volver a hacerme sufrir. Lo comico es que seria honrada por acompanar voluntariamente al emperador Hsien Feng al otro mundo. La historia elogiaria mi virtud y se construiria un templo para que futuras generaciones de concubinas pudieran adorarme.

Mire la puerta, el agujero en forma de sandia y la piedra, lista para rodar.

Mi ataud estaba cubierto de lilas blancas. Comprobe si estaba abierto, pero no lo estaba y no podia abrirlo. ?Por que lo habian cerrado? Las tallas de los paneles no eran de mi agrado. Los movimientos de los fenix eran torpes; el dibujo, demasiado abigarrado y el color, demasiado estridente. Si lo hubiera pintado yo, le habria anadido elegancia y alma; habria hecho volar los pajaros y brotar las flores.

De repente descubri algo que no pertenecia a aquella escena: el abrigo de An-te-hai, que lo habia dejado alli tirado. Mis pensamientos fueron interrumpidos por aquel objeto terrenal. ?Por que lo habria dejado alli An-te- hai?

Oi pasos que se aproximaban y la rapida respiracion de un hombre. No sabia si eran imaginaciones mias.

– ?Majestad! -grito la voz de Yung Lu-. ?Es mediodia!

Al no poder frenar a tiempo, patino sobre mi, empujandome sobre el abrigo de An-te-hai.

– Este es mi ataud -consegui decir.

– Por eso temia… -El calor de su boca rozaba mi cuello-. No puede ser un pecado robaros un momento de vuestra proxima vida.

Me cogio la tunica, pero estaba abotonada demasiado fuertemente. Me fallaban las piernas y parecia que empezaba a desmayarme. Oia las palomas en el cielo enviando la musica de sus flautas chinas.

– Es mediodia -me oi decir.

– Y estamos en vuestra tumba -dijo enterrando su rostro en mi pecho.

– Tomame -dije abrazandole.

Yung Lu se aparto respirando con dificultad.

– No, Orquidea.

– ?Por que?, ?por que no?

Sin darme explicaciones, seguia rechazandome. Le suplique, le confese que nunca habia deseado a ningun otro hombre; necesitaba su piedad y su misericordia, necesitaba que me tomara.

– ?Oh, Orquidea, mi Orquidea! -seguia murmurando.

Un fuerte ruido llego del extremo del tunel; era el sonido de la puerta de piedra.

– ?El arquitecto ha ordenado cerrarla!

Yung Lu se puso en pie y corrio hacia la entrada arrastrandome con el.

Me abrumaba el miedo a salir. En mi mente daban vueltas los recuerdos de la vida que habia llevado. La lucha constante por mantener las apariencias, la simulacion, las sonrisas que habian encontrado mis lagrimas. Las largas noches insomnes, la soledad que envolvia mi espiritu y me convertia en un autentico fantasma. Yung Lu me arrastraba con todas sus fuerzas.

– ?Vamos, Orquidea!

– ?Por que haces esto? No me necesitas.

– Tung Chih os necesita. La dinastia os necesita. Y yo… -De repente como si se quebrase, se detuvo-. Espero con ilusion trabajar con vos, majestad, el resto de mi vida. Pero si insistis en quedaros, yo me quedare aqui con vos.

Arrodillada vi sus ojos llenos de lagrimas y deje de luchar.

– ?Seremos amantes? -pregunte.

– No. -Su voz era tenue, pero no debil.

– Pero ?me amas?

– Si, mi senora, con todo mi aliento, os amo.

Sali fuera a la luz y oi tres sonidos atronadores detras de nosotros. Era el sonido de las bolas de piedra rodando hasta su lugar.

En cuanto apareci ante la multitud, los ministros se arrojaron al suelo de rodillas y tocaron enloquecidos el suelo con la frente. Vitorearon mi nombre al unisono, miles de hombres desplegados como un abanico de casi un kilometro de longitud. Habian malinterpretado mi esfuerzo por quedarme dentro como un gesto de lealtad hacia su majestad el emperador Hsien Feng. Sentian un temor reverencial hacia mi virtud.

Solo una persona no se arrodillo. Estaba de pie a unos diez metros de distancia. Reconoci su tunica con dibujos de pinos. Probablemente se preguntaba que habria sucedido con su abrigo.

Anchee Min

***

Anchee Min (1957) nacio en Shanghai. A los diecisiete anos fue enviada a un campo de trabajos de «reeducacion», pero gracias a su talento artistico fue rescatada por una productora cinematografica para trabajar en sus estudios de Shanghai, donde conocio a la esposa de Mao Zedong. En 1984 se traslado a vivir a Estados Unidos y empezo su carrera como escritora con el libro de memorias La azalea roja (1994), que fue publicado en mas de veinte paises y situo firmemente a su autora en el panorama internacional. Anos mas tarde publico una biografia novelada titulada Madame Mao (2000), fruto de una minuciosa investigacion sobre la fascinante esposa del dirigente chino. La Ciudad Prohibida (2004), su novela anterior, tuvo de nuevo como protagonista a una mujer de gran personalidad, la emperatriz Tzu Hsi, y la corte imperial en el siglo XIX.

***
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[1] Aunque de origen militar, el rango de portaestandarte, introducido durante la conquista manchu por la dinastia Qing, 1644-1911, auno ideales militares y culturales; su funcion era basicamente la de un agregado politico y militar.

[2] Kotou o ko-tou: acto de arrodillarse y tocar el suelo con la frente en senal de gran deferencia, sumision, respeto y homenaje en la antigua China. Este acto ha dado lugar a la palabra inglesa kowtow, que hace referencia a dar una muestra de respeto servil o rendir pleitesia.

[3] El cucharon del Norte es La Osa Mayor, en la astronomia occidental.

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