firmeza.
Ya salian del desierto y aterrizaban, cuando Bliss se percato, de repente, de que apretaba una mano masculina y calida. De inmediato la solto y vio a Quin.
– ?Lo lamento! -se disculpo, inconsciente de que sus ojos todavia brillaban por lo que acababa de presenciar.
– Ni lo menciones -susurro. La contemplaba a los ojos y, entonces, sonrio. Fue demasiado. Bliss tuvo que bajar la vista.
Al pisar tierra firme, estrecho la mano del piloto y se lo agradecio mucho. Todavia estaba muy entusiasmada cuando Quin despego y se dirigieron a Pisco en el avion de el.
Aterrizaron en el aeropuerto y se dirigieron al auto. Quin le abrio la puerta del pasajero y le pregunto con una sonrisa en la mirada:
– ?Ya bajaste de las nubes?
– ?Alguna vez has experimentado algo tan maravilloso? -inquirio la joven a su vez. De pronto, sin decir nada, Quin la contemplo con fijeza… Bliss sintio que ya no podia respirar. Sabia que ya no lo estaba haciendo cuando, como si fuera atraido por un iman invisible, Quin inclino su cabeza hacia la de ella. Bliss entreabrio los labios con una exclamacion de sorpresa y sintio la boca de Quin sobre la suya. El beso fue delicado y suave.
Al sentir esa calida y maravillosa boca acariciando la suya, Bliss tuvo la impresion de que su corazon dejaba de latir. El beso termino entonces y Quin se aparto.
Bliss ya no sabia donde estaba. Quin se volvio hacia ella.
– No es necesario preguntarte si te gusto Nazca -comento con voz serena y agradable. Prosiguio, como si fuera consciente de los estragos que el vuelo causo en el estomago de Bliss-. Si ya eres de nuevo la duena de tus entranas, ?que te parece si comemos en Pisco?
– Me encantaria -rio Bliss al entrar en el auto, pero no pensaba en la comida mientras Quin sacaba el auto del estacionamiento. Recordo una y otra vez su beso, su beso gentil y generoso, lo mas hermoso que le habia pasado en la vida.
La emocion de Nazca se hallaba ya a anos luz de distancia y Bliss aun no se habia recuperado de ese beso, cuando Quin se estaciono frente a un restaurante.
La joven supuso que debio comer algo, pero no supo ni que. Admitio que el efecto que Quin causaba sobre ella era demasiado intenso.
Despues de la comida, regresaron a la casa, pero Quin no entro con ella. Le informo con amabilidad:
– Tengo unos compromisos de negocios que me mantendran ocupado el resto del dia -anuncio con agradable expresion-. Dejare que suenes con Nazca -y con eso, se fue.
Bliss paso una tarde tranquila. Se bano y se lavo el cabello. Aunque penso que Quin le habia insinuado que no cenaria con ella esa noche, de todos modos se arreglo con mayor cuidado que el de costumbre.
Quin no fue a cenar a casa, pero para entonces Bliss se alegro de comer a solas. Tenia demasiadas cosas en que pensar. El hermoso y suave beso de Quin habia provocado una especie de terremoto en su interior.
Regreso a su habitacion y, pensativa, se sento en una de las sillas que estaban frente a la ventana. Ya habia aceptado la realidad que su necedad habia mantenido a distancia.
Ahi estaba la razon por la cual su interes por la arqueologia habia disminuido bastante. Alli estaba la razon por la cual estaba tan confundida emocionalmente en lo que a Quin se referia. Alli estaba el culpable… su falta de apetito siempre podia ser adjudicada a ese culpable.
Se dio cuenta de que la verdad habia estado frente a sus ojos durante varios dias ya. Bliss se alarmo una vez al pensar que quiza podia sentirse atraida por Quin. Sin embargo, ya no podia ocultar el hecho de que lo que sentia por Quin Quintero no era una mera atraccion. Ya no podia seguir ocultando la profundidad de sus sentimientos. Estaba, sencillamente, enamorada de el.
Y eso le dolia… porque no servia de nada que amara a Quin. El, el hombre al que amaba, estaba enamorado de otra mujer. ?Estaba enamorado de Paloma Oreja!
Capitulo 7
Bliss durmio poco esa noche y, como consecuencia, durmio mas de lo acostumbrado cuando ya debia estar banada y vestida. Quince minutos despues, se percato de la hora que era, mas no se apresuro por empezar al dia.
Se sento en la cama y ansio con todo su corazon apresurarse para ver a Quin antes que este se fuera a su oficina. Sin embargo, hacia tan poco que habia aceptado estar enamorada de el, que aun no sabia como debia actuar.
Claro, el orgullo le ordenaba que se marchara en ese momento de esa casa, puesto que Bliss nunca podria volver a estar tranquila consigo misma si Quin llegaba a descubrir la profundidad de sus sentimientos. Claro que el amor vencia el orgullo. A pesar de que el dia anterior Bliss estuvo decidida a irse del hogar de Quin, parecia que ese amor, un amor del que Quin nunca debia enterarse, no le permitia ahora hacerlo… aunque ahora era necesario.
Esto ultimo la confundia mas, penso Bliss al tomar ropa interior limpia y dirigirse al bano. Ahi estaba, ansiando volver a ver a Quin, tanto que no queria pensar siquiera en irse de esa casa, mientras que, al mismo tiempo, estaba retrasando la hora de banarse y vestirse, con la esperanza de que Quin ya estuviera en su oficina para cuando ella saliera de su cuarto.
Para cuando Bliss llego al desayunador, Quin ya estaba en su oficina. Y, solo para mostrar lo complicado que uno se volvia al estar enamorado, Bliss no supo como podria hacer pasar las horas que faltaban para la cena… el momento en que volveria a verlo.
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Para empezar, habria sido dificil que el ama de llaves la hubiera entendido en ingles. Para continuar, no queria que nadie tuviera la menor sospecha de que acababa de descubrir que estaba enamorada de Quin.
No sentia mas apetito que el dia anterior. Sin embargo, no se iba a desmayar en esa casa por falta de nutricion. Asi que comio un pan con mermelada. Estaba muy triste. Si las horas que faltaban para la cena le parecian ahora interminables, ?que pasaria cuando estuviera de regreso en Inglaterra y ya no tuviera la menor oportunidad de ver a Quin?
Deprimida, Bliss salio del desayunador. Regreso a su cuarto para descubrir que la eficiente Leya ya lo habia limpiado y ordenado. Sin nada que hacer, Bliss tomo un libro y salio de nuevo.
Dos horas mas tarde, estaba sentada en la casa de la playa, en la arena. Tenia el libro en el regazo y no estaba leyendo. Contemplaba el mar.
Seguia en la misma posicion cuando, una hora despues, casi salto al cielo al ver aparecerse de pronto a Quin.
– ?Oh! -exclamo y se maldijo por ruborizarse. Estaba roja como la grana.
Sin embargo, Quin escogio ese preciso instante para mirar en la direccion en la que Bliss tuvo la vista fija.
– Estas un poco desviada si piensas que estas mirando a Inglaterra -comento Quin al observarla a ella de nuevo-. ?Extranas al novio? -gruno.
Bliss decidio que ignoraria el comentario del “novio”, pero se percato de que su rostro debio reflejar su depresion. Le parecio que, aunque fuera por buenos modales, exceptuando el hecho de que amaba a Quin, tenia que declarar que no extranaba su pais. Despues de todo, era huesped de Quin. Y eso la coloco en un dilema. Aunque no estuviera melancolica no podia decirselo, pues Quin querria saber Por estuvo contemplando el mar con tanta tristeza.
Asi que hizo lo unico que era posible… no contestar la pregunta.
– Pense que estabas en la oficina -cambio de tema por completo y su corazon empezo a perturbarse de nuevo cuando Quin se acerco y se sento a su lado, en la banca.