– Cosas como cuando fui por ti a tu casa para traerte aqui -explico Stallard-. Te admire cuando, aunque sabia que me aborrecias, tus buenos modales frente a tu ama de llaves te obligaron a ofrecerme una taza de cafe, ?recuerdas?
– Me parecio algo natural -jadeo y casi sufrio un fuerte mareo al oirlo decir que la admiraba.
– Si, seria algo natural para ti, porque eres encantadora -sonrio Stallard-. Ese dia, en el trayecto, nos reimos, y me di cuenta de que me gustaba tu risa.
– No reimos al final del viaje -musito Farran y penso que quiza se molestaria por el comentario. Pero Stallard siguio de humor alegre y amistoso:
– Me atacaste en un punto vulnerable -tambien recordo-. En mi negocio, un apreton de manos es lo unico que se necesita para que se confie en mi palabra al hablar de fuertes sumas de dinero. Pero tu cuestionaste mi palabra, no una sino dos veces, en algo que, en comparacion, es una bagatela.
– Ay, Dios -murmuro Farran al percatarse de lo mucho que debio ofenderlo-. ?Podras perdonarme?
– Te perdono cualquier cosa -contesto con calidez, pero anadio-: Aunque ahora me he dado cuenta de que no lo hiciste por iniciativa propia.
– Si lo hice asi la primera vez -confeso Farran-. Pero Georgia…
– No importa -sonrio Stallard-. Aunque eso me fastidio lo bastante para acortar mi visita de ese sabado.
– Te fuiste antes de lo que planeabas… ?solo por mi?
– Si, no me gusto en absoluto que una mujer a la que apenas conocia pudiera desequilibrarme tanto.
– Ah, -la voz de Farran temblaba.
– Pero olvide el incidente el sabado siguiente. Sin saberlo, Farran, ansiaba verte.
– ?De veras? -tartamudeo la chica.
– Si. Pero en ese momento no acepte que vine mucho antes a Low Monkton de lo que suelo hacer.
Farran carraspeo para aclararse la garganta y trato de mantenerse en pie.
– No creo que quisieras verme tanto asi -fruncio el ceno al recordarle-: Esa noche te ibas a quedar en casa, pero no lo hiciste.
– Si recuerdas eso, querida, tambien te acordaras de que ese dia fue de mal en peor.
– Nona estuvo un poco… exigente ese dia -murmuro Farran mientras intentaba calmar a su alborotado corazon al oir que por segunda vez la llamaba 'querida'.
– No se que le paso a Nona ese dia… pero no hablaba de ella, sino de como empeoraron las cosas entre tu y yo. Primero me mandaste al demonio despues de que te dije que habias holgazaneado toda la semana.
– Lo recuerdo.
– Mas tarde, me disculpe contigo y me diverti. Pero al preguntarte acerca de tu estancia en Hong Kong, me enfureci cuando me contaste tu decepcion amorosa.
– ?Te enojaste solo porque te dije que amaba a Russell Ottley?
– Si, mucho -contesto Stallard-. Aun cuando no sabia por que me sentia como si me hubieran apaleado, no me gusto nada ese dato.
– Ah, -Farran intento hacer frente al torbellino de emociones que la invadia.
– Al llevar a Nona a dar un paseo en auto, trate de considerar las cosas desde una nueva perspectiva, pero me hizo la vida insoportable durante el trayecto al hacer toda clase de comentarios superficiales y darme una serie de ordenes al conducir. Eso me dio una idea de lo que debiste soportar esa semana. En ese momento te admire por ser tan paciente con ella, cuando, entonces, hablo un hombre y crei que era tu amigo casado de Hong Kong.
– Era Andrew, mi…
– Si, tu amigo, como hermano, ahora lo se. Pero no lo sabia entonces y me puse celoso y…
– ?Celoso? -se atraganto con la palabra.
– Si, esa palabra fue la que dije, mi querida Farran -y le acaricio el rostro con un dedo-. Aunque en ese momento no pensaba que esa palabra pudiera aplicarse jamas a mi. Y despues de cuestionarte acerca de tus amigos y visitantes hombres, me di cuenta de que necesitaba alejarme para aclarar mis ideas.
– Ese dia… crei que te fuiste porque te desagradaba tanto que no soportabas estar ni siquiera unas cuantas horas bajo el mismo techo que yo.
– Si ese fuera el caso, ?por que supones entonces que el domingo desperte con el deseo de estar en Low Montkton? -Farran recordo que, esa misma manana, deseo que Stallard no se hubiera marchado-. Si ese fuera el caso, ?por que supones que el martes siguiente, cuando estaba seguro de que tu contestarias y no Nona, llame obedeciendo al impulso de oir tu voz?
– Al principio… no parecio que quisieras oir mi voz.
– Me senti incomodo -reconocio Stallard de inmediato-. Por primera vez en mi vida me invadian sensaciones nuevas. ?Acaso te sorprende que yo no supiera que pasaba conmigo?
– Supongo… que no -replico. No sabia a donde queria llegar Stallard, pero por nada del mundo lo detendria-. ?Acaso… sabias lo que te pasaba cuando viniste el sabado siguiente?
– Claro que no -sonrio-. Tu y yo peleamos ese dia y yo estaba furioso por el hecho de que Watson hubiera venido a comer a la casa y de que quiza hicieras lo mismo con media docena mas de amigos.
Farran paso por alto el hecho de que al dia siguiente se besaron con pasion y murmuro:
– Tu… no viniste el fin de semana siguiente.
– ?Te diste cuenta? -hablo con mucha suavidad.
– Te… extrane -reconocio la chica y quedo cautivada al ver la ternura amorosa que transformo las facciones de Stallard.
– Yo tambien te extrane, mi querida Farran -su voz estaba ronca, como si lo sobrecogiera una profunda emocion. La atrajo hacia el y le dio un beso tierno en la boca.
– ?Que dijiste? -Farran tuvo que hacerle la pregunta cuando el la aparto con gentileza para mirarla a los ojos.
– ?No lo sabes? -y pronuncio las palabras que casi la mataron de la emocion-. Te amo -la tomo de las manos y la chica se aferro a el-. Te amo con todo mi ser, mi amor -mientras una gran alegria embargaba a Farran, se tenso-. ?Todavia amas a Ottley? ?Acaso me equivoco al pensar que, despues de responder a mis besos como lo haces, no puedes estar todavia enamorada de el?
Farran se emociono mucho al descubrir que Stallard no pensaba que su calidez y pasion por el fueron fingidas y que estaba enamorada de otro hombre.
– Sin pensar en todo lo que te equivocaste acerca de mi, por lo menos, en eso tienes razon.
– ?No lo amas? -urgio.
– No. Cuando me enamore de verdad me di cuenta de que por el solo senti un enamoramiento.
– ?Entonces de quien estas enamorada? -le apreto los antebrazos, muy tenso.
– En este momento estoy mirando a mi amado -Farran lo observo con amor.
Stallard se relajo y la abrazo con ternura, murmurando su nombre una y otra vez.
Farran no supo cuanto tiempo permanecieron asi, solo estaba consciente de la alegria que inundaba su corazon. Stallard la aparto un poco, la miro a los ojos y se quedaron asi, frente a frente, largo rato.
– ?Es cierto?
– ?Que te amo? -Farran asintio con la cabeza-. Si, es cierto.
En ese momento fue cuando Stallard la beso. Fue un beso magico, maravilloso, en donde ambos hallaron consuelo al dolor sufrido, uno en brazos de otro.
Stallard se aparto y murmuro, al acariciarle la nariz:
– Creo que si tengo interes en mantenerme cuerdo, seria mejor que charlaramos.
– Como quieras -suspiro Farran con una sonrisa-. Quiza podamos empezar con que me aclares por que, si tanto me extranabas, ese fin de semana no viniste.
– ?Acaso no te he dicho ya que eres la criatura mas encantadora y adorable que he conocido jamas? -Stallard la beso de nuevo con pasion y Farran le devolvio un beso fogoso-. Para contestar a tu pregunta, entonces no sabia que estaba enamorado de ti. En ese momento, lo unico que sentia era que me irritabas…
– ?Irritarte?
– Me irritaba que no pudiera sacarte de mi cabeza aunque quisiera. Pero, como estaba decidido a no pensar mas en ti, resolvi que no vendria a Low Monkton durante un tiempo.
– Ah -comento Farran-. Pero el domingo de la semana siguiente te llame para avisarte que Nona no estaba