una mujer con conviccion y valor, penso mientras terminaba y sonrio cuando lo aplaudieron. Tres noches antes se habia quedado con ella y desde entonces su cama habia estado un poco mas fria, un poco mas vacia.

Pero conocia el valor de estar solo y el peligro de hacer que algo fuera mas de lo que era en realidad. De algun modo volveria a pasar por eso.

Pia espero nerviosa sobre la mesa acolchada.

– No pasa nada -le dijo el tecnico-. Las ecografias no duelen.

– Tienen que tener algo malo.

– Lo siento, pero no. Incluso calentamos el gel que utilizamos sobre tu barriga. Es una de las pruebas medicas mas sencillas.

– Mejor que un enema de contraste.

La otra mujer, Jenny segun decia su etiqueta, se rio.

– ?Alguna vez te han hecho un enema de contraste?

– He oido rumores. No son divertidos.

– No, no lo son, pero esto es sencillo.

Jenny alzo el camison de papel de Pia y extendio gel sobre su vientre.

No dolia en absoluto; no era mas que una sensacion calida moviendose sobre ella. Bien, penso. «Las ecografias no duelen».

Unos minutos despues, Jenny la cubrio y se disculpo. Pia se quedo alli en la habitacion suavemente iluminada, haciendo todo lo que podia por respirar. Pronto descubriria si estaba preparada para la implantacion. Si lo estaba, llegaria el momento. Una vez que los embriones estuvieran descongelados, ya no habria vuelta atras.

Antes de poder levantarse de la camilla y salir corriendo del edificio, la doctora Galloway aparecio alli.

– He oido que estas lista -dijo la doctora con una sonrisa-. Vamos a ver.

Estudio el monitor.

– Muy bien -murmuro-. Si, Pia, diria que manana podemos implantarte los embriones, si tu quieres -le acaricio un brazo-. Tambien podemos esperar un mes, si necesitas mas tiempo.

?Preparada? ?Como para hacerlo ya?

Pia abrio la boca y volvio a cerrarla. Se le encogio el pecho, como si algo muy pesado estuviera presionandolo. Sintio nauseas y mareo. Preparada.

– ?Los ovulos pueden estar listos manana? -pregunto apenas con voz.

– Si. Te citariamos justo despues de almorzar. No tienes que decidirlo hoy. Estaras igual de preparada el mes que viene.

Cierto, pero un mes era mucho tiempo de espera. Pia temia asustarse incluso mas, o intentar convencerse a si misma de no seguir adelante.

Respiro hondo y se preparo para decir:

– ?A que hora manana?

Al parecer, la definicion de la doctora Galloway de «indoloro» y la de Pia no eran exactamente lo mismo. Que te insertaran un cateter era una experiencia horrorosa, pero Pia hizo lo que pudo por relajarse y seguir respirando.

– Hecho -le dijo la doctora unos segundos despues. Se levanto y le bajo el camison a Pia antes de cubrirla con una sabana.

– Quedate aqui tumbada unos veinte minutos para que todo se asiente. Despues, podras irte.

– ?Y no tengo que hacer nada? ?Evitar actividades extenuantes o cosas asi?

– Yo me quedaria quieta unas cuantas horas. ?Tienes las vitaminas que te di?

La doctora Galloway le habia dado muestras los dias anteriores, junto con una receta. Se habia tomado su primera vitamina prenatal esa manana junto con un desayuno de lo mas sano.

– Si.

– Entonces es todo lo que necesitas por ahora.

La doctora bajo las luces y salio de la sala. Pia intento ponerse comoda sobre la camilla, cerro los ojos y coloco las manos sobre su vientre bajo.

– Hola -susurro-. Soy Pia. Conoci a vuestra madre. Era increible y maravillosa y os habria encantado.

Pensar en su amiga hizo que se le saltaran las lagrimas. Parpadeo para apartarlas de sus ojos y respiro hondo.

– Ella… murio hace unos meses. Durante el verano. Fue muy triste y todos la echamos de menos. Vuestro padre tambien se fue, pero ambos querian tener hijos. Especialmente vuestra madre. Queria teneros a los tres, pero no pudo porque murio.

Gruno. ?Vaya forma de estropear la conversacion!

– Lo siento -murmuro-. Deberia haber planeado esto mejor. Lo que estoy diciendo es que de verdad queria esto. Queria que nacierais. Se que no soy ella, pero voy a hacerlo lo mejor que pueda, lo juro. Voy a leer libros y a hablar con mujeres que son buenas madres. Estare ahi para vosotros.

Penso en su madre abandonandola para mudarse a Florida.

– Jamas os dejare -les juro-. Pase lo que pase, estare siempre a vuestro lado. No me marchare ni me olvidare de vosotros -presiono su vientre-. ?Lo sentis? Soy yo. Estoy aqui.

El miedo pendia como telon de fondo, la posibilidad de un castigo cosmico por haber deseado abortar en la universidad, pero lo cierto era que no podia cambiar el pasado. Solo podia rezar para que las almas de los inocentes estuvieran protegidas. Y si alguien tenia que ser castigado, fuera ella unicamente.

– Lo siento tambien -susurro-. Me equivoque -a pesar de la promesa de la doctora Galloway de que no habia sido culpa suya, no podia evitar preguntarse si lo era.

Oyo una llamada en la puerta.

– Adelante.

Raul entro, se le veia increiblemente alto y masculino.

– Ey, la doctora dice que ya esta.

Pia intento sonreir.

– Eso me han dicho. No me siento distinta.

– ?No oyes voces? -pregunto con una sonrisa.

– No creo que oir voces sea una buena senal.

El se sento en un taburete y le tomo las manos.

– ?Asustada?

– Aterrorizada. Estaba diciendoles que se agarrara bien y que estaria a su lado.

La miro a los ojos.

– Voy a decirte lo mismo, Pia. Estare a tu lado en esto.

Ella contuvo las lagrimas otra vez.

– ?Por Keith?

– Y por ti. Tengo que hacer esto.

Pia logro esbozar una sonrisa.

– ?Entonces se trata unicamente de ti? Muy tipico de los hombres.

– Asi soy yo -se inclino y la beso en la frente-. ?Que pasa ahora?

Ella intento no centrarse en la calidez de su piel ni en lo segura que se sentia a su lado. Incluso aunque Raul se quedara a su lado durante el embarazo, no habia forma de que se quedara despues. Acostumbrarse a tenerlo cerca no seria una opcion.

– Me quedare aqui hasta que la enfermera me eche a patadas. En teoria, puedo volver al trabajo, pero me ire a casa. Voy a pasar la tarde tirada en el sofa por eso de la gravedad.

– Vale. ?Que te apetece?

Durante un segundo, ella penso que se referia al sexo, esa parte de ella que se habia quedado encantada y saciada quiso suplicarle que lo repitieran, pero no era posible. No, despues de la implantacion.

– ?Italiano? ?Mejicano? Ire a por comida.

Oh, claro, comida.

– Me da igual. No tengo hambre.

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