– Si. Fue la mejor pelea que he tenido desde hace muchos anos. Ademas, Zeke no es un hombre muy fuerte. Se echo atras inmediatamente

– Me siento muy orgullosa de vosotros -dijo ella, abrazando a Riley-. Bueno, un problema menos. Ya solo nos quedan cincuenta millones.

– ?Es eso lo que te parece? -pregunto el, acariciandole la espalda.

– Todos los minutos del dia.

– En ese caso, nos ocuparemos del siguiente. Pam y de las cajas.

– ?Y por que iba a estar Pam implicada en todo esto?

– No tengo ni idea, pero me parece muy sospechosa. Solo tenemos que descubrir que es lo que esta haciendo.

– Dime que no vamos a vigilar su casa -replico Gracie, con un gesto de aprension.

Riley dio un paso atras y sonrio.

– Estare aqui a las ocho. Vistete de negro. Ah, y llevate la camara.

Cuando Riley se marcho, Gracie siguio trabajando en sus pasteles. Como el horno no era el adecuado, el trabajo llevaba mas tiempo del que hubiera sido necesario. Acababa de sacar un molde del horno cuando el telefono movil empezo a sonar.

– Gracie -dijo.

– ?Como has podido? -le pregunto una voz femenina, llena de furia-. Ni siquiera te puedo decir lo horrible que creo que eres.

– ?Como dice? -replico Gracie atonita-. ?Quien es usted? Creo que se ha equivocado de numero.

– Eso es lo que querrias tu. Te odio. Jamas te perdonare. Y, maldita sea, quiero que me devuelvas mi deposito ahora mismo. ?Como te has atrevido a hacerte pasar por una profesional? Eres una mentirosa. Mi padre es abogado y voy a hablar con el para demandarte por… por no se que, pero por algo. Eres asquerosa.

Gracie sintio que-el estomago se le encogia.

– ?Con quien estoy hablando? -pregunto con tanta tranquilidad como pudo.

– Con Sheila Morgan. Se suponia que tenias que hacer mi pastel de bodas el mes que viene. Me mentiste, Gracie. Me mentiste en todo. Ahora, tendre que encontrar a otra persona. Espero que te pudras en el infierno. Estoy tan enfadada que ni siquiera se me ocurren cosas malas que decirte.

La llamada de telefono termino secamente. Gracie apreto el boton y miro la pantalla. Entonces, decidio apagarlo.

Veinte minutos mas tarde, estaba en la cola del supermercado. Los tabloides semanales aun estaban atados. Leyo rapidamente los titulares. Lo vio en el tercero que examino.

La pastelera de las estrellas utiliza mal la mezcla.

A1 lado del titular, habia una caja de masa de pasteleria. Tomo uno de los periodicos y fue pasando las paginas hasta que encontro el articulo. Solo ocupaba media pagina, pero habia una foto de su coche lleno a rebosar de cajas de masa y otra de si misma con aspecto mas que disgustado.

A las seis de aquella tarde, se habian cancelado el ochenta por ciento de sus encargos. Gracie estaba tumbada en la cama mirando el telefono. Cada vez que lo encendia, habia mas mensajes de novias que cancelaban sus pedidos. Todas estaban tan furiosas que Gracie no sabia como decirles que la que habia sido traicionada era ella.

No hacia mas que decirse que todo era un mal sueno. Habia trabajado durante tanto tiempo para construirse una reputacion y, en un abrir y cerrar de ojos, esta se habia desmoronado.

El dia se fue convirtiendo en noche. Se dijo que tenia que levantarse y hacer algo, pero no tenia fuerzas. En vez de hacerlo, se coloco la almohada sobre la cabeza y deseo que el mundo desapareciera.

Algun tiempo despues, oyo que alguien llamaba con fuerza a su puerta. De repente, recordo que Riley y ella iban a ir a vigilar la casa de Pam. ?Que importaba ya que Pam hubiera sido la responsable? El dano era ya irreparable. Su carrera estaba completamente arruinada.

Despues de unos minutos, todo quedo en silencio. Entonces, oyo que una puerta se abria y pasos. En circunstancias normales, se habria imaginado lo peor. Sin embargo, en aquellos momentos ni siquiera le importaba.

– ?Gracie?

Era Riley.

– Estoy aqui -dijo ella con voz triste. Segundos mas tarde, el aparecio en su dormitorio.

– ?Que te pasa? ?Estas enferma?

– Ojala. Al menos, podria ponerme mejor. O morirme. Asi, el problema podria solucionarse.

– ?Que es lo que ha pasado? -le pregunto Riley, sentandose en la cama.

Gracie se limito a tomar el telefono movil y a ponerle todos los mensajes. Riley estuvo escuchando durante unos minutos. Cuando lo apago, Gracie volvio a echarse a llorar.

– Yo no he hecho nada malo -susurro-. Si lo hubiera hecho, podria aceptar lo que me estan haciendo. Sin embargo, no es asi. Nadie quiere escucharme. Mi negocio se basa plenamente en la reputacion. Ahora, ya no tengo. He conseguido mantener los dos pedidos para este fin de semana porque es demasiado tarde para que encuentren a otra persona. Casi todos los demas han cancelado sus pedidos, a excepcion del pastel para la Sociedad Historica y estoy segura de que la unica razon de que no lo hayan hecho es que se lo voy a preparar completamente gratis.

– No te preocupes, lo solucionaremos -le prometio Riley, tras darle un beso.

– ?Como?

– Ya se nos ocurrira algo. Somos un gran equipo. Venga, vayamos a espiar, a Pam. Ya, le he pedido a mi detective que averigue todo lo que pueda sobre ella. Hay secretos en su pasado y vamos a descubrirlos. Mientras tanto, vamos a ver que descubrimos nosotros.

– Ve tu.

– Sin ti, no -afirmo Riley. La agarro de los brazos y la lizo sentarse-. Vamos, Gracie. Sera divertido.

– Esta bien -replico ella, a pesar de que hubiera preferido quedarse alli-. Dame un momento para cambiarme.

Diez minutos mas tarde, los dos estaban en el coche de Riley y se dirigian hacia la casa de Pam.

– No deberias estar haciendo esto -le dijo ella-. Las elecciones son dentro de dos semanas.

– Lo tengo todo pensado. Empezare a ir de puerta en puerta dentro de un dia o dos.

– ?Vas perdiendo en las encuestas?

– Aguanto.

– Dime la verdad.

– Yo…

– Riley, no soy una nina. Puedo superarlo. ?Como vas?

– No dejo de perder terreno.

– Lo siento… Lo siento mucho -susurro ella.

– Yo siento lo que te ha pasado con los pasteles, pero nada mas.

– ?Como? ?Estas loco? Podrias perder. ?Te has parado a pensar en los noventa y siete millones de dolares?

– No voy a perder.

– ?Y si pierdes? ?Y si yo estoy embarazada? -pregunto.

Aquellas palabras parecieron llamar la atencion de Riley.

– ?Lo estas?

– No lo se. No lo creo Puedo hacerme la prueba de embarazo dentro de tres dias. ?Y si lo estoy?

– Nos ocuparemos de ello.

– Te aseguro que tratare de no estarlo.

– No creo que funcione asi.

Llegaron por fin a la calle de Pam. Alli, Riley aparco el coche detras de una furgoneta.

– La casa de Pam esta ahi -dijo, senalando la que habia en la esquina-. Iremos andando el resto del camino:

Los dos se bajaron del coche. Las farolas iluminaban bien la zona, pero aun quedaban sombras en las que esconderse. Al llegar cerca, se escondieron entre unos arbustos.

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