criminal y somos un destino turistico bastante popular. Aqui los negocios prosperan y acabamos de firmar un contrato para traer un segundo hospital a la zona que incluira un centro de rehabilitacion, que es algo que necesita esta parte del estado.
– ?Estan contentas las mujeres del pueblo con la invasion de hombres? -pregunto el segundo reportero-. Puede que alguna tengais suerte.
– Oh, bueno -dijo Pia sabiendo que golpear a alguien delante de una camara no era bueno-. Los turistas siempre son bienvenidos.
– Hemos oido que hay autobuses cargados de hombres dirigiendose hacia aqui desde todas partes del pais.
Eso no podia ser nada bueno. ?Autobuses cargados? ?Que iban a hacer con ellos? No le parecia que un hombre que lo dejaba todo, se subia a un autobus viajaba hasta un lugar que nunca habia visto con la esperanza de encontrar mujeres, fuera especialmente estable. Si todo eso era verdad, seria una pesadilla.
– Que suerte tenemos -dijo ella-. Fool’s Gold siempre esta preparado para hacer que los visitantes se sientan como en casa. Especialmente las familias.
– Pero estais escasos de hombres -dijo el mayor de los tres-. Asi que estaras personalmente interesada en los tipos que vendran. No puedes conseguir una cita, ?verdad?
Pia enarco las cejas conteniendo su furia.
– ?Te parezco una mujer que no puede conseguir una cita? ?Es eso lo que estas diciendo? ?Que deberiamos estarle agradecidas a cualquiera que se presente aqui con un poco de afecto? ?De verdad crees que estamos tan desesperadas…?
– Ahi estas -dijo una voz masculina mientras una mano se deslizaba sobre la parte baja de su espalda.
Se giro y vio que Raul estaba a su lado.
El le lanzo una mirada de advertencia, que fue absolutamente innecesaria. Aun asi, decir que las mujeres del pueblo se morian por recibir un autobus lleno de hombres era mas que insultante. Claro que muchas de las mujeres de por alli querian conocer a alguien especial y casarse, pero eso era muy distinto a estar desesperada por cualquier hombre que las mirara.
Raul extendio la mano derecha hacia los reporteros.
– Raul Moreno. Un placer.
Pia tuvo la satisfaccion de ver como dos de los tres hombres se quedaban boquiabiertos.
– ?El jugador de futbol americano? -pregunto el mas joven-. Jugabas para los Dallas. Por Dios, ?vives aqui?
– Fool’s Gold es un lugar genial, familiar y muy bueno para los negocios. He abierto un campamento para los ninos en las montanas. Se va a construir un nuevo hospital y una escuela de ciclismo dirigida por Josh Golden.
El reportero mas mayor fruncio el ceno.
– Es verdad. Josh Golden vive aqui. Ey, creia que habia escasez de hombres.
– Puede que tengamos algunos retos demograficos, pero seguimos siendo una comunidad prospera y feliz. Si los solteros quieren formar parte de todo esto, genial. Si creen que acaban de entrar en la tierra de las mujeres desesperadas, estan muy equivocados.
Mientras hablaba, Pia era consciente de la mano de Raul aun sobre su espalda; una mano fuerte, calida y muy, muy, agradable. Se vio queriendo inclinarse hacia delante, tal vez apoyar la cabeza contra su pecho, pero eso no seria lo mas inteligente. No tenian una relacion… aunque existia una diminuta posibilidad de que ella estuviera planteandose pedirle un poco de sexo.
?Hasta que punto se extendia la oferta del companero de embarazo?
– Hay mucha industria regional que podria interesaros -les dijo Raul-. Tenemos un constructor que construye turbinas de viento. Su equipo y el estan disenando unas hojas con materiales especiales.
Los reporteros intercambiaron miradas, como si el tema de las turbinas de viento no los emocionara especialmente. Pero Pia vio lo que estaba haciendo Raul: centrandose en todos los negocios dirigidos por hombres, intentando confundir a los periodistas lo suficiente como para que se quedaran sin articulo.
– Si quereis saber algo del lugar -les dijo Pia con un tono de lo mas agradable-, id a la Libreria Morgan. Lleva aqui muchos anos. Cuando era pequena, siempre se aseguraba de tener para mi los libros de Nancy Drew.
Raul saco una tarjeta de visita del bolsillo de su camisa.
– Si alguno quiere ponerse en contacto conmigo sobre lo de la entrevista, estoy disponible.
– Genial -dijo el mas joven-. Te llamare. Podemos hacer un articulo, algo asi como la vida despues del futbol americano.
– Claro.
Los tres hombres se marcharon y Pia contuvo su alegria cuando las luces de las camaras se apagaron.
Se giro hacia Raul y sonrio.
– Lo has hecho. Has salvado al pueblo.
El la aparto de la multitud.
– No te emociones tanto. Los hemos enganado, pero no durara mucho. Este problema no ira a ninguna parte.
Ella no queria pensar en eso.
– ?Como es que has venido?
– La alcaldesa me ha llamado pidiendome ayuda. Esta preocupada por la clase de hombres que se presentaran aqui siguiendo la noticia.
Pia sonrio.
– Te lo ha suplicado, ?verdad?
El se encogio de hombros.
– Ha sido incomodo. Ademas, no quiero que le den mala prensa a este lugar. Tambien es mi hogar. Hemos ganado algo de tiempo, pero si de verdad hay autobuses cargados de hombres dirigiendose hacia aqui, los periodistas volveran.
– Pues supongo que deberiamos ir pensando que decir cuando vuelvan. Eso sin mencionar como organizar a hordas de hombres solteros. ?Que vamos a hacer con ellos? ?Crees que vienen para quedarse o para ver si tienen suerte?
El la miro.
– Es una pregunta retorica, ?verdad? No buscabas una respuesta.
Ella se rio.
– Nos has salvado por el momento y eso basta. Pero si tienes alguna idea brillante…
– Seras la primera en saberlo.
Se quedaron mirando. Era guapisimo… y esas manos… parecian… grandes.
Las palabras de la doctora Galloway llenaban su cabeza. Pia sabia que una vez que tuviera a los bebes de Crystal, sus dias de citas habrian acabado. Y no es que hubiera salido mucho, pero aun asi. Siempre habia tenido la ilusion de encontrar a un gran hombre y al final habia terminado siendo madre soltera de trillizos.
– ?Que? -pregunto Raul-. Estas pensando algo.
Seria pedir demasiado y seguro que estaba mal, pero… era tan atractivo.
– ?Te gustaria venir a cenar? -le pregunto ella antes de poder evitarlo-. Asi podriamos hablar del embarazo un poco mas. Hoy he visto a mi medico y me ha dado mucha informacion.
– Claro. ?Quieres que lleve algo?
– Un vino estaria bien. Si voy a quedarme embarazada, no volvere a beber en nueve meses.
Fijaron la hora y ella le dio su direccion. Mientras Raul se alejaba, se quedo mirandolo. Entre ese momento y la cena, tenia varias horas para decidir si de verdad le pediria a Raul un revolcon antes de adentrarse en la carretera del embarazo.
La idea de estar con el la hizo sentir un cosquilleo. Basandose en lo que sabia de su pasado, tenia mucha practica en lo que respectaba a lo salvaje. Seguro que seria la mejor noche de toda su vida.
Pia nunca habia sido una buena cocinera y esa era otra de las habilidades que necesitaria para ser una madre de exito, penso mientras subia los dos tramos de escaleras hasta su apartamento. Habia comprado un pollo asado y varias ensaladas. Herviria brocoli y serviria de postre moras con el helado. Suponiendo que llegaran tan