– Su madre debe de estar en Claven's Carn -dijo Lucy.

– Entonces mandare a alguien a buscarla -replico la joven con firmeza.

Rosamund no estaba en Escocia, sino en sus amadas tierras. Y se sorprendio de ver a su hija mayor tan pronto.

– ?Bienvenida, querida mia! ?Donde esta ese marido tuyo de quien Tom habla maravillas? Lo elogia tanto que temo que Logan termine odiando al pobre hombre. -Y sin decir mas abrazo con fuerza a su hija.

Con excepcion de las dos cunas junto al fuego, nada habia cambiado. Philippa se acerco a ver a los bebes.

– ?Son mis nuevos hermanitos?

– Si. ?No son hermosos? Pese a que salieron de mi vientre al mismo tiempo, no son nada parecidos, ?por suerte! Una de las mujeres de la aldea tambien tuvo mellizos el mismo dia que nacieron Tommy y Edmund, pero esos ninos son dos gotas de agua. ?Bienvenida a casa, Lucy! Te ves exhausta. ?Quien es el apuesto hombre que te acompana?

Peter dio un paso adelante.

– Mi nombre es Peter y soy el lacayo del conde de Witton.

– ?Y por que no esta tu amo contigo?

– Creo que esa pregunta deberia responderla milady -replico el sirviente con cortesia y dio un paso atras.

– ?Philippa? -inquirio Rosamund con el rostro serio y preocupado.

– Le adverti a Crispin que si no regresaba en siete dias, vendria al norte sin el, mama. Y no se hable mas del tema.

– ?Y donde se habia ido tu esposo, querida? -insistio Rosamund.

– A Hampton Court. El cardenal Wolsey deseaba verlo. Mama, estoy cansada y sucia. Quiero tomar un bano y meterme en la cama.

– Aun no me has explicado por que te fuiste de Brierewode sin tu marido. ?Por que no lo esperaste?

– ?Y perderme la boda de mi hermana? Por favor, mama, no me trates como a una nina, ahora soy una mujer casada y la condesa de Witton.

– Banon y Robbie se casaran dentro de varias semanas, Philippa, asi que no comprendo por que no esperaste a que el conde regresara. No habia tanta urgencia por venir. ?Cuando llegaste de Francia?

– Hace mas de un mes.

– Puedes retirarte, hija mia. Los criados te prepararan el bano. Oh, aqui viene Annie. Annie, corre a buscar a Maybel y dile que Philippa ha vuelto. -Rosamund espero hasta que su hija dejara el salon, y dijo-:

– Lucy, quiero hablar contigo. Annie, busca a Maybel y llevate a Peter contigo. El es el lacayo del conde.

Cuando Annie y Peter desaparecieron, la dama de Friarsgate indico a Lucy que tomara asiento.

– Ahora cuentame que es lo que pasa.

– No estoy segura, milady. El matrimonio marcha bien. El conde es un amo excelente y un buen esposo. Pero apenas partio a Hampton Court, Philippa comenzo a inquietarse. Tenia miedo de que el cardenal lo demorara demasiado tiempo y ella no pudiera asistir al casamiento de Banon. Andaba nerviosa, hecha una furia, le diria, y lo unico que queria era venir lo antes posible a Friarsgate. No trajimos mas ropa que la que llevamos puesta, milady. Creo que no es la fiesta de Banon la verdadera razon del alboroto.

– ?Ha estado tomando el brebaje que le envie?

– Ya no, milady -contesto Lucy ruborizada.

– Entonces querra tener hijos muy pronto. Me parece bien; despues de todo, su deber es darle un heredero a su marido. Recuerdo cuan ansiosa estaba por quedar embarazada cuando me case con su padre, Dios lo tenga en la gloria -dijo Rosamund persignandose.

– No, su intencion era esperar hasta volver a la corte. En Francia, milady y el conde no gozaban de la mas minima privacidad. La pobre se banaba en camison como la reina. En tales circunstancias, me parecio innecesario administrarle la pocion, pero todas las mananas yo le daba un vaso de agua mezclada con semillas de apio y ella lo bebia religiosamente, convencida de que era el famoso brebaje. Cuando retornamos de Francia, mi ama empezo a hablar de la posibilidad de tener hijos y de no volver a la corte porque la reina la habia relevado de sus funciones. Entonces pense que carecia de sentido que siguiera tomando la pocion contra el embarazo.

– Pero siguio tomando el agua con semillas de apio.

– Si, senora Rosamund. Cuando mi ama toma una decision, no hay forma de hacerla entrar en razones. Es muy cabeza dura. Como no queria discutir con ella ni portarme como una criada desobediente, preferi dejar el asunto en manos de Dios.

– ?Cuando tuvo el ultimo periodo? Apuesto a que no tuvo ninguno desde el regreso de Francia.

Lucy se quedo pensando unos instantes y luego abrio grandes los ojos.

– ?Oh, milady, es cierto! ?Que he hecho? ?Ay, Dios mio!

– Me temo que Philippa esta encinta y que la muy tonta esta tan absorta en si misma y en su marido que aun no se ha dado cuenta. -Rosamund sacudio la cabeza-. ?Crees que el conde estara muy enojado cuando venga a Friarsgate?

– Tendra que preguntarselo a Peter. Yo siempre lo vi tratarla con la mayor de las dulzuras, aunque ella, a veces, ponia a prueba la paciencia de ese pobre hombre.

– No le comentes mis sospechas, Lucy, ni a Philippa ni a nadie -le advirtio y se levanto del asiento-. Vigila a los ninos; subire a hablar con mi hija mayor.

De pronto, una jovencita alta, esbelta y de largos cabellos rubios irrumpio en el salon.

– ?Mama! ?Acabo de enterarme de que volvio Philippa!

– Asi es, Bessie. Lucy te contara todo. Yo debo hablar con tu hermana. -Rosamund se retiro de la estancia.

– Vino demasiado temprano para la boda de Bannie -dijo Elizabeth Meredith-. ?Como es su esposo, Lucy? ?Es apuesto y galante? ?Es rico?

– ?Cuantos anos tiene, senorita? -pregunto la doncella.

– Cumplire trece. ?Vamos, Lucy, cuentamelo todo!

– Pense que no le interesaba la vida de las damas y los caballeros distinguidos -bromeo Lucy.

– Bueno, no deseo ser como ellos y, a diferencia de mis hermanas, jamas ire a la corte ni me arrodillare ante los poderosos, pero no me molesta escuchar las historias de esa gente.

Entretanto, Rosamund entro en la alcoba de Philippa, que habia terminado de banarse y se estaba secando.

– Yo siempre necesito banarme luego de los viajes -dijo la madre-. ?Donde esta tu cepillo? Te secare y peinare el cabello, hijita mia.

– Aqui esta. Pero antes me pondre un camison limpio. Deje algunos aqui en mi ultima visita.

Saco un vestido de seda del baul situado frente a la cama y se lo puso. Luego, se sento junto a su madre y dejo que secara y cepillara su larga melena.

– Dime, Philippa -murmuro Rosamund con voz calma-, ?que problemas tienes? A ti te ocurre algo; no lo niegues ni trates de convencerme de que viniste corriendo a Friarsgate por el casamiento de Banon.

– ?Que es el amor? -pregunto sin rodeos-. ?Como sabes si estas enamorada? ?Y por que Crispin no me dice nada despues de todos estos meses? -y empezo a llorar-. ?Ay, mama, me resulta dificil explicarlo, pero lo amo y el no me ama! Es tierno y ardiente; sin embargo, nunca me ha expresado una palabra de amor. ?Como puede ser tan apasionado conmigo si no me ama?

– ?Que es el amor, Philippa! Es el sentimiento mas extrano que existe, pues desafia cualquier explicacion racional. Lo importante no es que lo entiendas, sino que lo sepas con el corazon, hija mia. En cuanto a tu esposo, si es tan tierno y apasionado como afirmas, estoy segura de que te ama. Pero a los hombres les resulta dificil decirlo en voz alta. En general, la mujer desea hacerlo, pero antes de expresar sus sentimientos necesita estar segura de que son correspondidos. Por consiguiente, se resiste a declarar su amor y permanece tan callada como el hombre. Es un dilema viejo como el mundo, Philippa.

– Cuando estuvimos en Francia, escuche a unos hombres que planeaban asesinar al rey y se lo conte a Crispin. Al principio se enojo y luego me di cuenta de que el enojo no iba dirigido a mi sino a el mismo. Estaba asustado por mi y lamentaba no haber estado a mi lado cuando escape de los asesinos.

Rosamund sonrio y dejo el cepillo sobre la mesa.

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