habia dicho donde estaba ubicada la granja, pero cuando Riley le habia preguntado si el famoso deportista estaria alli ahora, comenzo a tener sospechas y le dijo que tenia que colgar. Riley entendio aquello como un si. Al menos eso esperaba. Porque si no estaba alli, no sabia que iba a hacer.

Sal parecia estar conduciendo bien por una vez, quiza porque las interestatales eran carreteras rectas. El senalo con el pulgar la mochila y grito por encima del volumen de la musica.

– ?Llevas algo de comer?

Riley no queria compartir sus bocadillos, pero tampoco queria que el se detuviera. No solo porque tendria que pagar ella, sino porque el viaje se haria mas largo, asi que abrio la mochila y le dio una bolsa de ganchitos de queso.

– ?Que le has dicho a tu padre?

El abrio la bolsa con los dientes.

– Cree que voy a pasar la noche en casa de Joey.

Riley solo habia visto a Joey una vez, pero pensaba que era mucho mas agradable que Sal. Le dijo a Sal el numero de salida que tenia que tomar mucho antes de que llegaran. Tenia miedo de quedarse dormida y que el se la pasara, asi que se concentro en las lineas blancas de la carretera; le resultaba dificil mantener los ojos abiertos y…

Lo siguiente que supo fue que el coche se sacudia, patinaba y comenzaba a girar. Dio con el hombro contra la puerta y sintio en el pecho el tiron del cinturon de seguridad. En la radio sonaba «50 Cent» y le parecio que la valla publicitaria se acercaba a una velocidad de vertigo. Grito por encima de la musica y todo lo que pudo pensar fue que nunca conoceria a su hermano ni viviria en una granja con un perro.

Pero al final, antes de estrellarse contra la valla publicitaria, Sal dio un volantazo y el coche paso rozando. Riley se vio la cara reflejada en la ventanilla. Tenia la boca y los ojos abiertos por el panico. No queria morir, no importaba lo que hubiera pensado sobre el Mercedes de su madre y el garaje.

Fuera, la quietud rodeaba el coche. Dentro, seguia sonando «50 Cent», Riley sollozaba y Sal tragaba saliva e intentaba recuperar la respiracion. La interestatal se extendia ante ellos sumida en la oscuridad excepto por la gran luz brillante que iluminaba una valla publicitaria donde se leia «Tienda del Capitan G: Cebo, Cerveza y Sandwiches». A pesar de cuanto deseaba conocer a su hermano, ahora lo unico que queria era estar en su cama. El reloj del salpicadero marcaba las 2:05.

– ?Deja de comportarte como un bebe! -grito Sal-. Solo tienes que seguir leyendome esas estupidas indicaciones.

El tuvo que girar el coche en medio de la carretera oscura pues se habian quedado parados en direccion contraria. Estaba sudada y sentia el pelo humedo. Le temblaron las manos cuando extendio los apuntes del MapQuest para mirar las indicaciones. El apago la radio sin ni siquiera preguntar y ella le indico el camino a seguir: tenian que continuar por esa carretera oscura y desierta otros doce kilometros, luego tomarian la carretera de Callaway y a unos cinco kilometros encontrarian el desvio hacia la granja.

Sal le pidio otra bolsa de ganchitos de queso. Ella tomo una y luego, como todavia estaba asustada, se comio unos Rice Krispies Treats. Tenia muchas ganas de hacer pis, pero no podia decirselo a Sal, asi que junto las piernas y rezo para llegar pronto. Sal no conducia tan rapido como antes. Despues de haber estado a punto de pegarsela, cogia el volante con las dos manos y llevaba la radio mas baja. Se pasaron el primer desvio porque estaba demasiado oscuro para ver la senal y tuvieron que dar la vuelta.

– ?Por que te mueves tanto? -Sal parecia muy enfadado, como si hubiera sido culpa de ella que casi se estrellaran contra la valla publicitaria en la interestatal.

No podia decirle que tenia ganas de orinar.

– Porque me alegro de que ya nos falte poco para llegar.

Estaban a punto de llegar al desvio en la carretera de Callaway cuando sono el movil de Sal. Ambos se sobresaltaron.

– Joder. -Sal se golpeo el codo con la puerta mientras intentaba sacar el movil del bolsillo de la chaqueta. Parecia muy asustado y cuando contesto, su voz sono chillona.

– ?Hola?

Incluso desde el otro lado del coche, Riley podia oir al padre de Sal gritandole que donde demonios estaba y que si no regresaba ahora mismo a casa, llamaria a la policia. A Sal le daba miedo su padre, y la miro como si estuviera a punto de llorar. Cuando su padre finalmente colgo el telefono, Sal detuvo el coche en medio de la carretera y comenzo a gritarle a Riley.

– ?Dame el resto del dinero! ?Ya!

Parecia que se habia vuelto loco. Riley se echo hacia atras hasta sentir la puerta en la espalda.

– En cuanto lleguemos.

El la agarro de la chaqueta y la sacudio. Una pequena burbuja de saliva salio disparada de su boca.

– Damelo o te arrepentiras.

Ella se pego contra la puerta del coche, pero el la habia asustado tanto que se senalo la deportiva.

– Aqui esta el dinero.

– De prisa, ?damelo!

– Llevame antes a la granja.

– Si no me lo das ahora, te pegare.

Ella sabia que hablaba en serio, y se bajo el calcetin para coger los billetes.

– Te lo dare cuando lleguemos.

– ?Damelo ahora! -le retorcio la muneca.

Riley percibio su aliento agrio con olor a ganchitos de queso.

– ?No me toques!

El le abrio la mano a la fuerza y le arrebato el dinero. Luego le solto el cinturon de seguridad e inclinandose hacia ella, abrio la puerta de golpe.

– ?Largo!

Ella estaba tan asustada que se le saltaron las lagrimas.

– Llevame a la granja primero. No me dejes aqui tirada. Por favor.

– ?Largate ya! -La empujo. Ella intento sujetarse a la puerta, pero no calculo bien y cayo a la carretera-. No se lo digas a nadie -grito Sal-. Si se lo dices a alguien, lo lamentaras. -Le tiro la mochila, cerro la puerta y salio pitando.

Permanecio tirada en mitad de la carretera hasta que dejo de oir el sonido del motor. Todo lo que se escuchaba eran sus sollozos. Estaba oscuro como la boca del lobo. Alli no habia farolas como en Nashville, y ni siquiera se veia la luna, solo una mancha gris donde las nubes la ocultaban. Oyo crujidos y se acordo de una pelicula que habia visto donde un hombre salia del bosque y secuestraba a la chica para llevarsela a su casa y cortarla en pedazos. Tan asustada estaba que se colgo la mochila a la espalda y cruzo corriendo la carretera hacia el campo.

Le dolian el codo y la pierna sobre los que habia caido, y tenia que orinar ya o se lo haria en los pantalones. Mordiendose los labios, se bajo la cremallera. Como los pantalones le quedaban muy ajustados, le costo trabajo bajarselos. Mantuvo la vista fija en el bosque del otro lado de la carretera mientras orinaba. Para cuando termino y se subio los pantalones, veia mejor en la oscuridad, y aunque aun no habia salido ningun hombre de entre los arboles, le castaneaban los dientes.

Recordo las indicaciones del MapQuest. El desvio en la carretera de Callaway no podia quedar muy lejos, y cuando lo encontrara, todo lo que tenia que hacer seria recorrer los cinco kilometros hasta la granja; cinco kilometros no era demasiado. Pero no se acordaba en que direccion era.

Se enjugo la nariz con la manga de la cazadora. Cuando Sal la habia tirado fuera del coche, habia rodado un poco y habia perdido la orientacion. Busco alguna indicacion en la oscuridad, pero como la carretera iba cuesta arriba no veia nada. A lo mejor aparecia un coche, pero ?y si era un secuestrador el que lo conducia? ?Y si fuera un asesino en serie?

Si no recordaba mal estaban subiendo esa cuesta cuando llamo el padre de Sal,

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