– No fue tan malo -de hecho, fue mucho mejor que haber tenido que vivir con su padrastro. Ese hombre jamas habia conocido a un nino al que no hubiera querido pegar. Un dia, Raul le habia devuelto el golpe. Con fuerza. Y despues, se habia marchado.
– No pudo ser bueno -dijo ella con tono de preocupacion.
– Estoy bien.
– Pero no lo estuviste.
– Lo supere. Pero lo que intento decir es que los robaba.
– ?Los donuts? ?Robabas los donuts?
– No me libre. La duena de la tienda me pillo y se cabreo mucho -ademas de golpearlo con una muleta… cosa que aun recordaba con humillacion.
– Termine trabajando para ella y con el tiempo me fui a vivir con ella. Nicole Eyes. Le gustaba pensar que era una mujer muy dura, pero no era asi.
– La querias -dijo Pia en voz baja.
– Mucho. Si hubiera tenido diez anos mas… -se rio-. Bueno, tal vez no. En aquel momento tenia novia y no le habria hecho gracia -miro a Pia-. Mi novia era la hija de Hawk.
Habian tenido muchos planes: boda, una docena de hijos…
– Estuvimos juntos hasta mi primer ano de universidad y despues me abandono. Pero lo supere.
– ?Sigues siendo amigo de Hawk y de Nicole?
– Claro. Se casaron y son muy felices juntos. Incluso sigo manteniendo el contacto con Brittany.
– ?Sabe el que tuvisteis una relacion?
– Probablemente.
– Interesante. Yo no tengo ninguna historia tan curiosa.
– Tu mejor amiga te ha dejado tres embriones… sales ganando -volvio a agarrar su hamburguesa-. Hawk y Nicole me ensanaron a hacer lo correcto. Son esa voz que me habla por dentro y me dice lo que tengo que hacer. No quiero decepcionarlos.
– Son tu familia. Eso es muy bonito.
Raul recordo que ella no tenia mucha familia. Un padre muerto y una madre con las habilidades maternales de un insecto.
Ella aparto su ensalada y saco una carpeta de su bolso.
– Sigue comiendo. Mientras, te contare lo que se me ha ocurrido y tu podras decirme lo brillante que soy mientras masticas.
– Me gustan las mujeres con un plan.
Pia miro su reloj y se quedo asombrada al ver que eran mas de las dos.
– Vaya, tengo una cita a las tres -dijo abriendo la cartera y sacando un par de billetes.
– No vas a invitarme a comer -le dijo Raul.
– Pero dijiste…
– Estaba de broma.
– ?Demasiado macho como para dejar que una mujer se pague su comida?
– Algo asi.
El echo su dinero sobre la cuenta y se levanto. Cuando ella hizo lo mismo, Raul se acerco y poso una mano sobre la parte baja de su espalda mientras salian. En todo momento, ella fue consciente del calor y de la presion del contacto de su mano.
Cuando llegaron a la acera, se giro hacia el.
– Volveremos a hablar para ensenarte un calendario de fechas. Creo que al campamento le vendra bien que lo coordinemos con algunos de los festivales.
Casi estaba balbuceando… a pesar de estar intentando mirarlo directamente a la cara. ?Que le pasaba? No era una cita. No estaban en la puerta de su casa mientras ella se debatia entre si invitarlo a pasar o no. Habia sido una reunion de trabajo.
– Gracias por tu ayuda -dijo el.
Ella respiro hondo, se puso derecha y lo miro a los ojos.
– De nada. ?Sabes? Robert, nuestro antiguo tesorero, era la clase de hombre que a todos nos parecia muy simpatico y acabo robando millones.
– ?Estas diciendo que soy un ladron? -sono mas divertido que ofendido.
– No exactamente, pero ?cuanto sabemos realmente sobre ti? La gente deberia hacer preguntas.
– Estas pensando demasiado.
– Lo se, pero eso es porque en mi vida no hay suficientes distracciones.
– ?Y esta? -pregunto el justo antes de acercarse y besarla.
El contacto fue ligerisimo, apenas un roce de labios. No habria valido la pena mencionarlo… Si no fuera porque cada celula de su cuerpo se habia quedado congelada por el impacto. Los dedos que sujetaban su bolso se cerraron alrededor de la tira con fuerza. Y antes de poder saber que debia hacer, el se aparto y se puso derecho.
– Gracias por el almuerzo -le dijo y se alejo.
Dejandola con la respiracion entrecortada y sola.
Y muy, muy, confundida.
Raul se aparto del espejo mientras levantaba la pesa en su mano. Llevaba tanto tiempo entrenando que ya no tenia que mirarse para ver su forma y su velocidad. Los movimientos eran automaticos. A diferencia de algunos tipos, no disfrutaba contemplandose a si mismo.
Junto a el, Josh Golden trabajaba sus triceps. Ambos estaban sudando y con una respiracion fuerte. Habia sido un entrenamiento duro.
– Por si te lo preguntas -dijo Josh al bajar la pesa-, soy el unico heroe de este pueblo.
Raul se rio.
– ?Estas preocupado? ?O es que te sientes amenazado?
– Llevo aqui mucho mas tiempo que tu, el pueblo me adora. Tu eres un recien llegado. La pregunta es si aguantaras lo suficiente.
– Puedo aguantar mas que tu.
Josh sonrio.
– Ni en suenos -agarro una toalla y se seco el sudor de la cara-. Todo el mundo agradece que hayas cedido el campamento. Sin el, no habria colegio.
– Me alegra poder ayudar.
– Bien. Eso es lo que hacemos por aqui. Los que mas tienen, mas dan. Asi es la vida en un pequeno pueblo.
Mas reglas, penso Raul, recordando la lista que habia enumerado Pia. Algo sobre donde tenia que cortarse el pelo… Lo cierto es que no habia estado escuchando mucho. Le gustaba oirla hablar y ver como las emociones se iban reflejando en su cara. Tenia unos ojos muy expresivos y una boca… tentadora…
– Tierra llamando a Raul. ?En que estas pensando?
– En una amiga.
Josh volvio a agarrar la pesa. Raul la bajo.
– Almorzaste con Pia el otro dia.
Raul enarco la ceja.
– Estas casado.
– No la quiero para mi. La conozco desde hace anos y es como una hermana. Estoy cuidandola.
Raul se alegro de que alguien lo hiciera. Por lo que podia ver, Pia estaba muy sola.
– Estamos trabajando juntos. Algunos de los festivales se relacionan con cosas que hacemos en el campamento.
– Estas implicandote mucho en este lugar. ?Seguro que estas preparado para lo que es de verdad la vida en un pueblo pequeno?
– Lo ire viendo sobre la marcha. ?Que te preocupa?