Phinn se marcho de Honeysuckle intentando no pensar que diria su madre si supiera cual era su plan. Seguramente se quedaria horrorizada.

El jueves, Phinn seguia intentando decirse a si misma que lo que iba a hacer estaba bien. Habia ido a hablar con Mickie Yates y lo habia encontrado en su taller, hasta los codos de grasa, pero con una sonrisa en los labios.

Y cuando le pidio prestada una de sus camionetas para llevar sus cosas de vuelta a la granja, el hombre se limito a decir:

– ?A las tres te parece bien?

– Me parece estupendo, Mickie.

Hacia una tarde sorprendentemente soleada y Phinn decidio dar un paseo con Ruby hasta el pueblo para que le mirasen las herraduras. Haria mucho mas calor en la forja de Idris, de modo que se quito los vaqueros y la camiseta y se puso un vestido sin mangas… pero cuando iba a salir se dio de bruces con Geraldine.

– ?El sabado dejaras libre la habitacion?

– Si, no te preocupes. Ruby y yo nos iremos manana mismo.

– ?Ah, si? Que bien. En fin… espero que hayas encontrado algun sitio.

Como era practicamente imposible esconder nada en un pueblo tan pequeno, Phinn sabia que no podria esconder su paradero durante mucho tiempo. Pero como su paradero estaba en las tierras de Tyrell Allardyce lo mejor seria no decir nada.

– Si, he encontrado un sitio en el que vivir -le dijo.

Idris, una montana de hombre que siempre parecia tener una cerveza a mano, la recibio con el mismo carino que Mickie.

– ?Como esta mi chica? -murmuro, mientras comprobaba las herraduras de Ruby-. Toma un traguito de cerveza, Phinn.

A ella seguia sin gustarle la cerveza, pero hacia muchisimo calor y beber cerveza era algo tradicional en el pueblo, de modo que tomo un trago en homenaje a su padre.

Cuando termino, Idris le dijo que no le debia nada y Phinn sabia que se enfadaria si insistia en pagarle asi que, despues de darle las gracias, Ruby y ella salieron de la forja.

Sin dejar de mirar a un lado y a otro por si se encontraba con el insufrible Tyrell Allardyce, iba charlando tranquilamente con Ruby y la yegua, que tenia un buen dia, asentia con la cabeza.

Cuando pasaban por el riachuelo, Phinn sintio deseos de nadar un rato. No deberia arriesgarse, pero hacia tanto calor… y el riachuelo estaba rodeado de arboles que daban sombra.

Pero cuando estaba a punto de dejarse llevar por la tentacion ocurrio algo. De repente, en medio del silencio, escucho un grito que llegaba desde el riachuelo… y era el grito de alguien pidiendo ayuda.

No tardo mucho en llegar a la orilla y descubrir que pasaba… y al verlo se le helo la sangre en las venas. En la zona mas profunda del riachuelo habia un sitio al que llamaban «la zona oscura». Oscura porque, debido a la sombra de los arboles, el sol no llegaba nunca hasta alli. No solo era oscura sino profunda y helada. Y todo el mundo sabia que no se debia nadar alli… pero habia alguien… y ese alguien era ni mas ni menos que Ashley Allardyce, a punto de ahogarse.

No habia tiempo para pensar. Su padre le habia ensenado las tecnicas de salvamento y le habia ensenado bien, pero Phinn nunca habia tenido que salvar a nadie.

Sin embargo, mientras pensaba todo eso, estaba quitandose las sandalias y el vestido a toda prisa para tirarse al agua de cabeza.

Estaba helada, pero no habia tiempo para pensar porque tenia que llegar hasta Ash lo antes posible. Nadando a toda velocidad, lo agarro como su padre la habia ensenado a hacerlo y, sin aliento, le advirtio:

– No te muevas o nos ahogaremos los dos.

Alegrandose de que hubiera perdido tanto peso, tiro de el hacia la orilla mas cercana, que resulto ser la que estaba al otro lado.

– Me ha dado un tiron en la pierna -consiguio decir el unos segundos despues, exhausto y con la cabeza entre las rodilla.

Todo habia ocurrido tan rapidamente que Phinn apenas se daba cuenta de nada. Lo unico que sabia era que los dos estaban a salvo y que eso era lo unico importante.

– ?Como se te ocurre nadar aqui? Todo el mundo sabe que en esta zona del riachuelo no se puede nadar -de repente, le dieron ganas de llorar. Por el susto, seguramente.

Entonces recordo a Ruby y miro hacia la otra orilla… pero no vio a su yegua.

– No te muevas de aqui, vuelvo enseguida.

En lugar de tirarse al agua de nuevo, Phinn corrio hacia el viejo puente de madera que atravesaba el riachuelo. Y mientras corria se le ocurrio pensar si Ash habria querido suicidarse…

Pero luego recordo que le habia dado un tiron en la pierna. No, penso, habia sido un accidente. Cuando estaba cruzando el puente vio, aliviada, que Ruby solo se habia alejado un poco para comer hierba… pero el alivio duro poco porque enseguida vio a Tyrell Allardyce.

Afortunadamente, el estaba de espaldas y aun no la habia visto. Estaba mirando alrededor, tal vez buscando a su hermano… pero tenia las riendas de Ruby en la mano. Y entonces supo que no estaba buscando a Ash sino a la propietaria de Ruby, de modo que la propietaria de Ruby estaba en un aprieto.

Como si la hubiese oido llegar, Ty se dio la vuelta en ese momento. Y, como si no pudiera creer lo que veian sus ojos, se quedo inmovil.

Y fue entonces cuando Phinn se dio cuenta de como iba vestida… o mas bien desvestida. Peor que eso, la ropa interior mojada se habia vuelto casi transparente, su cuerpo visible para el hombre que la miraba fijamente.

– Una persona educada se daria la vuelta -le espeto.

Ty Allardyce, sin embargo, no parecia dispuesto a darse la vuelta en absoluto.

– Lo haria… por una senorita educada -replico.

A Phinn le entraron ganas de darle un punetazo, pero no pensaba dar ni un paso mas. Y el, mirandola de arriba abajo, se tomo su tiempo; su mirada insolente deslizandose por sus largas piernas, sus muslos…

Phinn habia cruzado los brazos para taparse un poco pero, afortunadamente, Allardyce se dio la vuelta por fin.

En un segundo, Phinn recupero su vestido y se lo puso a toda prisa. Y, una vez vestida, recupero la confianza. Tenia que acercarse a el para quitarle las riendas y, aunque se sentia avergonzada, consiguio decir:

– Hacia un dia precioso para darse un bano.

La respuesta de Allardyce fue darse la vuelta para mirarla fijamente, como si estuviera intentando decidir si debia perdonarla o volver a tirarla al agua.

– Le he advertido dos veces y no me ha hecho caso. Manana mismo recibira una carta de mi abogado.

– ?Tiene mi direccion?

Ty Allardyce dejo escapar un largo y doliente suspiro.

– Ya esta bien, senorita Hawkins. Si no desaparece de aqui en cinco segundos, yo mismo la escoltare a usted y a ese animal lleno de pulgas…

– ?Como dice? -lo interrumpio ella-. ?No se atreva a tocar a mi yegua! -grito luego, intentando quitarle las riendas y controlar las lagrimas al mismo tiempo. Insultar a la pobre Ruby… aun estaba a tiempo para recibir una patada.

– Por el amor de Dios… -mas impaciente consigo mismo que con ella, Ty le devolvio las riendas-. ?Vayase de aqui y deje a mi hermano en paz!

Solo entonces Phinn se acordo de Ash. Y cuando miro hacia la orilla y vio que estaba incorporandose decidio que podia marcharse.

– ?Encantada! -exclamo, alejandose de alli con Ruby.

No sabia cuanto tiempo habia estado caminando, quiza quince minutos… no lo sabia porque a su reloj, por lo visto, no le gustaba el agua.

Le daba verguenza haber estado a punto de llorar delante de aquel bruto. ?Llena de pulgas Ruby! Claro que luego parecia haberse compadecido de ella…

Si, seguro, penso luego. Como que aquel grosero se compadeceria de nadie. Insultar a Ruby… oh, cuanto le gustaria haberle dado una patada.

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