Durante la conversacion, Raul habia estado observando a Peter, que se termino su almuerzo y no dijo nada. Justo cuando iba a proponer que fueran al patio, Peter hablo.
– Mis padres estan muertos -dijo mirando a su plato-. Murieron hace dos anos en un accidente de coche.
– Lo siento -le dijo Raul.
Peter se encogio de hombros.
– Esas cosas pasan.
Drew, el amigo de Peter, se acerco a Raul para decirle:
– El iba en el coche cuando sucedio. Estaba alli cuando murieron.
Raul maldijo por dentro. ?Que pesadilla para un nino! No sabia que decir.
Peter lo miro.
– ?De verdad crees que crecere lo suficiente para jugar al futbol americano en el instituto?
– De verdad. Es mas, ahora mismo vamos a practicar un poco.
El triste rostro de Peter se transformo en una sonrisa.
– ?Si?
– Vamos, sera divertido.
Los chicos se levantaron y agarraron sus bandejas. Despues de dejarlas sobre la encimera junto a la cocina, corrieron hacia la puerta. Peter iba mas despacio que el resto.
Raul lo alcanzo.
– Siento lo de tus padres. Yo jamas conoci a mi padre y perdi a mi madre cuando era un poco mayor que tu. Es duro.
Peter asintio sin decir nada.
Raul queria abrazarlo, pero sabia que en la escuela existia la politica de «no tocar». Al no saber que otra cosa hacer, juro prestarle atencion al nino siempre que lo viera.
– ?Quieres aprender a tirar mas lejos que nadie?
– ?Puedes ensenarme a hacerlo? -pregunto Peter ansioso.
– Claro.
– ?Genial! -el chico se rio y corrio hacia sus amigos.
Tal vez con eso bastaba por ese dia.
– Deberias haber sido mas claro con lo de la comida -dijo Pia mientras se servia
Raul estaba sentado frente a ella en la pequena mesa de su cocina.
– ?Porque te habrias subido al carro del companero de embarazo?
– Absolutamente. Se que no es sofisticado ni elegante, pero ofreceme algo de comer y soy practicamente tu esclava.
– Es bueno saberlo.
Al ver la simpatica expresion de los ojos de Raul, Pia quiso sonreir… aunque mirarlo a la cara o a otras partes de su cuerpo hacia que quisiera hacer otras cosas… como pedirle que se desnudara. O dejar que el la desnudara. O que la acariciara. Hacer el amor con Raul la habia dejado hambrienta de mas.
Incluso aunque el no hubiera sido muy explicito sobre la naturaleza temporal de su relacion, ella no habria podido pedir que lo repitieran. No con los embriones pendiendo de un hilo… o de donde fuera que estaban pendiendo. Tal vez en unas cuantas semanas, cuando la doctora le dijera que todo marchaba dentro de la normalidad, podria pensar en hacer algo salvaje. Pero hasta entonces, seria todo pureza y pensamientos maternales.
– Puede que esta sea la ultima comida china -dijo ella metiendose un bocado de arroz frito en la boca-. He estado leyendo uno de esos libros de embarazo y tengo que vigilar mi ingesta de sal. Ademas, tengo que dejar el alcohol, la cafeina, los medicamentos y en seis o siete meses, olvidarme de mis tobillos. Los bebes son muy exigentes.
El sonrio.
– ?No dicen que merece la pena?
– Claro, pero es mucho mas facil escribirlo que vivirlo. Y eso que ahora estoy solo en el primer mes… si es que estoy embarazada…
– ?Algun sintoma?
– Solo las voces.
El sonrio.
Pia pincho un rollito de huevo.
– No, nada, de verdad. Dicen que algunas mujeres saben cuando estan embarazadas en cuanto se quedan, pero supongo que yo no soy tan sensitiva. Y puede que eso sea algo positivo. Tengo la sensacion de que voy a volverme loca preocupandome por todo.
Miro a su alrededor; la cocina de la modesta casa de Raul estaba remodelada y tenia nuevos electrodomesticos y encimeras, pero su tamano no parecia encajar con la etiqueta de «deportista famoso».
– ?Como era tu casa en Dallas?
– Grande.
– ?Dos habitaciones? ?Cinco?
– Tres plantas y algunas habitaciones que no llegue a ver nunca -se encogio de hombros-. Fue una inversion.
Pia intento recordar que mas habia leido sobre el.
– ?Hace mucho que te mudaste a Los Angeles?
El asintio.
– Como un ano despues de casarme. Cuando rompimos, volvi a Dallas, pero nunca llegue a instalarme. Despues me retire y aqui estoy.
Ella se pregunto por la exsenora Moreno, pero no estaba segura de sentirse lo suficientemente comoda como para hacer preguntas. Por lo que podia ver, Raul se acercaba irritablemente a la perfeccion. ?Por que iba una mujer a dejarlo escapar?
Tal vez no habia sido eleccion de ella. Tal vez habia sido el el que la habia abandonado.
– ?Vas a comprarte una casa en el pueblo?
– He estado mirando. No tengo prisa. Esta casa me sirve.
– ?Se la alquilas a Josh, verdad?
Raul sonrio.
– Es como si fuera el dueno de casi todo el pueblo.
– Esta metido en el negocio inmobiliario. Tenia que hacer algo con todo lo que habia ganado -ladeo la cabeza-. ?Es duro tener que compartir entre los dos el centro de atencion? Quiero decir, por el tema de vuestros egos y todo eso.
El enarco una ceja.
– Tu has visto mi ego… asi que dimelo tu.
– Muy gracioso. Supongo que si alguno tuviera problemas, ese seria Josh. Ha sido el hijo predilecto durante anos, pero no creo que le importe que tu recibas mas atencion.
– Te cae bien Josh -dijo Raul sin preguntar.
– Claro. Lo conozco de toda la vida. Iba unos anos por delante de mi en el instituto. A todas nos gustaba.
– ?Alguna vez los dos…?
Ella lo miro fingiendo confusion.
– ?Alguna vez que?
– Que si salisteis.
– Oh, ?quieres decir que si he visto su ego?
Raul se quedo mirandola sin hablar. Pia queria creer que su interes era una pista sobre lo que sentia por ella, que estaba a segundos de enamorarse.
O tal vez no. ?De verdad necesitaba ahora mismo a un hombre en su vida? ?No eran tres ninos ya suficiente?
– Nunca salimos -dijo-. Nunca he visto su ego -sonrio-. Aunque su trasero aparece en un salvapantallas, asi