– Si -respondio Fabia y como estaba a punto de confesarle que iba a acompanarla su hermana y luego aburrirlo a morir con el resto de los detalles, anadio-. Completamente sola -y fingio alegria.

– ?Y a sus padres no les importa que viaje sola?

– ?Tengo veintidos anos! -declaro Fabia, un poco molesta de que el pensara que era una nina.

– Perdon -se disculpo-, se ve usted tan jovencita -y ella lo perdono al instante por su encanto, y por su tono de voz-. ?Ya le habia preguntado como se llama? -dijo el y la chica sonrio, pensando que era obvio que a ese hombre no se le podia olvidar nada.

– No, todavia no. Me llamo Fabia K… -en ese momento salto un venado frente al auto y le dio el susto de su vida antes de poder terminar. Por suerte, y gracias claro al buen conductor no le paso nada a ella, ni al venado, ni al Mercedes-. Estuvo cerca -murmuro viendo al animal desaparecer detras de los arbustos al otro lado de la carretera.

– ?Eso es lo que llaman subestimacion britanica? -comento el con tono burlon a medida que se acercaban a las afueras de Marianske Lazne y Fabia tuvo que reir.

El se volvio para mirarla, el sonido de su risa fue agradable a sus oidos. Luego le pregunto el nombre del hotel y en un momento estaban alli y Fabia sintio que uno de los mas fascinantes pasajes de su vida excepto por el alternador habia terminado, el se bajo del auto para abrirle la puerta y luego se quedo parado en la acera con ella.

– Na shledanou, Fabia.

– Muchas gracias por toda su ayuda -expreso con sinceridad, pero cuando sintio un verdadero deseo de saber como se llamaba, comprendio que haria un papel de tonta si se lo preguntaba en el momento de despedirse-. Adios -dijo, entonces sonriendo entro al hotel.

Era extrano, pero no dejo de pensar en ese hombre el resto del dia. Parecia ser una persona bastante sofisticada. De inmediato habia encontrado un taller con un mecanico que trabajaba los domingos. ?Era tan encantador…!

Fabia bajo a cenar diciendose que era obvio que no estaba alojado en ese hotel de ser asi se lo hubiera mencionado, quiza decidiera cenar alli, habia posibilidades ya que estaba en Marianske Lazne de vacaciones. Incluso era probable que estuviera visitando los balnearios.

Fabia se acosto era noche a dormir sin haber visto al hombre que la haba llevado al hotel, pero con una preocupacion mas seria en mente. A pesar de que no habia podido olvidar al extrano, recordo de pronto que no sabia el nombre del taller donde habia dejado su auto, ?ni la direccion! ?Por Dios como podia llamar para averiguar si habian conseguido la pieza!

Durmio poco, tuvo pesadillas donde Barney se iba en su auto y Cara la culpaba de haberlo dejado llevarselo.

Por lo tanto le dio gusto que amaneciera… Luego, mientras un coche afuera hacia ruido, olvido su sueno y regreso al presente dandose cuenta de que era lunes, ?que iba a quedarse todo el dia en cama?

Con poco entusiasmo, Fabia salio del lecho obsesionada por sus problemas y por el hecho de que donde quiera que fuera tendria que hacerlo a pie, entro al bano para darse una ducha.

Bajo la regadera se le ocurrio, cruzando los dedos, que quizas no hubiera muchos talleres mecanicos en un perimetro de digamos diez millas en Frantiskovy Lazne. Pero, aunque llegase a encontrar el nombre y la direccion, no tenia sentido tratar de localizarlos ese dia ya que habian dicho que les tomaria tiempo conseguir el alternador.

Por lo visto, se dijo con optimismo, tenia todo el dia para pasear con tranquilidad por Marianske Lazne. El problema era que, estaba tan inquieta, que no podia tomar las cosas con calma.

Muy bien, decidio el lado positivo de su personalidad, ya que no iba a poder hacer nada respecto a su principal problema: el auto, ?que tal si se ocupaba de su otro gran problema, la entrevista?

– ?Como? -se pregunto cuando bajo a desayunar. A menos que no hubiese entendido bien a la senora uniformada en casa de Vendelin Gajdusek, no esperaban que regresara antes del jueves.

Fabia habia empezado a cortar un pedazo de queso cuando de pronto tuvo una idea. ?Habria malentendido? ?Estaba equivocada? Regreso de nuevo a la conversacion con la mujer uniformada. Habia dicho definitivamente, una semana. Pero la verdad era que no hablaba bien ingles. De pronto, Fabia sintio la misma agitacion interior de cada vez que la entrevista estaba cerca.

Por un momento penso en llamar por telefono a la casa del senor Gajdusek y preguntar por el. La desanimo el hecho de que, si el y su secretaria estaban fuera todavia, corria el riesgo de tener la misma conversacion insatisfactoria con la senora que no hablaba ingles. Y si el y su secretaria ya habian regresado, sentia que tenia mas posibilidades de lograr la entrevista si se presentaba alli en vez de llamar.

Regreso a su habitacion diciendose que de todas maneras no tenia nada mas que hacer en todo el dia. Ya habia dado largas caminatas alrededor de Marianske Lazne, de modo que caminar unas tres millas hasta la casa de Vendelin Gajdusek no deberia ser dificil, ?o si?

Durante la siguiente media hora, Fabia lucho con su conciencia, su sentido comun le advertia que no queria hacerlo y que ademas, seria un esfuerzo inutil.

Cinco minutos despues habia aplacado sus nervios y concluido dos cosas. Una era que ya que iba a ser inutil su caminata, no iba a vestirse de modo elegante. Dejo a un lado su mejor traje, opto por cubrirse sus largas y torneadas piernas con un pantalon y eligio unos zapatos comodos, una blusa y un sueter. La otra decision era que, siendo que tenia cierto porcentaje de posibilidades de encontrarlo y como era cuesta arriba casi todo el camino y no queria llegar alli fatigada y sudando, tomaria un taxi de ida y regresaria a pie.

Faltaba un minuto para las diez cuando la recepcionista la llamo para avisarle que ya la esperaba su taxi. Sintiendo las conocidas mariposas en el estomago, Fabia se puso una chaqueta y salio de su habitacion. Mucho antes que estuviera preparada, la dejaron frente a la casa de Vendelin Gajdusek, y aunque tuvo la intencion de ordenar al taxista que regresara, ya no lo alcanzo.

Respiro profundamente, contemplo la elegante mansion y enderezo sus hombros. Cuando estaba a punto de caminar y subir hasta la puerta principal para presionar el timbre un ruido proveniente de un rincon de la casa llamo su atencion. Un segundo despues supo que lo que habia escuchado era el ladrido de un hermoso dobermann que de pronto se le echo encima.

Hasta ese momento Fabia se percato de cuanto extranaba a sus perros.

– Hola -le dijo y como agradecimiento el perro le mordio el tobillo. Un error, reconocio ella; la agresion era una advertencia, nada mas. Acostumbrada como estaba a los animales, no le dio miedo, pero se quedo inmovil. Cosa que de haberlo pensado, debio hacer en el instante en que vio al can acercarse, en vez de responder como lo habia hecho.

Otro ruido llamo su atencion y levanto la vista para ver quien iba a ayudarla. Pero tuvo que volverse a estremecer, y solo pudo mirar atonita, al alto hombre delgado y de porte aristocratico que caminaba hacia ella.

En silencio, con los ojos bien abiertos, incredula, lo contemplo. ?Una persona que, por segunda vez en dos dias, iba a ayudarla! Y, claro lo reconocio y el a ella tambien.

El hombre llamo al perro en checo y el animal obedecio de inmediato, la olvido y fue hacia su amo, pero ya no era el individuo encantador que la ayudo, sino una persona iracunda que le gritaba en perfecto ingles:

– ?No tiene usted sentido comun?

– ?No! -respondio Fabia. Debio preguntarle su nombre el dia anterior, pero en ese momento creia que ya lo sabia. ?Santo Cielo!, se dijo en su interior, si el era Vendelin Gajdusek, tenia el triste presentimiento de que habian empezado muy mal.

Capitulo 2

La joven sentia que le latia muy fuerte el corazon, al observar que el hombre tenia la correa del perro en una mano y que habia sacado a pasear al animal o que iba a hacerlo. El perro estaba sentado junto a su amo y bajo estricto control. Sin embargo Fabia sabia que no tenia excusas por su torpeza.

– Yo… -trato de explicar, pero la interrumpieron.

– ?Siempre actua asi! -exclamo el hombre de ojos negros, iracundo-. ?No se percato de que el perro no la

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