El la lleno completamente, y ella se inclino hacia delante y se apoyo sobre el colchon. Entonces Matt la agarro por las caderas.

– Jesse… -susurro con voz tensa.

Ella sonrio. Eso era lo que queria. Tener la oportunidad de proporcionarle placer. Permitio que el estableciera el ritmo mientras se deslizaba hacia arriba y hacia abajo, llevandolo al limite.

– Hazlo conmigo -le pidio el.

– No. Quiero mirarte.

Jesse empujo hacia abajo una vez mas, y noto que el se quedaba rigido. Se movio mas deprisa, y el se aferro a ella, como si estuviera intentando mantener el control. Despues emitio otro grunido y estuvo perdido.

Ella siguio moviendose hasta que las manos de Matt quedaron inmoviles en sus caderas. El tenia los ojos cerrados y los rasgos tensos. Jesse espero a que la mirara. Despues se inclino y lo beso.

– Te quiero. Matt.

El la abrazo y rodo por la cama hasta que quedo sobre ella.

– Yo te quiero mas.

– Imposible.

– ?Quieres apostarte algo?

– Claro.

– Te lo voy a demostrar.

Jesse se echo a reir.

– Estoy impaciente por ver como lo intentas.

Capitulo Once

Presente…

Jesse estaba sentada en la cocina, tomandose el primer cafe, intentando despertarse. Por una vez no tenia que estar en la pasteleria de madrugada, asi que dormir hasta las siete era todo un lujo. O lo hubiera sido, si ella hubiera podido dormir de verdad. Por desgracia, habia pasado la noche inquieta, sin poder relajarse. Y cuando por fin lo habia conseguido, habia sonado con Matt. La habia obsesionado con sus besos y sus caricias, hasta que ella se habia despertado excitada e incomoda.

Agarro la taza con ambas manos e inhalo el aroma que desprendia el cafe. Paula entro en la cocina.

– ?Sabes donde hay que buscar? -pregunto a Jesse mientras le entregaba el periodico.

El anuncio de los nuevos brownies, junto al cupon de descuento, deberia haber salido aquel dia.

– No tengo ni idea. Quiza Nicole no lo haya puesto.

– No deberia hacer eso.

Jesse no estaba tan segura. Su hermana estaba furiosa con ella aquellos dias.

Dividio el periodico en secciones, le dio a Paula la mitad y ambas comenzaron a buscarlo. De repente, Paula comenzo a reirse.

– No importa lo que haya hecho tu hermana -le dijo-. Creo que se va a enfadar mucho.

– ?Por que?

Paula carraspeo y comenzo a leer.

– «Confieso que no soy muy aficionada a la bolleria. Las magdalenas me dejan fria. Las tartas de cafe me producen bostezos. Sin embargo, me encanta el chocolate, asi que cuando un amigo mio comento a delirar sobre los nuevos brownies de la famosa Pasteleria Keyes, pense que debia probarlos. Despues de todo, una reportera tiene que estar dispuesta a hacer los trabajos mas duros. Asi que fui y compre un brownie de cada clase. Los hay con y sin nueces».

Paula miro a Jesse.

– Preparate.

Jesse asintio. No podia hacer otra cosa que escuchar y rezar para que la critica fuera buena.

– «Seattle, tenemos un nuevo nirvana. Olvidad las mezclas de chocolate y moca, los cafes con leche con nata y todas las demas formas de placer decadente de vuestra vida. Abandonad vuestras tareas y encaminad vuestros pasos directamente a la Pasteleria Keyes. Pedid todos los brownies que podais comprar, y despues entregaos a un lujo de chocolate delicioso, rico, increible, que os proporcionara una energia diferente a cualquier cosa que hayais podido experimentar en esta vida».

Paula continuo leyendo, pero Jesse no oia nada. No tenia que hacerlo. Los brownies eran un exito, lo habia conseguido. Se echo a reir: aquel iba a ser un buen dia.

Jesse aparecio para su turno de las diez de la manana. Todo el edificio estaba inmerso en el caos. El aparcamiento estaba abarrotado, habia docenas de personas formando cola, y cuando Jesse dio cinco pasos hacia el interior de la pasteleria, se encontro con una Nicole nada contenta.

– ?Lo sabias? -le pregunto su hermana-. ?Sabias lo de la critica?

– La lei en el periodico esta manana.

Nicole no parecia muy convencida.

– No tenemos suficientes. Vamos a quedarnos sin existencias en menos de una hora. ?Que le voy a decir a la gente?

Jesse la miro fijamente.

– No lo se. Si lo hubiera sabido, te lo habria dicho. ?No crees que preferiria que estuvieramos preparadas para esta avalancha? Como minimo, habria querido restregartelo por las narices.

Eso debio de convencer a su hermana.

– Esto es un desastre -murmuro Nicole-. Estan comprando de media docena en media docena. Los hacemos todo lo rapidamente que podemos, pero la capacidad de produccion del obrador es limitada. No se suponia que iba a ser asi.

Jesse paso por alto lo que implicaban aquellas palabras: que sus brownies no podian tener exito. En aquel momento, tenian un problema mas importante.

– ?Hay pedidos telefonicos?

– Unos pocos.

Jesse supuso que habria muchos.

– Esto va a empeorar. ?Y si alquilamos una cocina de forma temporal? Con un par de hornos comerciales valdria. Eso tendria un coste muy bajo.

– Me parece una solucion casi permanente para un problema pasajero.

Jesse no creia que fuera pasajero, pero decidio no comentarlo.

– Podriamos vender los excedentes por Internet.

Su hermana rugio.

– ?Es que no vas a dejar eso de una vez?

– No. Es una idea muy buena, dinero facil. Tengo la pagina de Internet preparada. Lo unico que hace falta es encontrarle un hospedaje y estaremos en la Red.

– ?Otra de tus clases de la universidad?

– Si -dijo Jesse-. He investigado sobre cuales son los mejores embalajes y el mejor material de envio. En dos dias podriamos estar funcionando.

– No -dijo Nicole.

– ?Es que no puedes demostrar ni una pizca de entusiasmo por lo que esta pasando? -pregunto Jesse, con una sensacion de amargura y derrota-. No estas contenta porque la receta es mia.

– Soy precavida porque tengo una responsabilidad hacia este negocio, y hacia mis empleados. No puedo malgastar los recursos porque tu creas que es una buena idea. Estamos hablando de mucho dinero. Yo tengo que pagar las nominas de la gente que depende de mi. No puedo permitirme cometer un error.

Jesse senalo hacia el aparcamiento.

– No es un error.

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