mas sexy del instituto, sabiendo que no tenia ninguna posibilidad de estar con ella? Habria jurado que la chica no se habia fijado ni una sola vez en el chico raro y desgarbado que era el entonces.

Y sin embargo, conocia su nombre.

Entonces oyo un grunido raro, y se dio cuenta de que habia una masa enorme de dientes y musculos al lado de Danielle.

Grunendo. No un grunido amistoso de saludo, sino un grunido que prometia que el animal era muy capaz de hacerle pedazos.

Nick habia conocido la guerra de guerrillas, habia afrontado aterrizajes forzosos en territorios enemigos, conocido la fiebre tifoidea y otras emergencias, pero nunca se habia imaginado en una situacion como aquella.

Miro mejor al perro, lo que esperaba que fuera un perro, ya que le llegaba a Danielle mas arriba de la cadera. Su hocico era negro, y dos ojos marrones lo miraban con recelo. Su pelo, corto, era una mezcla de rayas negras y marrones.

Si, solo un perro.

Lo siguiente que sintio Nick fue un golpe en el pecho con lo que parecia una bola de jugar a los bolos. Se tambaleo, golpeo la pared, y dos patas enormes lo sujetaron en su sitio a la altura del pecho, impidiendo que cayera al suelo.

Nick miro los ojos marrones inyectados en sangre y se dio cuenta de que el perro era casi tan alto como el. Tenia una lengua enorme, mucha saliva y un aliento espantoso. Fue todo lo que pudo captar antes de que Danielle le quitara aquella mole de encima.

– Sadie -rino-. Tienes que dejar de saludar asi a la gente.

Nick se enderezo y paso una mano por la camisa. Hizo una mueca al encontrar rastros de saliva.

– ?Saludar? -pregunto.

– Bueno, es un poco corta de vista. Le gusta verte la cara de cerca.

– Aja -Nick miro al perro mas grande que habia visto en su vida-. Yo creia que queria comerme.

– ?Oh, no! Sadie es un verdadero encanto, no le haria dano a nadie -para probarlo, se inclino y tomo el hocico de Sadie en sus manos, con una sonrisa que parecia una mezcla de indulgencia y tristeza infinita-. Ha pasado una mala temporada, eso es todo.

Nick adivino que lo mismo podia decirse de su duena. Sabia poco de ella, aparte de que habia sido la protagonista de todas sus fantasias humedas durante varios anos, pero su instinto solia acertar bastante. Y el agotamiento que expresaban los ojos de la joven y su modo de moverse indicaba que algo iba mal. ?Que diablos! Casi se podia oler.

Y deseaba con todas sus fuerzas preguntarle por ello. ?Podria ayudarla el? Lo habia hecho una vez, aunque siempre se habia preguntado si las cosas habrian sido diferentes en caso de que ella le hubiera permitido hacer mas. Le sobresalto la idea de que habia vuelto a caer en el deseo de querer salvarla.

Pero, eh, estaba de vacaciones. No se le exigia que salvara a nadie. Solo tenia que descansar, hacer algunas fotos, hacer el amor si podia y hacer lo que se le ocurriera que no exigiera pensar mucho.

Y sin embargo, era tambien incapaz de ignorar los problemas de nadie. Estaba abriendo ya la boca para preguntarle por ello cuando la joven lo miro con curiosidad.

– ?Quien le va a hacer la foto a Sadie?

– Lo tienes delante.

– Oh. ?Podemos empezar? Voy un poco… apremiada de tiempo.

Capitulo Dos

Nick miraba a Sadie con un recelo que en otras circunstancias le habria resultado gracioso a Danielle. Pero aquello no era un capricho. Y era cierto que el tiempo apremiaba, aunque a ella le habria gustado poder parar el reloj y mirar a gusto.

Nick Cooper. Habia pensado a menudo en el, se habia preguntado si… Pero no. No podia volver atras. Lo hecho, hecho estaba.

– Supongo que no podre convencerte de que esperes -dijo el-. Como ya te dije por telefono, mis hermanas…

– No -como medio esperaba que apareciera la policia en cualquier momento, y todavia no habia demostrado ser la duena de Sadie, tenia que convencerlo-. No puedo esperar.

Los ojos de el siempre habian sido increibles, casi hipnoticos con aquel tono verde profundo, y ahora cayeron sobre ella, sopesandola despacio. Amables, si, y tambien compasivos, pero ella no necesitaba amabilidades y simpatias, necesitaba las fotos.

– Bien, ?por que no me cuentas lo que te pasa? -pregunto el despues de un momento.

Seguia siendo intuitivo, dispuesto todavia a dejar a un lado todo lo demas y acudir en su ayuda. Pero ya no era una chica de diecisiete anos perdida, asustada y desesperada. No necesitaba su ayuda, necesitaba su camara.

– No me pasa nada -repuso con una sonrisa forzada.

Nick la miro un instante largo. Como antes, tomandose tiempo. Y como antes, la puso nerviosa porque no tenia ni idea de lo que veia cuando la miraba asi.

Pero el se limito a asentir con la cabeza.

– Esta bien.

Danielle lo siguio por el pasillo hasta uno de los estudios, nerviosa todavia. Nick se conservaba en muy buena forma fisica. Llevaba vaqueros destenidos de aspecto suave, aunque no parecia haber nada suave en el. Se cenian a su trasero y sus muslos y la tela de la camisa apretaba sus hombros amplios. No podia dejar de mirarlo.

Mientras lo observaba con aire estupido, preguntandose como el chico que conocia se habia convertido en aquel hombre perfecto, el volvio la vista y la sorprendio mirandolo.

Sonrio con sencillez; el gesto resultaba tan contagioso que ella estuvo a punto de hacer lo mismo.

Por ridiculo que pareciera, aquel hombre no era solo una aparicion del pasado, sino algo mas, algo mas profundo, algo que ella no queria afrontar encima de todo lo demas. Sabia instintivamente que resultaba peligroso para su tranquilidad mental.

– He pensado a veces en ti -dijo el-. Donde estarias, lo que harias.

La joven se encogio de hombros.

– Nada especial, de verdad.

– Siempre fuiste especial -repuso el-. Y todavia lo eres.

Habia estado sola desde… bueno, desde siempre. No necesitaba a nadie. Y menos ahora, despues de lo de Ted. Asi que no era posible que mirara aquellos ojos verdes y sintiera un gran anhelo de abrazarse a el y pedirle ayuda.

Que su vida fuera un desastre no implicaba que tuviera que desmoronarse delante de una cara conocida. No habia ninguna razon para ello.

– Yo hace mucho que no pienso en el instituto -contesto.

– Yo intento no pensar en el en absoluto.

Danielle lo creia. Por algun motivo, ella era popular en aquellos dias. Nunca supo por que. Habia nacido pobre y trabajaba en un garito de comida basura hasta altas horas de la noche para ayudar a su madre a pagar el alquiler. En consecuencia, no sacaba muy buenas notas, y sin embargo, salia con el grupo mas popular del instituto, al menos los dias en que estaba lo bastante despierta como para hacer vida social y no se caia de agotamiento.

En su grupo no eran siempre amables, pero por algun motivo a ella la aceptaron. Aunque todavia la preocupaba pensar en los muchos otros de los que se burlaban o con los que se mostraban crueles sin mas razon aparente que la de demostrar que podian hacerlo.

Nick habia sido uno de aquellos chicos.

Lo recordaba bien. Era ya guapo, aunque entonces resultaba alto y desgarbado hasta el punto de parecer delgaducho, y duro. Muy duro. Demasiado para que su grupo no intentara vencer su resistencia. Lo atormentaban

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