– Si, realmente se te ve muy ajetreado.
Aaron no la mando al cuerno, algo que se merecia por ser tan antipatica, pero es que Chaz odiaba que hubiera gente deambulando por su casa. Ademas, lo que habia ocurrido el dia anterior en el despacho de Bram, con Georgie y la camara, la habia sacado de quicio. Tendria que haberse ido sin miramientos, pero…
Intento rectificar su mal talante.
– Seguramente a Bram no le importaria que te banaras en la piscina de vez en cuando, siempre que no lo hicieras muy a menudo.
– No tengo tiempo para banos.
Aaron saco las manos de los bolsillos y se alejo en direccion a la casa.
Chaz ya no nadaba, pero cuando era pequena le encantaba el agua. Probablemente, a Aaron le daba verguenza el aspecto que ofrecia en banador. O quizas eso solo les ocurria a las mujeres.
– ?Este lugar es muy recogido! -grito Chaz-. ?Nadie te veria!
El entro en la casa sin contestarle.
La chica saco una red de detras de las rocas de la cascada y empezo a limpiar la piscina de hojas. Bram habia contratado un servicio de limpieza para la piscina, pero a ella le gustaba hacer que el agua se viera limpia y clara. Bram le habia dicho que podia nadar siempre que quisiera, pero ella no lo habia hecho nunca.
Dejo la red en su sitio. Hasta el lunes, se habia sentido feliz alli, pero ahora, con todos aquellos desconocidos invadiendo su espacio, los sentimientos desagradables volvian a aflorar.
Media hora mas tarde, entro en el despacho de Georgie. El mobiliario estaba formado por un escritorio de gran tamano y con forma de rinon, un archivador de pared y un par de sillas de diseno funcional tapizadas con una tela color pimenton estampada con un diseno de ramas de arbol. Todo era demasiado moderno para la casa y a Chaz no le gustaba.
Aaron estaba de espaldas, hablando por telefono.
– La senora York todavia no concede entrevistas, pero estoy seguro de que estara encantada de contribuir a su subasta benefica… No, ya ha donado los guiones de
Cuando hablaba por telefono, parecia una persona diferente, seguro de si mismo, no un fanatico de la tecnologia. Chaz dejo un rollito de pavo encima del escritorio. Lo habia preparado con una torta sin grasa, carne magra de pavo, rodajas de tomate, hojas de espinaca, una rodaja de aguacate y tiras de zanahoria como acompanamiento. El tio necesitaba que le dieran una pista.
Mientras terminaba de hablar por telefono, Aaron le dio una ojeada al rollito. Cuando colgo, Chaz dijo:
– No pienses que te voy a preparar uno cada dia. -Cogio el ultimo ejemplar de la revista
Aaron cogio el rollito y le dio un mordisco.
– ?Tienes mayonesa?
– No. -Chaz se llevo una muestra de un perfume a la nariz y la olfateo-. ?Cuantos anos tienes?
Aaron tenia buenos modales y trago antes de contestar.
– Veintiseis.
Tenia seis anos mas que ella, pero parecia mas joven.
– ?Has ido a la universidad?
– Si, a la de Kansas.
– Mucha gente que ha ido a la universidad no sabe una mierda. -Chaz examino la cara de Aaron y decidio que alguien tenia que decirselo-. Tus gafas son pateticas. No te ofendas.
– ?Que les pasa a mis gafas?
– Que son horribles. Deberias llevar lentes de contacto o algo por el estilo.
– Las lentillas dan muchos problemas.
– Tus ojos son bonitos. Deberias mostrarlos. Al menos, consigue unas gafas decentes.
Aaron tenia los ojos de un azul intenso y espesas pestanas, y eso era lo unico potable en el. Fruncio el ceno, lo que hizo que pareciera que sus mejillas se tragaban el resto de su cara.
– No creo que nadie con las cejas agujereadas tenga derecho a criticar a los demas.
A Chaz le encantaban los
– A mi no me interesa lo que tu opinas -declaro Chaz.
El volvio a centrarse en el ordenador y abrio una pantalla que contenia una especie de grafico. Ella se levanto para irse, pero, camino de la puerta, vio el horrible y voluminoso maletin de Aaron, que estaba abierto en el suelo y dentro habia una bolsa de patatas. Se acerco al maletin y cogio la bolsa.
– ?Eh! ?Que haces?
– Esto no lo necesitas. Mas tarde te subire algo de fruta.
Aaron se levanto de la silla.
– Devuelvemela. No quiero tu fruta.
– ?Y si quieres esta porqueria?
– Si, si que la quiero.
– ?Lastima! -Chaz la dejo caer al suelo y le dio un fuerte pisoton. La bolsa se abrio con un estallido-. Pues aqui la tienes.
Aaron miro con fijeza a Chaz.
– ?Y a ti que demonios te pasa?
– Que soy una bruja.
Mientras salia del despacho y bajaba las escaleras, Chaz se lo imagino recogiendo con ansia los trocitos de patata.
Bram se encerraba continuamente en su despacho, como si tuviera un empleo de verdad, dejando a Georgie sin posibilidad de descargar su frustracion. Al final, ella decidio utilizar su gimnasio y retomar la rutina diaria de calentamiento de ballet que solia realizar. Sus musculos estaban rigidos y no cooperaban, pero ella insistio. Quizas haria que le instalaran una barra de ejercicios. Siempre le habia encantado bailar y sabia que no deberia haber abandonado esa practica. Y lo mismo podia decir del canto. No era una gran cantante y la potente voz que le habia resultado tan util de nina no habia madurado con la edad, pero todavia podia entonar bien una melodia y su energia compensaba su carencia de matices vocales.
Cuando termino su tabla de ejercicios, telefoneo a Sasha y April y realizo unas compras por Internet. Su rutina diaria se habia visto reducida a molestar a sus ocupadas amigas y asegurarse de que tenia buen aspecto para las fotografias, pero animaba sus dias siguiendo a Chaz por la casa con la camara y formulandole preguntas indiscretas.
Chaz se quejaba con amargura, pero contestaba a las preguntas y Georgie averiguo mas cosas acerca de ella. Su creciente fascinacion por el ama de llaves era lo unico que evitaba que contratara su propia cocinera.
El viernes por la manana, el septimo dia de su matrimonio, los esposos se reunieron con una planificadora de fiestas, la sumamente cuidadosa, extremadamente cara y muy elogiada Poppy Patterson. Todo en ella resultaba irritante, pero le encanto la idea de utilizar la serie
Aquella tarde, el padre de Georgie decidio que ya la habia castigado bastante y por fin respondio a una de sus llamadas.
– Georgie, se que quieres que apruebe tu matrimonio, pero no puedo hacerlo porque es un gran error.
Ella no podia contarle la verdad, pero tampoco podia mentirle mas de lo que ya lo habia hecho.
– Solo he pensado que podiamos mantener una conversacion agradable. ?Es demasiado pedir?
– Ahora mismo, si. Shepard no me gusta. No confio en el y estoy preocupado por ti.
– No tienes por que preocuparte. Bram no es… no es exactamente como lo recuerdas. -Georgie se esforzo en encontrar un ejemplo convincente de la creciente madurez de Bram mientras intentaba olvidar lo mucho que bebia-. Ahora es… mayor.