– Enhorabuena -comento Gracie, levantando su vaso.

– Aun no estoy embarazada.

– Lo se, pero lo estaras. Si, Vaya, por fin voy a conseguir ser tia.

El almuerzo con Jill habia conseguido animar un poco a Gracie. Ni siquiera la visita al hotelito de Pam y la negociacion con ella la habian disgustado. Penso en regresar directamente a su casa, pero aun le quedaba una cosa por hacer, aunque no le apeteciera.

No obstante, no podia posponerse mucho mas tiempo. Se dirigio al centro de la ciudad y aparco. A continuacion, se dirigio al edificio del banco. Durante los siguientes cinco minutos, no pudo hacer otra cosa mas que caminar por delante de la entrada, tratando de reunir el valor para poder entrar. Justo cuando acababa de convencerse de que seria mejor dar la informacion por telefono, una mujer ataviada con un traje de tweed salio del banco y se dirigio directamente a ella.

– ?Es usted Gracie Landon? Soy la secretaria del senor Whitefield. Me ha pedido que salga y la acompane a su despacho.

– Dejeme adivinar -comento ella, mirando hacia arriba-. Me ha visto desde la ventana.

– Exactamente.

Gracie suspiro y se dispuso a seguir a la secretaria hasta el ultimo piso del edificio del banco Una vez alli, la secretaria la acompano al despacho de Riley.

– ?Es tu tio? -pregunto, senalando el cuadro que dominaba la estancia.

– Si. Me han dicho que me parezco mucho a el.

– Eso no puede ser bueno -observo ella, tras contemplar mas detenidamente el cuadro-. Se lo que estas pensando.

– Lo dudo.

– No te estaba acosando ni vigilando ni nada por el estilo. Simplemente me sentia algo nerviosa por el hecho de venir a verte, por lo que estaba tratando de reunir el valor suficiente.

– ?Que decidiste?

– Que seria mejor que te llamara por telefono.

– Ahora ya estas aqui.

– Ya lo se.

Tomo asiento y se coloco el bolso en el regazo. Rebusco en el hasta que encontro el tubo de antiacidos y se metio un par de ellos en la boca.

Penso que Riley estaba muy guapo. No sabia si era por el elegante traje, el contraste entre el cabello oscuro y la camisa blanca y la corbata, pero no podia apartar los ojos de el.

– Tomas muchos de esos -observo el, senalando el tubo.

– Tengo un estomago muy sensible que reacciona facilmente al estres.

– ?Has ido a ver a un medico?

– ?Ni hablar! -exclamo ella, tras volver a meter el tubo en el bolso-. Los medicos querrian hacer un monton de desagradables pruebas. Ademas, ?y si hay algo malo? No quiero saberlo.

– Sin embargo, asi te lo podrian solucionar.

– Mira, no he venido a hablar de mi salud. ?Te importa que hablemos? -pregunto ella, cambiando rapidamente de tema.

– Por supuesto que no.

– Yo… -susurro ella. Dado que ya contaba con la atencion de Riley, no sabia por donde empezar-. Yo… Bueno, se trata de un par de cosas. En primer lugar, de mi hermana. He descubierto que tiene una cierta tendencia a exagerar las cosas, especialmente en lo que se refiere a Zeke. No estoy segura de que el este haciendo algo.

– Por supuesto que lo esta haciendo.

– ?Como lo sabes? -pregunto ella, muy sorprendida por aquella respuesta,

– El mismo me lo ha dicho. Cuando le dije que me contara lo que estaba haciendo, admitio que habia algo, pero me juro que no tenia nada que ver con su matrimonio y que no se trataba de nada ilegal. Me dijo que no habia otra mujer.

– Oh… Bueno, eso significa que ya no tenemos que seguir vigilandole. Al menos, yo no quiero seguir haciendolo. Si tu si lo deseas, depende de ti Espero que no se este acostando con Pam. Eso seria… Demasiado desagradable. Y, hablando de Pam, ella vino a visitarme hoy y me ofrecio alquilarme su nueva cocina industrial en el hotel que esta a punto de abrir. Aunque no me gusta estar implicada con ella en nada, me imagine que podria utilizarla y asi ver que hace ella. Desde la distancia, por supuesto.

Riley se puso de pie y rodeo el escritorio. Entonces se sento sobre la mesa, muy cerca de Gracie

– ?Que es lo que te ha dicho?

– Bueno, sabe que hago pasteles y me ha ofrecido sus hornos por un precio, por supuesto. Fui a verlos y me parecieron fabulosos, por lo que acordamos que yo se los iba a alquilar para poder trabajar alli.

– Me parece un buen plan. Entonces, ?por que no me pareces demasiado contenta?

– No me pasa nada. Estoy bien.

– Mira, Gracie, a mi no me enganas. Se que ha ocurrido algo.

– Yo… -susurro ella, tragando saliva-. Bueno, mi madre vino a verme hace un par de dias. No estaba muy contenta con la foto del periodico ni con el articulo. Me dijo que yo iba a hacer que volvieran a empezar las habladurias. Que lo que habia hecho durante la adolescencia era malo, pero que ahora resultaba patetico. Yo creo que seria mejor que no siguieramos investigando juntos -anadio, sin dejar de mirar el suelo-. Asi, la gente no hablara de nosotros. Yo puedo afrontar muchas cosas, pero que me llamen patetica no es una de ellas. Entre haber regresado, los pedidos que tengo que hacer, mis hermanas y todo lo demas…

Riley la contemplo durante un instante. Entonces, le tomo las manos y la hizo ponerse de pie. Antes de, que ella pudiera hablar, la tomo entre sus brazos.

– Las familias lo fastidian todo -murmuro contra el cabello de Gracie-. Mira lo que mi tio me esta haciendo a mi.

– Jamas me habia parado a pensarlo antes y no lo quiero pensar ahora, pero tal vez tengas razon.

– Por supuesto que la tengo.

Por mucho que a Riley le gustara tenerla en brazos, la solto y le enmarco el rostro entre las manos.

– Tu no eres patetica -afirmo-. Nadie cree que lo seas. Si tu madre te ha dicho eso, se equivoca. No se que le ha llevado a decir eso pero no es tu problema. ?Me comprendes?

Gracie asintio. A Riley le dio la sensacion de que ella estaba a punto de echarse a llorar. Trato de ser fuerte, pero, como todos los hombres, seria capaz de hacer cualquier cosa para evitar que una mujer se echara a llorar. Por lo tanto, hizo lo unico que se le ocurrio para distraerla.

La beso.

Capitulo 8

Mientras abrazaba a Riley, Gracie penso que aquello no era tan buena idea. Se suponia que debia apartarse de el, ser fuerte y…

“Al diablo”, penso. Cerro los ojos y se entrego en cuerpo y alma a aquel beso. Riley olia tan bien… Sabia tan bien… ?Que idiota seria capaz de apartarse de alguien asi?

Sin dejar de acariciarle el rostro con los dedos, el profundizo el beso. Gracie abrio los labios. Dejaba que el la reclamara por completo de un modo que la hiciera olvidarse del resto del mundo. La lengua de el danzaba con la suya y le provocaba deliciosos escalofrios por la espalda.

La calidez que emitia su cuerpo le hizo desear fundirse con el para no volver a sentir el frio. Era tan fuerte, tan solido… El deseo se apodero de ella. Las llamas de la necesidad empezaron a consumirle el sentido comun y la hacian pensar en otras posibilidades. El escritorio era muy grande y se apostaba algo a que la puerta tenia pestillo. Sin duda, una hora o dos en brazos de Riley le curarian todas sus penas.

Se acerco un poco mas a el y se froto contra su cuerpo. Deseaba que sus cuerpos se rozaran por todas partes. Sentia los senos henchidos. Queria que el se los tocara, alli y entre las piernas, donde la necesidad era

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