dulces problemas
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату