– Se llama Gabe -dijo Jesse suavemente-. Gabriel. Tiene cuatro anos y es un nino muy bueno. Es listo y divertido, y tiene muchos amigos. Se le dan muy bien las matematicas, cosa que seguramente ha heredado de ti.

Matt no podia concentrarse en las palabras. Las oia, pero no tenian sentido. Solo podia sentir ira, furia. ?Ella habia tenido un hijo suyo y no se habia molestado en decirle nada?

– ?Deberias habermelo dicho! -exclamo, con la voz alterada por la rabia.

– Te lo dije, pero tu no me creiste. ?No te acuerdas? Tus palabras exactas fueron que no te importaba que estuviera embarazada de un hijo tuyo. Que no querias tener un hijo conmigo -dijo Jesse. Despues se irguio de hombros-. Quiere conocerte. Matt. Quiere conocer a su padre. Por eso he venido, porque es muy importante para el.

No era importante para ella. Jesse no tenia que decirlo. El ya lo sabia.

Matt le tendio las fotos, pero ella nego con la cabeza.

– Quedatelas. Se que esto es dificil de asimilar. Tenemos que hablar, y tu tienes que conocer a Gabe. Suponiendo que quieras hacerlo.

El asintio, porque estaba demasiado encolerizado como para hablar.

– Mi numero de movil esta en el reverso de la primera fotografia. Llamame cuando quieras y pensaremos en algo -dijo Jesse, y titubeo-. Siento todo esto. Queria hablar contigo antes de venir, pero no lo consegui. No queria ocultartelo. Es solo que tu me dejaste muy claro que no te importaba.

Despues se dio la vuelta. Matt observo como se marchaba. Cerro la puerta y se encamino a su despacho.

Electra aparecio en el pasillo.

– ?Quien era? ?Que queria? No estaras saliendo con ella, ?verdad. Matt? No parecia tu tipo.

El no le hizo caso y se encerro en el despacho. Despues se sento en su escritorio, extendio las fotos en el y las estudio una por una.

Electra siguio llamando, pero no abrio. Oyo que ella decia algo de marcharse, pero no se molesto en responder.

Tenia un hijo. Un hijo de mas de cuatro anos, del que nunca habia sabido nada. En realidad, Jesse habia intentado decirle que el nino era suyo antes de marcharse de Seattle, pero ella sabia que no la habia creido, despues de lo que habia ocurrido. Habia hecho todo aquello a proposito.

Tomo el auricular del telefono y marco un numero de memoria.

– Heath, soy Matt. ?Tienes un minuto?

– Por supuesto. Vamos a salir en el barco, pero tengo tiempo. ?Que ocurre?

– Tengo un problema.

Rapidamente, le explico que una antigua novia suya se habia presentado inesperadamente en su casa y le habia dicho que tenia un hijo de cuatro anos.

– Lo primero que hay que hacer es establecer la paternidad -dijo su abogado-. ?Que posibilidades hay de que seas el padre?

– Es mio -dijo Matt mirando las fotografias y odiando mas y mas a Jesse a cada segundo que pasaba. ?Como habia podido ocultarle algo asi?

– Entonces ?que es lo que quieres hacer? -le pregunto Heath.

– Hacerle todo el dano posible a esa mujer.

Capitulo Dos

Cinco anos atras…

Jesse le dio un sorbito a su cafe con leche y siguio leyendo las ofertas de trabajo del Seattle Times. No estaba buscando trabajo. No estaba cualificada para nada de lo que queria hacer, y nada para lo que estuviera cualificada era mejor que su horrible turno en la pasteleria. Asi pues ?que sentido tenia cambiar?

– Alguien tiene que mejorar su actitud -se dijo, sabiendo que el hecho de sentirse una fracasada no iba a ayudarla en su situacion. Tampoco el sentirse atrapada. Sin embargo, ambos sentimientos estaban muy presentes en su vida.

Quiza fuera debido a su mas reciente pelea con Nicole, aunque las peleas con su hermana no fueran nada nuevo. O quiza su total falta de rumbo. Tenia veintidos anos. ?No deberia tener objetivos? ?Planes? En aquel momento, lo unico que hacia era dejar que pasaran los dias, como si estuviera esperando a que ocurriera algo. Si se hubiera quedado en el colegio universitario, ya se habria graduado, pero solo habia durado alli dos semanas antes de irse.

Plego el periodico, se irguio en el asiento e intento inspirarse para llevar algo a cabo. No podia seguir a la deriva.

Le dio otro sorbito a su cafe y medito sobre las posibilidades. Antes de que pudiera decidirse por algo, un chico entro por la puerta de Starbucks.

Jesse solia ir bastante por alli y no lo habia visto nunca. Era alto, y podia haber sido mono, pero todo en el era una equivocacion. Su corte de pelo era un desastre y sus gafas gruesas lo catalogaban a gritos como un cerebrito de los ordenadores. Llevaba una camisa de manga corta de tela escocesa demasiado grande para el, y un protector de bolsillo. Peor todavia, sus vaqueros eran demasiado cortos, y calzaba unas zapatillas deportivas anticuadas con calcetines blancos. Pobre hombre. Parecia que lo habia vestido una madre a la que no caia muy bien.

Jesse estaba a punto de volver a su periodico cuando vio que el chico se erguia de hombros con un gesto de determinacion. Y pedir cafe no era tan dificil.

Se dio la vuelta en su asiento y vio a dos mujeres en una mesa que habia en el otro extremo del local. Eran jovenes y guapas. Parecian modelos, de las que salian con las estrellas del rock. No podia hacerlo, penso Jesse freneticamente. A ellas no. No solo estaban fuera de su alcance, sino que estaban en otro plano de la realidad.

Sin embargo, el chico camino hacia ellas con las manos ligeramente temblorosas. Tenia la mirada fija en la morena de la izquierda. Jesse sabia que aquello iba a ser una catastrofe. Probablemente deberia marcharse y dejar que se estrellara en privado, pero no pudo hacerlo, asi que se quedo acurrucada en su asiento y se preparo para soportar el desastre.

– Eh… ?Angie? Hola. Soy… eh… Matthew. Matt. Te vi la semana pasada en una sesion fotografica, en el campus. Me tropece contigo.

– ?Te refieres a la sesion en Microsoft? -le pregunto Angie-. Fue muy divertido.

La voz del chico era grave y tenia potencial para ser sexy, penso Jesse. Ojala no tartamudeara tanto. Parecia muy timido.

Angie lo miro amablemente mientras hablaba, pero su amiga fruncio el ceno con un gesto de fastidio.

– Estabas muy guapa -murmuro Matt-, con la luz, y todo eso, y me preguntaba si te apeteceria tomar un cafe, o algo, no tiene por que ser un cafe, podriamos ir a dar un paseo, o no se…

«?Respira!», penso Jesse, deseando con todas sus fuerzas que el dividiera su monologo en frases. Sorprendentemente, Angie sonrio. ?Seria posible que aquel bicho raro ligara con la chica?

Al parecer. Matt no se dio cuenta, porque continuo hablando.

– O podriamos hacer cualquier otra cosa. Si tienes alguna aficion o, ya sabes, una mascota, un perro, supongo, porque me gustan los perros. ?Sabias que la gente tiene mas gatos como mascota que perros? Para mi no tiene sentido, porque ?a quien le gustan los gatos? Yo soy alergico, y no hacen mas que echar pelo.

Jesse se encogio al ver que Angie se ponia muy seria, y que su amiga arrugaba la cara como si fuera a llorar.

– ?Pero que dices? -se escandalizo Angie, que se puso en pie y fulmino al pobre muchacho con la mirada-. Mi amiga tuvo que sacrificar a su gato ayer. ?Como has podido decir algo asi? Creo que es mejor que nos dejes tranquilas ahora mismo. ?Vete!

Matt se quedo mirandola con los ojos muy abiertos, con una total confusion. Abrio la boca, y despues volvio a

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