Tras colocar a la perra en tierra, Riley subio por a escalerilla. Gracie se le acerco rapidamente para darle una toalla. Entonces, vio que el perro le habia aranado el pecho.

– Lo siento mucho -dijo-. Estoy segura de que lo ha hecho porque estaba asustada.

– Me duele tanto como silo hubiera hecho a proposito.

La vecina envolvio a la perrita en una toalla y empezo a hablarle muy suavemente.

– Buena chica. Bonita mia… Tienes que alejarte de esa piscina tan mala. No se como darle las gracias -le dijo a Riley.

– No importa -comento el-. Buenas noches.

– Espere, me gustaria pagarle algo.

Riley nego con la mano y siguio andando. Gracie echo a correr tras el.

– Tenemos que limpiarte esta herida -le dijo-. Esos aranazos podrian…

No consiguio terminar la frase. Cuando estaban a punto de meterse en la casa, se vio un potente fogonazo de luz. Segundos mas tarde, se escucharon unos pasos que se alejaban. A continuacion, la puerta de un coche se cerro con fuerza, se oyo un motor y un vehiculo que se alejaba a toda velocidad.

Capitulo 11

– Esto no puede estar ocurriendo -dijo Gracie, con un tono de voz que estaba muy cerca de ser un quejido.

En vez de responder, Riley le tomo la mano y la metio en la casa. Guando la puerta estuvo cerrada, se miro los aranazos que tenia en el pecho. Maldito perro.

– Si, lo de esa perrita ha estado mal, pero, ?has visto a ese tipo de la camara? ?Que esta pasando? ?Quien esta haciendo esto? ?Por que? Estoy empezando a tener miedo. Un hombre estaba acechando en el exterior de mi casa. Evidentemente, estaba siguiendo a uno de nosotros y… Al cuarto de bano -dijo, tras mirarle los aranazos del pecho y hacer un gesto de dolor-. Ahora mismo.

Riley la siguio obedientemente al cuarto de bano. Alli, Gracie rebusco en el armarito y saco un tubo.

– No creo que esto te duela mucho, pero tengo que desinfectarte esos aranazos. ?Crees que deberiamos lavarlos primero?

– Creo que de eso ya se ha encargado la piscina. El agua estaba muy fria, pero note el olor del cloro.

Gracie bajo la mirada y se fijo en los pantalones.

– Se te van a estropear.

A Riley no le importaban demasiado los pantalones ni los aranazos del pecho. Lo que si le preocupaba era el hombre que estaba tomando las fotografias. La vida de Gracie no apoyaba el hecho de que tuviera enemigos que estuvieran tratando de arruinarle la vida, lo que dejaba tan solo una alternativa. Alguien estaba vigilandolo a el.

?Por que razon? ?No le gustaba a alguien que el dirigiera el banco? Se imagino que era posible, pero no demasiado probable. Eso solo dejaba a Franklin Yardley, alcalde de Los Lobos, un hombre decidido a no perder las elecciones.

– Respira profundamente -dijo ella, mientras abria el tubo de unguento.

– Te prometo no gritar.

– Me alegra saberlo.

Mientras ella le aplicaba la crema, Riley considero las posibilidades. El unico modo de que aquel maldito fotografo pudiera haber estado alli en el momento preciso era que hubiera estado vigilando la casa. Por lo tanto, alguien estaba siguiendo a Riley. O alguien le habia dado un soplo.

Miro a Gracie. De todas las personas en la ciudad, ella era la que mas sabia de sus idas y venidas. Habia dudado un poco antes de llegar a la puerta de la casa. ?Podria haber hecho ella una llamada?

Queria decirse que aquello no era posible. Gracie no le tenderia una trampa. Se nego a considerarla como sospechosa, lo que le decia dos cosas. En primer lugar, en lo que se referia a Gracie, estaba metido en un lio mas grande del que habia creido al principio. En segundo lugar, probablemente era sospechosa.

Gracie estaba de pie en el centro de la entrada al garaje. Se animaba a seguir respirando. Habia sido una de esas noches en las que las molestias del estomago la habian mantenido despierta mas alla de la medianoche y el revuelo de pensamientos se habian encargado del resto de las horas. Se sentia agotada y completamente furiosa.

En la portada del periodico local habia una enorme fotografia de Riley. Tenia una toalla sobre la cabeza, como si estuviera tratando de esconderse de la camara cuando, en realidad se estaba simplemente secando el cabello. Lo peor eran los aranazos del pecho que, en la fotografia, parecian causados por una noche de sexo ardiente.

El titular tampoco contribuia: La vida secreta del candidato a alcalde.

?Que podia hacer? ?Como podia quejarse? Volvio a mirar la fotografia y lanzo un grunido. Ella tambien estaba en la foto. Detras de Riley, aunque se la veia perfectamente. Tenia un aspecto sorprendido y algo desalinado.

Con el periodico en las manos regreso a su casa. No necesitaba aquello en su vida. Tenia que hacer sus pasteles y una reunion en la casa de su madre a mediodia para hablar de una boda que ni se sabia si se iba a celebrar.

– Necesito unas vacaciones -musito mientras volvia a entrar en la casa y cerraba la puerta de un golpe seco.

Estaba en el porche de la casa de su madre. No deseaba estar alli. Despues de lo que habia ocurrido hacia unos pocos dias, no deseaba volver a entrar alli.

Para ser sincera, no estaba segura de como habia accedido a acudir a otra reunion. Alexis la habia llamado y habia insistido. Gracie no habia podido negarse:

– Estupida -musito. Entonces, se acerco a la puerta y llamo.

La puerta se abrio inmediatamente. Alexis le dedico una sonrisa.

– Bien. Has venido. Entra.

Gracie la siguio al interior. Su hermana se dirigio al salon, en el que Vivian estaba sentada al lado de la ventana.

– ?Donde esta mama? -pregunto Gracie cuando entro en la sala.

– No va a venir -dijo Alexis-. Ella no sabe nada sobre esto.

– ?Te quieres explicar? -le pregunto Gracie. No le gustaba nada de aquello.

Vivian se puso de pie y se aliso el vestido.

– La ultima vez que estuviste aqui le hiciste mucho dano. Ella no nos quiso decir por que habiais discutido, pero sigue muy disgustada. No puedes hacer esto, Gracie. No puedes ser el centro de todo.

– Tienes razon -replico Gracie. No se podia creer que la habian llamado para atacarla-. De eso ya te encargas tu.

– Eso no es cierto. Alexis, ?te puedes creer que haya dicho eso? Haz que se disculpe.

– Me marcho de aqui -replico Gracie.

– No -afirmo Alexis, agarrandola por el brazo-. Espera, Gracie. Tenemos que hablar sobre esto. Por favor, estamos muy preocupados por ti. Al oir aquello, Gracie se solto de Alexis y se dirigio al sofa. Le daba la sensacion de que ya sabia lo que se le venia encima. Vivian se sento enfrente de ella mientras que Alexis tomaba asiento a su lado en el sofa.

– Estamos muy preocupadas por Riley y por ti -dijo Alexis.

– Lo sabia. Sabia exactamente de que me queriais hablar. De mi madre puedo aceptarlo, por ser [la quien es, pero no voy a aceptarlo de vosotras. Tengo que recordarte que tu fuiste la razon por la que tuve que relacionarme con el para empezar. Tu fuiste la que me empujo a ir a su casa y a tomar fotografias.

– Creo que mi papel fue muy pequeno.

– ?Muy pequeno? -replico Gracie, completamente atonita. Le daba la sensacion de estar viendo en un universo en el que la logica no existia-. ?Vas a darme tu tambien la charla sobre Riley, Vivian, o quieres hablarme de otra

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