pero sus pensamientos debieron recordar a Paloma Oreja, con quien debio esquiar y velear la ultima vez.
– ?Mas cafe? -inquirio al verla terminar el postre.
– No podria tomar nada mas. Creo que explotaria si lo hiciera -anadio y lo quiso mucho cuando el rio, divertido.
– Eres un deleite -declaro y los celos de Bliss desaparecieron. Su corazon de nuevo se lleno de amor por el.
Claro que estaba tan contenta que temio revelarle su amor. Consulto su reloj.
– ?Es esta la hora? -estaba incredula hasta que lo vio sonreir y asentir-. Pero si hace tres, horas que salimos de casa -de pronto la invadio una sensacion de culpa-. ?Debes querer volver a tu oficina! -exclamo con rapidez y lo vio sonreir mas aun.
– Me dieron el resto del dia libre -bromeo y, al sentir mas amor por el, Bliss supo que debia estar a solas unos minutos para recobrar la sensatez.
Alzo la vista y descubrio el tocador de damas.
– Con tu permiso… -murmuro, y lo amo cuando el se levanto al mismo tiempo que ella. Entonces fue a recobrar la calma.
Cuando Bliss salio, Quin ya habia pagado la cuenta; la tomo del codo y la llevo al auto.
– Disfrute mucho de esta comida, muchas gracias -Bliss se dio cuenta de que tuvo razon al comentarselo, pues Quin parecio estar complacido. El se concentro en el transito y Bliss guardo silencio.
Con eficiencia, Quin los saco de un nudo vial y pronto estuvieron en la carretera costera que llevaba a la casa. Bliss trato de conservar su alegria y trato de no pensar en como, seguramente en los proximos cuatro dias, tendria que irse de casa de Quin para tomar el avion de regreso a Inglaterra.
Eso la estaba deprimiendo cada vez mas y en ese momento se alegro de que estuvieran pasando por un pueblo de pescadores y de que los botes volvieran despues de su dia de pesca en el mar.
– ?Podemos detenernos? -pregunto, obedeciendo a un impulso… Quin la complacio con amabilidad y Bliss permanecio absorta durante los veinte minutos que siguieron.
Toda la zona de playa era un enjambre de actividad. Las personas iban y venian, algunas con carga y otras no. Familias enteras parecian estar trabajando, cargando canastas llenas de sardinas y muchos otros peces que Bliss no reconocio. Con pericia y habilidad transmitidas de generacion en generacion, los hombres limpiaban los peces y cargaban los vehiculos. Todos, hombres, mujeres y ninos, parecian tener una tarea que cumplir.
Bliss y Quin pasearon por la playa y la chica se dio cuenta de que Quin conocia a algunos de los pescadores. En ese momento lamento no tener la camara consigo para poder capturar esa maravillosa escena. Entonces, cambio de idea al respecto y se alegro de no poder tomar fotografias, pues tenia ojos que nunca olvidarian nada de lo que presenciaban, y ademas no le parecio propio empezar a tomar fotos.
– ?Como se llama este pueblo? -inquirio Bliss cuando pasaron juntos a un puesto de bebidas donde vendian aguas de frutas e Inka Kola, una bebida mineral sin alcohol, y regresaron al auto.
– San Andres -explico-. Te divertiste, ?verdad?
– ?Fue obvio, acaso? -San Andres estaba lleno de vida y era una experiencia totalmente distinta a la arqueologia. Una experiencia fantastica.
– Lo supe por tu expresion -contesto Quin. Bliss se dijo que en el futuro debia vigilar su expresion cuando lo observara a el-. Estoy descubriendo facetas nuevas en ti todo el tiempo -anadio Quin con suavidad.
Bliss entro en el auto y brillo para sus adentros al pensar en que el ultimo comentario era un halago. Minutos despues, penso que el no era el unico que descubria facetas nuevas en ella. ?Acaso siempre tuvo ella la habilidad de disfrutar del sencillo placer que era caminar por un pueblo de pescadores como San Andres, cuando estos regresaban con su botin del mar? ?O acaso era que, a pesar de estar totalmente absorta por lo que vio, fue consciente de estar observandolo todo junto con el hombre al que amaba?
Medito al respecto hasta llegar a la casa de Quin. Salio del auto, recordando que le parecio que su visita a Machu Picchu en compania de Quin le parecio el dia mas maravilloso de su vida. Pero ahora le parecio que habia algo mas que especial en las horas que pasaron juntos este dia.
– ?Estas cansada? -le pregunto el cuando entraron en la casa.
– Estoy muy a gusto -no habia hecho otra cosa ese dia mas que descansar. Sin embargo, le parecio que Quin debia querer estar a solas un rato, asi que le anuncio-. Creo que ire a mi cuarto a descansar un poco -y, aunque solo queria estar con el, le sonrio para darle las gracias y se alejo con rapidez.
Bliss vivio en un sueno al recordar todo lo sucedido ese dia y la forma tan agradable en la que se entendieron los dos. Ambos rieron y no hubo ninguna nota discordante… bueno, no despues de que ella se enojo con el en la casa de la playa.
Los minutos pasaron y se dio cuenta de que era hora de banarse y cambiarse para la cena. De nuevo empezo a pensar que Quin nunca debia percatarse de que estaba enamorada de el.
?Cuantos dias hacia que estaba en esa casa?, se pregunto mientras se daba un bano. El tiempo habia pasado volando. Al principio, estuvo segura de que tan solo soportaria pasar una noche bajo el techo de Quin… y alli seguia. Al dia siguiente cumpliria una semana de estar en la casa de el. Y no lo estaba soportando, sino
Bliss se puso su traje de seda y salio de su cuarto. Al dirigirse al comedor, se le ocurrio que ya no habia mencionado en absoluto su deseo de visitar Arequipa ni Ollantaytambo. ?Notaria Quin que ella habia disminuido su interes por la arqueologia y… se preguntaria acaso el motivo?
– ?Quieres un Pisco Sour? -inquirio Quin al verla llegar.
– Si, gracias -acepto. Tomo asiento y espero que el nunca adivinara que ya habia encontrado un amor mas grande en su vida que la arqueologia.
Comieron el primer plato sin decirse gran cosa. Estaban tomando el segundo platillo, cuando Bliss empezo a tratar de reunir el valor para decirle a Quin que volaria a Arequipa al dia siguiente, y se esforzaba por no sentir miedo al imaginar que el se irritaria y que ofreceria llevarla al aeropuerto apenas despuntara el dia. Sin embargo, en ese Quin interrumpio los pensamientos de la joven al comentar:
– Estas muy callada esta noche.
– ?Eso crees? -sonrio, pues no queria que el se percatara de la batalla que se libraba en su interior. Hasta logro sonreir un poco al sugerirle a modo de broma-: ?Quieres que te cuente que hago en mi trabajo como bibliotecaria?
– Si -contesto el y casi la hizo caerse de la silla.
Bliss fue a su cuarto despues de cenar y haberle dado a Quin la explicacion mas breve y esquematica acerca de su empleo. Se pregunto por que estaba perdiendo la razon, pues, al terminar de cenar, Quin le habia ofrecido mostrarle su biblioteca, donde, segun le explico, habia libros escritos en varias lenguas. Sin embargo, aun cuando nada le hubiera causado mas placer que eso, Bliss anuncio que tenia que escribir algunas cartas. Desde luego, no hizo nada y se quedo muy triste.
No obstante, esa noche durmio mejor. A la manana siguiente, desperto muy animada, con la determinacion de que ese dia trataria de atrapar todas las ocasiones que tuviera de estar en compania de Quin… claro, sin imponerle a este su presencia.
Temerosa de que el partiera muy temprano a la oficina, se bano con rapidez y se puso algo de ropa encima. Se cepillo el cabello, lo sujeto con una liga y casi corrio al desayunador.
Abrio la puerta y se dio cuenta de que Quin estaba observando la puerta como si esperara a alguien… tal vez a la senora Gomez con el cafe, se dio cuenta Bliss. Como el verlo le provoco alegria sublime, le ofrecio una deslumbrante sonrisa.
– Buenos dias -lo saludo y no pudo evitar que su voz pareciera algo jadeante.
– ?Pescaste una gripe? -inquirio, brusco.
– Ya tienes tu cafe servido -observo y se sento, dandose cuenta de que el debia considerarla una imbecil-. No soy culpable de lo que se me acusa -declaro al mirarlo. Lo queria mucho y ya no se preguntaba cuando fue el momento preciso en que dejo de ser un monstruo para ella.
– Entonces, no hay motivo alguno por el cual no deba sacar uno de los botes -afirmo.
– ?Sacar un bote…? -repitio, atonita.
– ?Te mareas en una lancha de motor? -pregunto, observando la piel de Bliss, ahora que su rostro era mas visible, pues tenia el cabello recogido.
– No, que yo sepa -rio y apenas pudo creer en su buena fortuna pues Quin no debia pedir permiso para dejar