lejos.

Cuanto mas pensaba en pedirle a Raul una noche salvaje, mas le gustaba la idea. Claro que esa misma idea iba acompanada por un panico que le encogia el estomago.

Metio la compra en la nevera, se ducho rapidamente y se echo locion con aroma a jazmin. Eligio un maquillaje suave y un sencillo vestido verde abotonado por delante que marcaba sus curvas.

Habia cambiado las sabanas el dia anterior, asi que las dejaria asi. Habia comprobado la caja de preservativos que guardaba, aunque no es que fuera algo que solia necesitar. Aun quedaban tres dentro y segun la caja faltaba un mes para que caducaran. Que suerte.

Ahora era cuestion de esperar hasta que Raul apareciera y despues decidiria si se lo pedia o no. Lo malo era que si el decia no, seria una situacion muy incomoda y entonces ella podria despedirse para siempre de la oferta de su companero de embarazo. Aunque, por otro lado, no es que contara con ello en realidad.

No tenia la mas minima idea de lo que el pensaria de ella; probablemente le gustaba, pero gustar y desear eran dos cosas muy distintas. Lo ultimo que queria era sexo por compasion. Que te tuvieran pena era lo peor que te podia pasar.

Tambien tenia que pensar en su pasado, en todas esas fans abalanzandose sobre el. Seguro que eran mucho mas perfectas de lo que ella habia esperado ser. En sus mejores dias podia decirse que era guapa, pero por lo general era de lo mas normalita.

Paso los siguientes diez minutos volviendose loca mientras decidia si se lo preguntaria o no. Tanto darle vueltas al asunto estaba empezando a marearla y agradecio oir un golpe en la puerta.

– Justo a tiempo -dijo ella al abrir.

Raul entro en su pequeno apartamento y parecio llenar el espacio. Era alto y ancho y de pronto Pia sintio que el lugar se habia quedado sin aire.

– Hola -dijo el, dandole una botella de vino blanco y despues besandola en la mejilla-. Estas genial.

A Pia le resulto imposible hablar.

El se habia cambiado para cenar e incluso se habia duchado. Llevaba la camisa metida por dentro de su pantalon caqui, pero la tela parecia cenirse a todos sus musculos. Olia a limpio y estaba muy sexy. La boca se le hizo agua.

– Gracias -logro decir ella y le devolvio la botella-. ?Puedes abrirla?

– Claro.

El miro a su alrededor, encontro la cocina y fue hacia alli. Pia lo siguio, saco el sacacorchos de un cajon y se lo dio. Despues, agarro unas copas y las dejo sobre la encimera.

– Hoy he ido a ver a mi doctora. Hemos hablado sobre los pasos que tengo que dar y me ha hecho un examen.

– ?Que te ha dicho?

– Que no hay razon por la que no pueda traer al mundo a los bebes de Crystal. Al parecer, el proceso de implantacion no es tan malo.

Pronunciar esas palabras hacia que todo pareciera demasiado real.

– Dos semanas despues, me hacen una prueba de embarazo.

– ?Te implantaran los tres al mismo tiempo?

– Ella cree que es lo mejor. Al parecer, existe la posibilidad de que no todos sobrevivan al proceso de descongelacion, pero aunque lo hagan, tres esta bien.

El le entrego su copa de vino.

– ?Estas preparada para esto?

– No, pero no voy a prepararme de pronto. Creo que lo mejor es que vaya haciendome a la idea.

– Pero no tienes por que hacerlo. No tienes por que tener a los bebes de Crystal.

Ella agarro el vino con ambas manos.

– Si, claro que si. Es lo que ella queria y es mi amiga. Habria hecho lo que fuera por salvarla; darle un rinon, mi medula. Lo que fuera. Nada de eso habria ayudado, asi que voy a tener a sus hijos y los criare como si fueran mios.

Veia distintas emociones en los ojos de Raul, pero no podia identificarlas.

– Eres una mujer impresionante, Pia O’Brian.

– No es verdad, pero gracias por pensarlo.

Ella lo llevo hasta el salon y se sentaron cada uno en un extremo del sillon.

– ?Nerviosa?

Lo estaba, pero no por las razones que el se imaginaba.

– Si, pero estoy asumiendolo.

El miro a su alrededor.

– ?Cuantas habitaciones tienes?

– Una. Tendre que mudarme, ?verdad? Necesitare mas habitaciones -penso en los dos tramos de escaleras que subia y bajaba varias veces al dia. No podria hacerlo con un carro… o tres.

El alargo el brazo sobre el respaldo del sofa rojo y le dio una palmadita en el hombro antes de posar los dedos suavemente sobre ella.

– No tienes que mudarte hoy. No te preocupes. Cuando llegue el momento, yo te ayudare.

– Llevo seis anos viviendo aqui -murmuro ella, consciente de su calida caricia-. No quiero mudarme.

?Que otros cambios habria? ?En cuantas otras cosas no habia pensado?

– ?Podemos cambiar de tema, por favor? Estoy empezando a ponerme de los nervios.

– No te pongas de los nervios. Ni siquiera estas embarazada todavia.

– «Todavia» es la palabra clave.

Se forzo a respirar lentamente y despues dio un sorbo de vino.

– Puedo hacerlo -dijo mas para si que para ella-. Soy fuerte. El pueblo me ayudara.

– Y no te olvides de mi. Soy tu companero de embarazo.

A ella le seguia pareciendo algo extrano, pero ?por que estropear la diversion?

– ?Has sido companero de embarazo antes?

La expresion de el se tenso antes de relajarse.

– No, pero mi novia del instituto penso que estaba embarazada.

– ?Y que hiciste?

– Me ofreci a casarme con ella.

– Claro.

– ?Que quieres decir?

– Seguro que todos te adoraban en el instituto.

– Yo no diria que me adoraban.

– Seguro que si -dio un sorbo de vino-. Yo era animadora.

El enarco una ceja.

– ?Aun tienes el uniforme?

Pia se rio.

– Si, pero esa no es la cuestion. A mucha gente no le gustan las animadoras, por eso de la popularidad.

– ?Eras popular?

– Mas o menos -por lo menos hasta que su vida se vino abajo-. La verdad es que no era muy afectuosa ni humilde -admitio-. Mas bien era malvada y mezquina.

– Tu no eres mezquina.

– Lo era. Me reia de la gente y presumia de lo que tenia. Ahora se que se debia a una mezcla extrana de inmadurez e inseguridad, pero no creo que nada de eso haga que mis victimas se sientan mejor.

– ?Tuviste victimas?

– Me burle de mucha gente -y la mayoria ahora estaban riendose y tenian unas vidas maravillosas mientras que ella vivia en un apartamento de una habitacion y no lograba caerle bien a un gato.

– Eres muy dura contigo misma.

– Puede que me lo merezca.

– Supongo que todo el mundo hace algo malo de vez en cuando.

– Me gustaria que fuera asi de sencillo.

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