apartarse todo lo posible.

Sin embargo, estaba paseando a la orilla del riachuelo en el que solia pescar con su padre cuando se encontro con un Allardyce: Ashley, afortunadamente.

Lo mas natural era que se parase un momento para saludarlo, pero se quedo sorprendida por el cambio que se habia operado en el desde la ultima vez que lo vio. Estaba palido y parecia haber perdido al menos diez kilos.

– Hola, Ash -consiguio decir-. ?Te han dado la camara de fotos?

– Si, gracias -contesto el-. ?Has visto a Leanne ultimamente?

– No, no… Leanne ya no viene por aqui -respondio Phinn, sintiendo pena por el.

– Imagino que no tiene donde alojarse ahora que tu ya no vives en la granja. Y siento mucho que tuvieras que irte, por cierto.

– No podia quedarme -suspiro ella-. ?Has encontrado nuevo inquilino?

– No, la verdad es que aun no se que voy a hacer con la granja -contesto Ash.

Y, de repente, a Phinn se le ocurrio que si aun no habia encontrado inquilino para Honeysuckle, tal vez Ruby y ella podrian volver alli.

– Habia pensado vivir alli yo mismo -seguia diciendo Ashley-, pero parece que aun no soy capaz de… tomar decisiones.

Esa confesion la dejo sorprendida. ?Leanne otra vez! ?Como podia su prima no haber pensado en los sentimientos de aquel hombre?

– Estoy segura de que la granja te vendria bien… si eso es lo que decides hacer.

– Creo que me gustaria trabajar al aire libre. Eso es mejor que trabajar en una oficina, ?no? Intente dedicarme al mundo de los negocios, pero no era lo mio.

– ?No te gustaba?

Ash nego con la cabeza.

– No, ese tipo de trabajo es mas para mi hermano Ty. El es el genio de la familia, no yo -suspiro, mirando con expresion ausente hacia el otro lado-. Espero que hayas encontrado alojamiento, por cierto.

– Pues la verdad es que no… -Phinn no queria molestarlo viendolo en ese estado, pero si no volvia a la granja no sabia que iba a hacer.

– ?No tienes sitio donde vivir?

– Geraldine, la nueva propietaria de los establos, me ha pedido que me marche.

– ?Pero no trabajabas alli?

– En realidad no habia mucho trabajo. Peggy me dejaba ocupar una habitacion encima de los establos…

– ?Entonces no tienes ni casa ni trabajo?

– Me temo que no. Ruby y yo tenemos hasta finales de esta semana para encontrar algun sitio en el que vivir.

– ?Ruby? No sabia que tuvieras un hijo.

– No, no -sonrio Phinn, acariciando el cuello de la yegua-. Ella es Ruby. La pobre esta un poco viejecita y… - cuando se volvio para mirar a su yegua vio que un hombre se acercaba por el camino.

Oh, no. Tyrell Allardyce.

– Bueno, sera mejor que me vaya. Es hora de darle a Ruby su medicina. Me alegro de volver a verte por aqui, Ashley.

Y despues de eso, desgraciadamente teniendo que ir en la direccion del insufrible Ty Allardyce, Phinn se dio la vuelta.

– Adios -se despidio Ash, que aparentemente no se habia molestado por su abrupta despedida.

Ruby caminaba tan despacio que era imposible evitar al propietario de Broadlands Hall, de modo que Phinn penso en varias explicaciones mientras se acercaba, pero cuando Ty Allardyce llego a su lado se le quedo la mente en blanco.

– Veo que ha vuelto de Londres -le dijo.

– Usted otra vez… ?que le ha estado diciendo a mi hermano?

– ?Como?

Los ojos grises brillaban con tal furia que a Phinn no la habria sorprendido que hubiese intentando estrangularla

– Por lo visto, a las mujeres de la familia Hawkins no les importa un bledo ir haciendo dano por ahi…

– ?Las mujeres de la familia Hawkins? -repitio ella, airada-. ?Se puede saber que quiere decir con eso?

– Que su reputacion la precede, senorita.

– ?Mi reputacion?

– Su padre se quedo destrozado cuando su madre lo dejo…

Phinn empezo a verlo todo rojo. ?Como se atrevia aquel hombre a hablar de su familia?

– Deberia dejar de prestar atencion a los cotilleos del pueblo, Allardyce -le dijo.

– ?Esta diciendo que su padre no sufrio? ?Que no fue esa la razon por la que no pudo pagar el alquiler de la granja?

Phinn no tenia la menor duda de que su padre habria dado a entender que esa era la razon por la que no podia pagar el alquiler, pero no era cierto. El alquiler habia dejado de pagarse porque el dinero que ganaba su madre ya no entraba en casa.

– Lo que ocurriese entre mi padre y mi madre no es cosa suya, Allardyce.

– Si afecta a mi hermano, todo es cosa mia, senorita Hawkins -replico el-. ?Es que no lo ha visto? ?No ha visto como esta despues de que su prima lo dejase plantado? No pienso dejar que otra Hawkins se acerque a el, asi que vayase de mis tierras y no vuelva a pasar por aqui. Es la ultima vez que se lo digo. Si vuelvo a pillarla por aqui le pondre una denuncia…

– ?Ha terminado?

– Espero no tener que volver a hablar con usted -dijo el-. Y deje a mi hermano en paz.

– ?No se que ha hecho la gente de Bishops Thornby para merecer a alguien como usted, pero el dia que el senor Caldicott le vendio la finca fue el peor dia para este pueblo! -Phinn se volvio hacia su yegua-. Vamos, Ruby, tu eres demasiado buena como para tener que escuchar a este energumeno.

Y despues de decir eso, se alejo con la cabeza bien alta. Desgraciadamente, la yegua caminaba tan despacio que no pudo hacer la salida triunfal que hubiese querido, pero esperaba haber dejado al imbecil de Allardyce con un palmo de narices.

?Pero que ogro de hombre!

Al dia siguiente Phinn no perdio el tiempo y, despues de dar de comer a Ruby, se dirigio a Honeysuckle. Pero hacia tres meses que nadie atendia la granja y tuvo que admitir que no tenia buen aspecto.

Habia piezas de maquinaria oxidada por todas partes y un triste aire de abandono. Si su padre viviera habria reparado esas piezas y las habria vendido. Si su padre viviera…

Intentando no pensar que algunas de esas piezas llevaban anos alli, y no solo desde el mes de octubre, Phinn fue a echar un vistazo al viejo establo. La cerradura estaba rota, pero como su padre habia dicho tantas veces, riendo, alli no habia nada que mereciese la pena robar de modo que ?para que arreglarla?

Que su sentido de la logica fuese diferente al de la mayoria de las personas habia sido parte del hombre al que Phinn adoraba. Ewart Hawkins nunca habia sido perezoso, sencillamente tenia otros intereses.

El establo olia a humedad y abandono, pero hacia un dia soleado, de modo que Phinn abrio las puertas y se puso a trabajar. ?Que otra cosa podia hacer? Ruby, su timida y encantadora Ruby, preferiria estar en el viejo establo que en cualquier otro sitio. Ademas, estaria mejor sola que con esos caballos jovenes tan antipaticos. Y alrededor del establo habia un campo por el que podia trotar. Estaba lleno de malas hierbas, pero no tardaria en limpiarlo y poner una cerca temporal.

Despues de abrir las puertas para que se airease un poco, Phinn encontro una escalera de mano y pudo entrar en la casa por una ventana del segundo piso. Forzar la ventana no le fue dificil y, una vez dentro, miro con nostalgia la que una vez habia sido su habitacion.

Tambien olia a moho y habian cortado el suministro electrico, de modo que tendria que vivir sin luz ni calefaccion, pero estaba segura de que Mickie Yates le devolveria sus cosas. Mickie habia sido un buen amigo de su padre y no le contaria a nadie que estaba alli en calidad de okupa… aunque el odioso de Tyrell Allardyce lo llamaria «allanamiento de morada».

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