Nicole apreto los labios.

– ?Y eso de ganarte tu sitio?

– Me estoy dejando la piel trabajando aqui, y lo sabes. Aunque estoy dispuesta a invertir mi tiempo, no estoy dispuesta a permitir que lo que tu sientes en cuanto al pasado nos impida tener exito.

– Muy bien. Pon los anuncios. Haz tus brownies, pero no te hagas demasiadas ilusiones. No valen tanto.

Jesse recogio sus papeles y salio de la oficina de su hermana. Se fue a la parte trasera del local, a los servicios, y se encerro alli hasta que se le pasaron las ganas de llorar. Despues salio del edificio y entro en su coche. Sin pensarlo, miro las llamadas recientes de su movil y llamo a uno de los numeros.

– Oficina de Matthew Fenner -dijo una mujer-. ?En que puedo ayudarle?

– Eh, hola, soy Jesse. ?Esta Matt?

– Un momento, por favor. Voy a comprobarlo.

Unos segundos despues, Jesse oyo la voz de Matt.

– ?Jesse? ?Va todo bien?

– Claro. No se por que he llamado -entonces recordo que se habia prometido a si misma que no iba a mentir mas-. Eso no es cierto. He llamado porque he tenido otra pelea con Nicole. Los brownies se venden muy bien, pero ella no quiere escuchar mis ideas. Sigue pensando que soy una inutil, quiere que fracase. Y esta empezando a afectarme. Eso es todo. Necesito hablar, pero se que tu estas ocupado…

Hubo una pausa, y despues el la dejo asombrada al decirle:

– ?Por que no vienes a mi despacho y despotricas en persona?

– ?De verdad? ?Ahora?

– Claro. ?Donde estas?

– En la pasteleria.

– Ven a la oficina. Pedire que nos traigan la comida. Puedes llamarle a tu hermana todo lo que quieras, y yo estare de acuerdo.

Pese a todo, ella sonrio.

– Me gustaria.

Treinta minutos despues, aparco y entro en el edificio que albergaba la empresa de Matt. Miro las oficinas, y se dio cuenta de que cuanto mas se acercaban hacia el final, mas grandes eran. Al fondo del pasillo, torcio hacia la izquierda y vio a una mujer de unos cincuenta anos sentada en un escritorio.

– Tu debes de ser Jesse -dijo la mujer-. Yo soy Diane. Matt te esta esperando.

– Hola -dijo Jesse, preguntandose si aquella era la mujer que le decia a Matt lo que tenia que hacer.

Diane entro en el despacho de Matt.

– Ha llegado Jesse -anuncio.

– Gracias, Diane. Diles que reserven la comida hasta que la pidamos.

Diane sonrio a Jesse, salio del despacho y cerro la puerta.

– Parece que Nicole esta haciendotelo pasar mal -le dijo el, a modo de saludo.

– Deberia irme -murmuro Jesse.

– No. Ya estas aqui. Sientate -dijo Matt, y la guio hasta un sofa junto al gran ventanal con vistas-. Vamos, cuentame -le pidio, acomodandose al otro lado del sofa y mirandola fijamente.

Ella se echo a reir.

– Eres un hombre, Matt. Tu no hablas. Tu arreglas el problema, conquistas a tus enemigos y te vas a celebrarlo con una gran juerga.

– Soy mas evolucionado que eso, y nunca me voy de juerga. Ahora, habla.

– Yo… -comenzo Jesse, y suspiro-. No se por que se molesto Nicole en dejar que comenzara a trabajar de nuevo en la pasteleria. Solo esta esperando a que fracase. No hace nada por ayudar a lanzar los brownies, y boicotea todo lo que quiero hacer.

– Tu eres propietaria tambien, ?no? ?No puedes obligarla a hacer lo que tu quieres?

Jesse se encogio de hombros.

– Ya he intentado utilizar ese argumento, y a ella no le gusto mucho. No estoy pidiendo que me de un trato especial, solo quiero que los brownies tengan una oportunidad. Que ella no espere siempre lo peor. Hace cinco anos, pero no ha superado nada de lo que ocurrio. Yo he cambiado, pero ella no se da cuenta.

Entonces miro a Matt, sus ojos oscuros y su boca familiar, que ahora besaba de un modo tan diferente.

– Supongo que los dos teneis eso en comun.

– Yo se que has cambiado -dijo el.

– Pues no lo parece. Yo no te engane, Matt. ?Cuantas veces tengo que decirtelo, cuantas veces tengo que explicarme? -pregunto y, de repente, se puso en pie-. ?Sabes una cosa? Estoy cansada de todo esto. Estoy cansada de ella, y de ti, y los dos podeis iros al infierno.

El se levanto tambien.

– ?Te sientes mejor?

– Un poco. Estoy verdaderamente enfadada.

– ?De veras? No me habia enterado, con todo lo que has dicho.

Sin querer, a pesar de todo lo que estaba sucediendo, ella sonrio. Despues se echo a reir.

– Demonios, Matt, no estoy de broma.

– Yo tampoco -dijo el, y le senalo el sofa-. ?Quieres que nos sentemos otra vez?

Ella se sento.

– Lo siento. Estoy un poco nerviosa.

– Jesse, tu sabias que ibas a volver. Lo supiste durante un tiempo. Has tenido ocasion de hacer planes, de pensarlo todo. Sabes lo que quieres y como vas a conseguirlo. Nosotros no tenemos esa ventaja. Apareces aqui sin avisar, y esperas que Nicole y yo nos pongamos tan contentos. Todavia estamos intentando asimilarlo.

Aunque no quisiera, Jesse tuvo que admitir que tenia razon.

– No me gusta que uses la logica contra mi.

– Lo siento. Es lo unico que tengo -dijo, y la miro fijamente-. Estoy muy enfadado por lo de Gabe. Se que me dijiste que estabas embarazada, pero sabias que yo no te crei. Y ya nunca intentaste ponerte en contacto conmigo otra vez. No te molestaste en avisarme cuando nacio. ?Que pasa con eso?

?Y ahora era ella la mala? Jesse se puso en pie de nuevo.

– ?Y que pasa con todas las cosas que me dijiste? ?No me dijiste que no te importaba que el nino fuera tuyo?

El se levanto.

– Me equivoque, pero tu tambien. Sabias que Gabe era mio. Tendrias que haberlo intentado mas veces.

– Y tu no me habrias escuchado.

– Nunca podremos saber lo que habria hecho.

Ella lo miro durante un largo instante. Se habia quedado avergonzada.

– Matt -susurro, luchando por contener las lagrimas-. Lo siento. Me hiciste tanto dano…

– Lo se. Lo siento. No sabes cuanto me arrepiento de lo que dije.

Matt la observo. Dios, era muy guapa. Eso no habia cambiado, o si: habia mejorado con el tiempo. Era la mujer mas sexy que el habia conocido en su vida.

Se acerco a ella, y al sentir su vulnerabilidad, fue casi como si pensara de verdad todo lo que habia dicho. Aunque no iba a permitirse olvidar lo que ella habia hecho.

– Me estas confundiendo -admitio Jesse.

El le acaricio el labio inferior con el pulgar.

– Es parte de mi encanto.

– Siempre fuiste encantador.

– Solo era un bicho raro, y un loco de los ordenadores que vivia con su madre.

Jesse sonrio.

– Yo nunca te vi asi.

Eso era cierto, penso Matt, al recordar lo facilmente que lo habia ayudado. Jesse lo habia cambiado todo y, mientras lo hacia, el se habia enamorado de ella. Se habia quedado asombrado cuando Jesse habia admitido que

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