buscarlo.

– No hagas caso -le dijo el.

– ?Como que no haga caso?

– No tienes por que preocuparte -insistio su padre, mientras seguia intentando arreglar una vieja motocicleta.

Sabiendo que no habria formar de hacer que se concentrase en el asunto hasta que hubiera terminado con la moto, Phinn espero hasta la hora de la cena.

– Estaba pensando ir al Cat a tomar una cerveza.

– Y yo estaba pensando que hablasemos de la carta.

– ?Sabes una cosa, carino? Cada dia te pareces mas a tu madre.

Uno de los dos tenia que ser practico, penso ella.

– ?Que hariamos si las cosas se pusieran feas y tuvieramos que irnos de aqui, papa? La pobre Ruby…

– No tendremos que irnos -la interrumpio el-. El nuevo propietario intenta asustarnos, nada mas.

– Pero la carta es de Ashley Allardyce…

– Puede que la firme el, pero seguro que es cosa de su hermano.

– Tyrell Allardyce -murmuro Phinn.

Curiosamente, mientras Ashley Allardyce era una vaga imagen en su cabeza, recordaba perfectamente los rasgos de Tyrell.

– Asi es como se hacen las cosas en Londres -siguio su padre-. Necesitan tener el papeleo bien documentado en caso de que fueramos a los tribunales, pero no llegara a eso. Los Hawkins llevamos muchos anos en la granja Honeysuckle y nadie nos va a echar de aqui, te lo prometo.

Lamentablemente, aquella no habia sido la primera carta que recibian porque la siguiente era de un bufete de abogados de Londres dandoles el mes de septiembre como plazo maximo para el desahucio. Y Phinn, que ya odiaba un poco a Tyrell Allardyce, empezo a detestarlo de verdad. El senor Caldicott nunca hubiera hecho algo asi.

Pero, de nuevo, su padre no parecia preocupado en absoluto y mientras Phinn se consumia de angustia esperando que los alguaciles del Ayuntamiento llegasen en cualquier momento para desahuciarlos, Ewart no parecia tener una sola preocupacion en el mundo.

Y cuando llego el mes de septiembre, Phinn se encontro con otra preocupacion mas importante: Ruby se habia puesto seriamente enferma.

Kit Peverill, que habia ido a verla a mitad de la noche, le dijo que no sabia si saldria adelante y Phinn, olvidandose del trabajo, se habia quedado con ella, cuidandola y vigilandola a todas horas… hasta que su querida yegua se recupero.

Pero cuando volvio a la oficina y le conto a su jefe que habia faltado al trabajo porque su yegua estaba muy enferma, la seca respuesta fue que las cosas no iban bien y estaban pensando recortar personal.

– No hace falta que te vayas inmediatamente. Tienes un mes para encontrar otro trabajo.

Pero Phinn no pudo trabajar el mes entero porque un par de semanas despues todo su mundo se derrumbo cuando su padre, intentando demostrar a unos amigos lo que una vieja moto podia hacer por esos caminos de tierra, sufrio un accidente.

Habia muerto antes de que Phinn llegase al hospital. Su madre acudio a su lado de inmediato y habia sido ella, tan practica como siempre, quien se habia encargado del funeral.

Destrozada por la perdida de su padre, tener que cuidar de Ruby era lo unico que la consolaba un poco. Y Ruby, como si lo supiera, acariciaba suavemente su cuello con el hocico.

Ewart Hawkins habia sido una persona querida en la zona, pero cuando llego el dia del funeral Phinn se quedo sorprendida al ver que tenia tantos amigos. Y parientes. Tios y tias de los que habia oido hablar pero a los que apenas habia visto nunca acudieron para presentar sus respetos. Incluso Leanne, una prima lejana, habia ido con sus padres.

Leanne era una chica alta, guapa… y con unos ojos que parecian ponerle precio a todo. Como las antiguedades de la familia habian sido vendidas una tras otra despues de la marcha de Hester habia poco en la granja Honeysuckle que tuviese algun valor y, sin embargo, Leanne se mostro amable con ella.

Amable, esto es, hasta que Ashley Allardyce aparecio en el funeral. Phinn, a pesar de las pocas ganas que tenia de saludarlo, le dio las gracias por acudir. Pero Leanne, al notar el corte caro de la ropa que llevaba aquel hombre alto y rubio, inmediatamente se sintio atraida por el.

– ?Quien es? -le pregunto.

– Ashley Allardyce -contesto Phinn.

– ?Vive por aqui?

– En Broadlands Hall.

– ?Esa mansion enorme rodeada de acres de terreno por la que hemos pasado para llegar aqui?

– Esa misma.

Un segundo despues, Leanne habia invitado a Ashley a tomar algo en la granja. Y, aunque Phinn hubiera querido negarse, una mirada a su expresion le dijo que seria imposible. ?Ashley Allardyce estaba cautivado por su prima!

Sumida en el dolor, los dias habian pasado despues de eso sin que Phinn se diera cuenta. Su madre queria que fuera a vivir a Gloucester con ella, pero la idea le resultaba insoportable. Ademas, estaba Ruby.

Phinn se alegraba de tener a alguien a quien cuidar. Y tambien se alegraba de que su prima fuese a menudo a visitarla. De hecho, habia visto mas a su prima en esos meses que en toda su vida.

Leanne iba a la granja, o eso decia, para que no estuviera sola. Pero en realidad iba a pasar el rato con Ashley Allardyce, que estaba claramente loco por ella. Tanto que cuando su prima decidio pasar las navidades esquiando en Suiza, Ash decidio apuntarse.

Y, afortunadamente, el desahucio nunca se habia llevado a cabo.

Como, sin trabajo, Phinn ya no necesitaba el coche decidio venderlo para pagar el alquiler atrasado. Ademas, preferia no arriesgarse a que Ashley hablase con Leanne sobre su situacion financiera. No queria que nadie de la familia supiera que su padre habia muerto debiendo dinero. De modo que vendio el coche y le envio un cheque al abogado de los Allardyce.

Pero despues de pagar todas las facturas, incluidas las del veterinario, apenas le quedaba dinero, de modo que necesitaba un trabajo. Sin embargo, Ruby no estaba lo bastante bien como para dejarla sola…

Durante su ultima visita, Leanne le habia contado que Ashley estaba a punto de pedir su mano y esa misma tarde habia llamado desde Broadlands Hall para decir que no la esperase despierta porque iba a dormir alli.

Pero, a la manana siguiente, su prima aparecio en la granja y detuvo el coche frente al establo con un seco frenazo. Y Phinn tuvo que enfrentarse con una mujer furiosa que exigia saber por que no le habia contado que Broadlands Hall no pertenecia a Ashley Allardyce.

– Pues… no se me ocurrio, la verdad -habia contestado, a la defensiva-. Pero si te dije que Ash tenia un hermano…

– Claro que me lo dijiste. Y Ash tambien. ?Pero lo que nadie me dijo es que Ash es el hermano pequeno y no tiene derecho a nada!

– Ah, has conocido a Tyrell Allardyce -suspiro Phinn.

– Pues no, aun no lo conozco. Siempre esta viajando de un lado a otro… ha tenido que ser el ama de llaves quien me contase que Ash no es mas que el gerente de la finca. ?Te lo puedes imaginar? Alli estaba yo, tan contenta pensando que en cualquier momento iba a ser la propietaria de Broadlands Hall, y tengo que enterarme por un ama de llaves de que seguramente tendriamos que vivir en una de las casuchas de la finca. ?Es intolerable!

Phinn dudaba mucho de que la senora Starkey hubiera dicho tal cosa, pero decidio no responder.

– Ven, vamos dentro a tomar un cafe…

– Si, voy a entrar, pero solo para llevarme mis cosas -contesto su prima-. Te aseguro que el pueblo de Bishops Thornby no volvera a verme.

– ?Y que pasa con Ash?

– ?Que pasa con el? -le espeto Leanne-. Ya le he dicho que yo no estoy hecha para la vida en el campo. Pero si aun no se ha enterado de que me marcho, despidete por mi.

Ash no fue a la granja a buscar a su prima y, poco a poco, todo volvio a la normalidad en la granja

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