cabello rubio.
Pero para entonces estaba tan tensa, por el engano que por amor y lealtad se veia forzada a realizar que no vio los imponentes edificios que dejaba atras, conduciendo rumbo al valle donde terminaba el pueblo y empezaba una carretera a traves de los bosques.
Era en el area boscosa donde se dividia la carretera en una muy amplia y en otra secundaria, esta era la que, le habian dado instrucciones, debia tomar. Al final dio vuelta a la derecha, y a unos cuantos metros se encontro frente al mas elegante edificio de cuatro pisos. Ella sabia que ahi vivia el hombre que entrevistaria.
Consulto su reloj, sintiendo gran nerviosismo. ?No tenia el caracter para hacer esas cosas! Y lo comprobo, ademas, por las nauseas que sentia. Faltaban aun quince minutos para que fuera la hora convenida.
Durante un momento trato de calmarse y de aparentar seguridad en si misma, luego, mas tranquila, salio del auto y se acerco a la imponente puerta principal del edificio.
De pronto un ataque de panico casi la hizo retroceder, pero sin hacer caso a sus emociones presiono el timbre de porcelana. Era demasiado tarde para huir, y empezo a luchar, desesperada por mantener la calma repasando de nuevo toda la lista de preguntas, pero no recordaba ni una.
En ese momento, con el corazon en los pies, escucho que alguien se acercaba. Si habia pensado que era el hombre que alli vivia, habria sentido desilusion. No era un hombre quien abrio la puerta, sino una mujer regordeta como de cincuenta anos.
– Buenos dias -dijo Fabia sonriendo a la senora.
–
Por el bien de su hermana, Fabia continuo sonriendo, pero se desanimo al comprender que esa senora fuera su esposa, ama de llaves o ambas cosas, no sabia hablar ingles. Y tampoco, por la expresion de intriga en su rostro, estaba informada de su visita.
– Me llamo Fa… hmm -tosio para encubrir su primer error, ?y todavia no habia empezado!-. Me llamo Cara Kingsdale -volvio a sonreir, y como vio que no obtenia respuesta, continuo-. Vine a ver al senor Gajdusek -sin embargo, aparte de parpadear al reconocer el nombre, la mujer tampoco respondio. Fabia empezo a devanarse los sesos, pensando en como derribar la barrera del idioma. De alguna manera recordo las tarjetas de presentacion que le habia dado Cara y con la esperanza de que la mujer se la entregara al dueno de la casa, busco en su bolsa y la saco de su cartera para entregarsela a la mujer.
Sintio alivio cuando, despues de mirar el pedazo de papel, que de seguro no significaba nada para ella, la mujer dijo con amabilidad.
–
Fabia no entendia ni una palabra de checo; solo habia averiguado que
Cuando Fabia volvio a escuchar pisadas que se acercaban adonde estaba ella, se estremecio de nervios. Pero la mujer a quien le habia entregado la tarjeta aparecio acompanada de otra senora, de uniforme, con un plumero en la mano y de la misma edad, a quien habia distraido de sus labores de limpieza.
– Buenos dias -le dijo la senora en ingles, con acento extranjero.
Con acento o no, Fabia sintio aminorar su tension al oir a alguien hablando ingles. Pero un minuto despues se sentia igual de tensa. Porque, despues de volver a repetir su ritual de presentacion y de senalar el motivo de su visita, se entero, si entendio bien, que el hombre con quien tenia la cita, ?no estaba alli!
– ?Salio por un momento? -Fabia pregunto despacio, tratando de aclarar su situacion. Luego, cuando comprendio que no le habian entendido, repitio la pregunta todavia mas despacio.
Espero un momento y, cuando vio que se ilumino el rostro de la otra mujer, empezo a creer que por fin le responderian.
– Praga -anuncio la mujer de uniforme.
– ?Praga? -repitio Fabia esperando haber entendido-. ?Dice usted que el senor Gajdusek esta en Praga?
– Alli esta -fue la increible respuesta.
– ?Alli esta! -exclamo Fabia, y todavia no lo queria creer, pese a que la mujer asentia con la cabeza.
–
– ?Pero si yo tengo cita con el! -protesto Fabia y comprendio que la mujer desconocia la palabra 'cita'. Como el hecho de encontrar otra palabra no iba a cambiar la situacion, se pregunto si el escritor regresaria para cumplir con el compromiso o si se habria retrasado por algun motivo imprevisto. De modo que les pregunto:
– ?Esperan que regrese hoy el senor Gajdusek? -y como vio que no comprendieron, senalo su reloj y volvio a preguntar-. ?A que hora lo esperan de regreso?
– Una semana -le informo la mujer dejandola atonita.
Diez minutos despues, Fabia iba conduciendo de regreso al hotel, sintiendo incredulidad y asombro. Habia insistido a la recamarera que le confirmara si habia comprendido su ultima pregunta y de nuevo le habia repetido 'una semana'. Fue en ese momento que Fabia recordo a Milada Pankracova con quien se habia comunicado su hermana.
– ?Esta la secretaria del senor Gajdusek? -habia preguntado.
– ?Secretaria?
– Milada Pankracova.
– ?Ah! -habian reconocido el nombre, penso Fabia, animada-. No esta -habia anadido la mujer y Fabia creyo que eso queria decir que el senor Gajdusek habia ido a Praga para un asunto de negocios y se habia llevado a su secretaria con el. ?Y entonces que iba a pasar?
?Que podia hacer?, se pregunto y comprendio cuando llego al hotel y entro al bar a tomar cafe, que tendria que regresar a Inglaterra cuanto antes. Habia intentado hacer lo que le pidio Cara. De hecho, estuvo a punto de cumplir con ella desde el momento en que llego a la casa de Vendelin Gajdusek a tiempo para la cita y ademas habia tocado el timbre.
Con toda calma, Fabia bebia su cafe. Si, decidio, lo habia intentado, habia hecho todo lo posible por Cara, pero… irritada empezo a cuestionarse. ?Todo lo posible? ?Era la verdad?
En ese momento no necesitaba la pesadilla de su conciencia, pero al continuar los sondeos, se pregunto en serio si en verdad era suficiente haberse presentado en la casa de Vendelin Gajdusek y nada mas. Empezo a pensar en su querida hermana y todo lo que debia estar pasando, y, aunados el amor y los remordimientos, empezo a convencerse de que podia hacer algo mas.
Para empezar se suponia que estaba de vacaciones, por amor de Dios, de modo que no tenia prisa alguna por regresar a su casa. Y ademas, teniendo en cuenta todo lo que esa entrevista significaba para su hermana, ?no podia quedarse una semana mas en Marianske Lazne?
Fabia decidio esperar a que regresara Gajdusek, aun cuando no tenia ninguna garantia de que el escritor le concederia entonces la entrevista. Pero considerando la carta que, con las instrucciones, le habia enviado Milada Pankracova a Cara, tal vez cumpliria con su promesa de verla a ella… o a su hermana.
La joven trataba de contrarrestar los sentimientos de miseria, al pensar que estaba mal, de parte del escritor, estar ausente cuando sabia que alguien iria desde Inglaterra solo para verlo. De acuerdo, la cita se habia acordado hacia dos meses, y era posible, suponia, que el o su secretaria hubieran llamado a la revista
Se molesto con Vendelin Gajdusek, pero el enfado duro poco y desaparecio, dejandola preocupada por Cara y Barney, y por la entrevista que ya debia haber concluido, pero que no habia siquiera iniciado. Cualquiera le hubiera podido decir que tendria otra semana para sufrir agonias como la de ese dia.
Fabia creia, sin embargo, que no debia pensar en eso, aunque era mas facil decirlo que hacerlo; iba a tratar y disfrutar todo lo que pudiera la siguiente semana, pasando cada dia como si realmente estuviera de vacaciones y sin preocupaciones.
Al final, Fabia, muy buena para caminar, abandono el hotel para explorar las avenidas y caminos de Marianske Lazne. Se detuvo un par de veces a tomar algo, regreso al hotel como a las seis de la tarde, contenta de que el poblado fuera tan encantador.
El sabado volvio a caminar, durante varias horas, alrededor de las amplias y limpias avenidas y por las calles bordeadas de arboles del balneario con sus artisticas columnas y sus manantiales curativos. Habia leido que el