En fin, una cosa era segura: estaria encantada de escribir «direccion desconocida» en cualquier carta que llegase para devolversela despues al remitente.
CAPITULO 3
EN CUANTO dejo a Ruby instalada en el establo de Geraldine, Phinn subio a su habitacion para darse una ducha. Despues, se puso una camiseta y un pantalon corto y se envolvio el pelo en una toalla para hacerse una taza de te… o de tila. Lo acontecido por la tarde la habia dejado un poco angustiada.
Aunque no sabia que la habia turbado mas: tener que salvar a Ashley Allardyce de morir ahogado o que su insolente hermano la hubiera visto medio desnuda.
Suspirando, empezo a hacer las maletas para estar lista cuando Mickie Yates fuese a buscarla al dia siguiente. Despues de guardar su ropa, envolvio en papel de periodico las piezas de la vajilla que habia conservado y los pocos adornos que su padre no habia vendido…
Estaba terminando de limpiar las estanterias cuando alguien llamo a la puerta. Pensando que seria Geraldine para comprobar que, efectivamente, iba a dejar libre la habitacion para el dia siguiente, Phinn abrio la puerta… y se quedo helada.
Porque ante ella estaba nada mas y nada menos que Ty Allardyce. Y llevar ropa seca en lugar de estar medio desnuda no la hizo sentir mas comoda.
– Ah, el formidable senor Allardyce. ?Quien esta en mi terreno ahora?
– Me gustaria hablar con usted -se limito a decir el.
– Pues lo siento, pero no. Asi que vayase de mi… puerta.
Pero, para su sorpresa, Ty Allardyce entro en la habitacion como si fuera suya.
– ?Se marcha? -le pregunto, senalando las maletas.
– Si, me voy -respondio ella, beligerante porque no veia razon alguna para mostrarse amable con aquel ogro.
– ?Y donde piensa ir?
– Pues… -nerviosa, Phinn se dio la vuelta para mirar por la ventana.
– Espero no despertar manana y encontrarla acampada frente a mi casa, senorita Hawkins.
Esa idea le parecio divertida y, sin darse cuenta, sonrio. Ademas, lo de «senorita Hawkins» era mejor que «las Hawkins».
– Si quiere que le sea sincera, no se me habia ocurrido.
– ?Pero?
– Pero nada. Y tengo muchas cosas que hacer, senor Allardyce. Gracias por pasar por aqui -le dijo, senalando la puerta.
– Usted necesita un sitio en el que alojarse y donde poder alojar a su animal…
– Se llama Ruby -lo interrumpio Phinn-. El «animal lleno de pulgas», como usted la llamo, es Ruby.
– Le pido disculpas -dijo Ty entonces. Y eso la sorprendio tanto que parpadeo varias veces, como si no hubiera oido bien-. Pero no puedo dejar que vuelva a la granja Honeysuckle…
– ?Como sabe que pensaba ir alli?
– No lo sabia. Quiero decir, no lo sabia hasta que usted me lo ha confirmado.
– ?Ah, que listo! Mire, senor Allardyce -dijo Phinn entonces, respirando profundamente-. Se que esta enfadado conmigo, quiza para siempre, pero yo no seria un estorbo en la granja y…
– No, eso esta fuera de la cuestion.
– ?Por que?
– Para empezar, no hay luz.
– No me hace falta, tengo muchas velas. Y como hace calor, tampoco necesito la calefaccion.
– ?Y si llueve y hay goteras?
– No hay goteras. He estado alli y…
– ?Ha estado alli? ?Sigue teniendo la llave?
– Si y no -suspiro Phinn, percatandose de que estaba metiendo seriamente la pata-. Si, he estado alli y no tengo la llave.
– ?Y como ha entrado?
Podria mandarlo a la porra, pero aun seguia esperando convencerlo de que la dejase vivir en Honeysuckle.
– Entre por una de las ventanas -le confeso.
– ?Se ha subido a una escalera…? -Ty Allardyce inclino a un lado la cabeza, incredulo-. ?Quiere incluir allanamiento de morada a su lista de agravios?
– ?Estoy desesperada! -exclamo Phinn-. Ruby no esta bien, es muy mayor… -no pudo terminar la frase, emocionada, y se dio la vuelta para que no la viese llorar. Estaba dispuesta a echarlo de alli, pero tambien dispuesta a suplicarle si hacia falta.
Pero entonces, atonita, descubrio que no tenia que suplicarle. Porque Ty Allardyce dijo:
– Creo que podemos encontrar un sitio mejor para usted.
Esas cosas no le pasaban a la gente como Delphinnium Hawkins… al menos ultimamente, de modo que lo miro boquiabierta. Ty Allardyce la detestaba.
Entonces, ?por que…?
– ?Y para Ruby tambien? -le pregunto.
– Para Ruby tambien.
– ?Donde?
– En mi casa. Puede usted vivir con…
– ?Un momento! -lo interrumpio Phinn-. No se quien cree que soy, pero deje que le diga…
– ?Por el amor de Dios! -exclamo el, irritado-. Aunque reconozco que tiene usted las mejores piernas que he visto en mucho tiempo… y que el resto tampoco esta mal, yo tengo mejores cosas que hacer con mi tiempo que intentar seducir a una chica del pueblo.
?Una chica del pueblo!
– ?Ya le gustaria! -replico Phinn, indignada. Pero, pensando en Ruby, decidio que no se lo podia permitir-. ?Por que quiere que viva en Broadlands Hall?
– ?Podemos sentarnos?
Sus piernas se verian menos si estuviera sentada, penso, dejandose caer en una de las sillas y senalando la otra con la mano.
– Hoy me ha hecho un favor por el que siempre estare en deuda con usted -dijo Ty entonces.
– Bueno, yo no diria eso… -suspiro Phinn-. ?Pero ve lo que puede pasar cuando uno se mete en unas tierras que no son suyas? No siempre tiene que ser algo malo.
– De no haber estado usted alli mi hermano podria haberse ahogado -murmuro Ty, apartando la mirada.
– Ash no sabia que no se debe nadar en esa zona del riachuelo, por lo visto.
– Pero usted si sabia lo peligroso que era y, sin embargo, Ash me ha dicho que se lanzo de cabeza sin pensarlo un momento.
– De haber sido usted, seguramente no me habria tirado -intento bromear Phinn. Y eso desperto una sonrisa en el estirado Tyrell Allardyce.
– Salvo usted la vida de mi hermano sin dudar un momento -siguio-, aun sabiendo que arriesgaba la suya.
– Bueno, me pare un momento para quitarme el vestido…
– No se me ha olvidado -la interrumpio el-. Y dudo que vaya a olvidarlo -luego carraspeo, incomodo-. Mi hermano ha perdido mucho peso, pero aun asi es un hombre grande e imagino que no seria facil para usted llevarlo hasta la orilla. Si hubiera empezado a luchar podrian haberse ahogado los dos… no quiero ni pensarlo.
– Pues no lo piense -suspiro ella-. Son cosas que pasan. Ash no estaba intentando suicidarse ni nada parecido.