balneario formaba parte de lo que se conocia como el Triangulo de Balnearios de Bohemia Occidental, los otros dos eran Karlovy Vary y Frantiscovy Lazne.
Paso frente a hermosos edificios del siglo XIX, de cuatro pisos, con techos amarillos, blancos, rojos y verdes, con prados bien cuidados y regreso al hotel. Faltaban todavia cinco dias para que pudiera entrevistarse con Vendelin Gajdusek y se le ocurrio, entusiasmada de pronto ir a conocer los otros dos balnearios, ya que tenia el auto, si no quedaban muy lejos.
– ?Podria informarme a que distancia estan Karlovy Vary y Frantiscovy Lazne? -le pregunto al recepcionista del hotel.
– Con mucho gusto -el hombre sonrio disfrutando sus hermosos rasgos y su cutis exquisito.
Cuando se desperto el domingo en la manana, penso en Cara, en Barney y en el hombre que aun no conocia, pero que esperaba conocer, y luego intento eliminar, su ansiedad recordando que Frantiscovy Lazne estaba a menos de veinticinco millas y que ahi pasaria el dia.
Un poco despues del desayuno, Fabia condujo su Volkswagen hacia el otro balneario y cincuenta minutos despues estaba paseando por el parque del pueblo, entre arboles, bancas y un escenario para una banda de musica. Durante mas de una hora camino por el lugar que el dramaturgo Goethe llamo 'un paraiso terrenal', y deseo tener mas vacaciones para poder explorar mejor la zona.
Estaba en el mejor estado de animo que recordaba desde hacia mucho tiempo cuando regreso, mas tarde a su auto. Habia conducido muy poco cuando tuvo que detenerse a consultar el mapa, y luego, para su asombro, ya no pudo encender el motor.
En un principio se quedo alli sentada, incapaz de creer que su auto no arrancara. Pero, cuando comprendio totalmente que no podria hacerlo, penso que dados sus escasos conocimientos de mecanica, tenia un serio problema.
Bajarse y levantar la tapa del motor no le serviria de mucho, dado que la falla podia estar frente a sus ojos y ella jamas la reconoceria.
En un estado de suprema ansiedad, miro distraida por el espejo retrovisor y, santo Dios, penso al percatarse de que estaba en un sendero estrecho bloqueando el paso por completo y que habia un Mercedes negro detras de ella, esperando pacientemente que lo dejara pasar.
Entendio que no podia hacer otra cosa que ir a disculparse y, de ser posible, explicar que su auto no arrancaba, puso la mano en el picaporte de la puerta y supo que no tenia necesidad de moverse. Desde su espejo vio que abrian la puerta del Mercedes y que bajaba de alli un hombre alto y aristocratico.
Dios me ayude, se dijo mientras bajaba el vidrio de su ventana al ver que el se acercaba… No tuvo ni oportunidad de preocuparse de que no la entendiera, porque en el instante en que el hombre, vestido en forma elegante aunque informal, se inclino y le pregunto en perfecto ingles.
– ?Algun problema?
– Si. ?Mi auto no arranca! -respondio de prisa, sintiendo latir con fuerza su corazon al mirar los ojos negros, penetrantes e inteligentes, que contemplaban su largo cabello rubio, sus ojos verdes, sus rasgos y su cutis delicado-. No habia fallado, pero ahora de repente no quiere arrancar -anadio ella con mayor lentitud, tratando de controlarse y comprendiendo que con la placa de Gran Bretana nadie tendria que ser un genio para adivinar que ella era inglesa.
– ?Ya debe haber intentado todo supongo? -pregunto el hombre de cabello negro con tono cordial y agradable ganandose un buen trato debido a que no le hablaba con prepotencia.
– Me falta ver el motor. Aunque a mi no me ayudaria hacerlo -le confeso al hombre alto y delgado que le parecio de unos treinta y cinco anos.
– No significaria mucho tampoco para mi -respondio con cierto encanto y, mientras dio un brinco el corazon de la joven, el se encargo del problema senalando un recodo hacia la derecha-. Mueva el volante hacia alla. Yo lo empujare hasta un taller mecanico.
Fabia estaba todavia sorprendida de que su Volkswagen iba a ser empujado por un Mercedes, cuando el extrano camino hacia su auto y ella tuvo que recuperarse y mover el volante.
Todavia estaba incredula cuando media hora despues estaba en un taller.
– Muchas gracias por traerme hasta aqui -le dijo al hombre que habia terminado de hablar con un mecanico-. Espero no haberle quitado su tiempo -se disculpo pensando en que quiza tenia alguna cita y tenia que irse.
– No tengo prisa -respondio el haciendola sentirse bien y anadio con encanto natural-. Estoy de vacaciones.
?Queria decir que estaba de vacaciones por ser domingo o que estaba pasando algunos dias en la zona? A Fabia le hubiera gustado preguntarle, pero no se conocian lo suficiente para ningun comentario que fuese mas que superficial.
– De todas maneras se lo agradezco mucho -insistio ella y sonrio. Noto que el fijaba la vista en su boca y luego el mecanico se acerco a ellos.
Mientras los dos hombres discutian en un idioma que no entendia, Fabia se quedo escuchando, rezando porque el problema no fuese muy serio. Cuando los dos terminaron de hablar, contemplo al alto y encantador hombre.
– Me temo que no tengo buenas noticias -empezo el a decir-. Su auto necesita un nuevo alternador.
– ?Valgame Dios! -musito la joven, tratando de aparentar que comprendia, aunque un alternador no significaba nada para ella. Sin embargo, como parecia que no podria llevar su auto a ningun sitio, pregunto-: ?Podria poner uno el mecanico, lo mas pronto posible? -mostro ansiedad y se percato de que el ya habia hecho esa pregunta.
– Podria hacerlo si tuviera uno en existencia especial para la marca de su auto -respondio el.
Con un demonio, penso Fabia, y por un momento no supo que hacer. De alguna manera tuvo la incomoda sensacion de que los alternadores para Volkswagen Polo no abundaban en Checoslovaquia.
– Este… ?cuanto tiempo necesitaria para conseguir ese accesorio? -dijo ella temiendo lo peor.
– Varios dias -respondio el extrano.
– ?No puedo llevarme hoy el auto? -pregunto ella rapidamente haciendo lo imposible por no mostrar panico y el nego con la cabeza. ?Como demonios iba a regresar a Marianske Lazne?
– ?Adonde esta usted hospedada? -pregunto el como si le hubiera leido el pensamiento y supiera que estaba esforzandose por controlar el miedo.
– No en Frantiskovy Lazne -replico ella-. Vine conduciendo desde Marianske Lazne.
Descubrio que el hombre, aunque encantador, se reia poco. Sin embargo, la favorecio con un gesto tranquilizador y le dijo:
– Yo voy camino a Marianske Lazne, asi que eso ya no seria un problema -y mientras sentia alivio al saber que ese amable extrano le ofrecia llevarla de regreso a su hotel, el le dio instrucciones al mecanico y luego este le informo:
– Trataran de conseguir la pieza lo mas pronto posible, pero mientras tanto, tendra que dejar aqui su auto.
Despues Fabia estaba sentada al lado del extrano, y su auto se deslizaba a toda velocidad, por la carretera, y en media hora haciendo algunos comentarios impersonales, Fabia empezo a recuperarse de su ultima calamidad.
Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo y continuaba pensando en su auto descompuesto, en los mecanicos que podian arreglarlo y en que tenia que dejarselos alli, comprendio que no iba a ser posible recorrer la zona como lo habia planeado y que podia olvidarse de ir a conocer Karlovy Vary. Sin embargo, a pesar de que Vendelin Gajdusek estaba muy lejos y que tenia pendiente la entrevista, no poder conocer el otro balneario era su menor preocupacion.
– ?Vino de vacaciones a Checoslovaquia? -pregunto de pronto el extrano, y Fabia sintio simpatia hacia el. Le parecio que se percataba de sus pensamientos y de sus preocupaciones y, aunque no tenia ninguna necesidad de molestarse, habia decidido distraerla.
– Si -respondio ella.
– ?Esta disfrutando del viaje?
– Mucho -respondio, bueno le habia gustado mucho Marianske Lazne, y el parecia un hombre demasiado sofisticado para aburrirlo con sus problemas.
– ?Vino sola?