– ?Y como querias que fuera? -repuso el mientras la abrazaba con ternura-. Estabas rendida y tenias la intencion de recorrer todo el pueblo de Ollantaytambo ese dia. Tenia que protegerte… de ti misma.

– ?Y es por eso que inventaste ese cuento de que mi hermana y Dom estaban en Francia?

Quin le dio un beso delicado en la frente y luego le dio otro en la boca, un beso hermoso.

– Cuando tu labios estan entreabiertos asi, son irresistibles, ?lo sabias? -pregunto. Bliss nego con la cabeza lentamente, y Quin la condujo de regreso al amplio sillon-. Permiteme sentarme junto a ti mientras te explico como, despues de enterarme de todo lo que Dom hizo para ganarse a su amada, yo estaba seguro de que nadie en este mundo podria enamorarse tanto como para que yo tambien recurriera a semejantes tacticas -Quin estaba sentado al lado de ella en el comodo y amplio sillon-. ?Y que es lo que yo hice despues de ese breve periodo de tiempo en el cual yo queria estar a tu lado y tu te negaste a ello? Pues empece a decirte mentiras para evitar que te alejaras de mi.

– Tu… tambien habrias podido ir a Jahara -senalo Bliss con la poca claridad mental que le quedaba-. Dom es tu amigo. El habria…

– Todo lo que dices es cierto, por supuesto -asintio Quin-. Sin embargo, tu ya me habias confesado que no tenias la menor intencion de entrometerte en la intimidad de esa pareja de recien casados. Lo cual significaba, puesto que yo estaba decidido a estar cerca de ti, que de nuevo tendria que seguirte a donde quisieras ir. Querida Bliss, ?no te das cuenta de que era importante para mi que no supieras que estaba enamorado de ti, pero que al mismo tiempo sabia que pronto lo adivinarias si yo te seguia acompanando a todas partes? No podia permitir que eso sucediera -sonrio de tal manera que la hizo respingar de emocion-. Asi que la unica manera en que podia tenerte a mi lado todo el tiempo era que estuvieras en mi casa.

– En tu casa -repitio Bliss. Quin le acababa de repetir que la amaba. No habia imaginado que afirmo que estaba enamorado de ella, ?verdad?

– Queria cuidar de ti. En mi amor y desesperacion, ya habia recurrido a la mentira. Aunque, de hecho, olvide que la madre de Dom vivia en Francia, hasta que tu me preguntaste si ella estaba enferma. Y a partir de ese momento, todo empezo a encajar de maravilla en mi plan -confeso.

– Fui a Paracas contigo -concluyo Bliss.

– Y yo me enamore mas y mas de ti con cada dia que pasaba -jadeo con suavidad-. Entonces empece a tener pesadillas acerca de la forma en que todo terminaria cuando yo te confesara, como sabia que era mi deber hacerlo, lo que habia hecho. No sabia si me volverias a hablar y mucho menos si corresponderias a parte de mi amor como yo lo ansiaba, cuando te enteraras, al terminar tus vacaciones en Peru, de que yo habia evitado que vieras a tu hermana, a la que es obvio que quieres mucho -el silencio reino cuando Quin la tomo con fuerza de los hombros-. Bliss, ?acaso me equivoco al pensar que no eres el tipo de mujer que pueda vengarse de mi deshonestidad al permitirme revelarte lo que hay en mi corazon… a menos que yo tambien te importe?

– ?De… veras me amas? -trago saliva. Su voz estaba muy ronca.

– Con toda mi vida -replico Quin y pregunto-: ?Acaso significo para ti mas de lo que haya significado cualquier otro hombre en tu vida?

Bliss se percato de que el se referia a la forma en que ella se le hubiera entregado la noche anterior, de no ser por que el la dejo. Entonces, se dio cuenta de que ya no podia seguir ocultando lo que sentia.

– Por favor, Bliss -urgio, tenso-. ?No puedes mostrarme lo que hay en tu corazon?

Bliss recupero el habla al ver la agonia del suspenso que Quin estaba sufriendo.

– Amor… -susurro-. Amor.

– ?Por quien? -todo el cuerpo de Quin estaba rigido por la tension.

– Por ti. Todo… es para ti -tartamudeo.

Quin la contemplo con detenimiento durante largos momentos, como si a el tambien le costara trabajo creer lo que ella le confesaba.

– ?Estas segura… de que me amas?

– Si, estoy muy segura -revelo con timidez-. Yo… te amo -su voz temblo.

Bliss no supo que fue lo que Quin exclamo con alegria en espanol.

Pero tampoco le importo, pues el la tomo en sus brazos con ternura, casi de modo reverente.

– Mi amor -murmuro y le beso con suavidad los ojos y la boca. La acerco con emocion a su pecho-. ?Cuando lo supiste?

– ?Cuando lo supe? -estaba feliz de estar en sus brazos, como siempre muy sensible a su cercania-. Hacia dias que estaba enamorada pero me negaba a aceptarlo -admitio con timidez y sintio que el la abrazaba con mas fuerza.

– Mi querida testaruda -murmuro sobre el cabello de Bliss-. Sigue -insistio.

– Cuando fuimos a Nazca, fue tan fantastico que no podia creerlo -explico-. Y entonces, cuando estuvimos de regreso en Pisco, me besaste… y a partir de entonces ya no pude pensar en mi pasatiempo. Esa noche supe que estaba enamorada de ti.

– ?Desde el domingo? -la beso con gentileza-. Yo he sufrido agonias, incertidumbres al quererte… ?y tu tan solo lo sabes desde el domingo?

– Si esto te consuela, yo tambien sufri mucho -susurro.

– ?No! -exclamo, como si no pudiera soportar la idea de haberla herido-. ?Has sufrido por mi?

– Y por mi imaginacion -replico. Lo miro a los ojos al confesar-. Sabia que te amaba, pero estaba convencida de que tu estabas enamorado de Paloma Oreja.

– ?Estabas celosa! -se asombro Quin.

– Bueno… -se tomo un poco avergonzada cuando el se rio. Fue un sonido maravilloso. Quin la acerco de nuevo a su cuerpo.

– No necesitas estar celosa de ella ni de ninguna mujer -le dio un beso amoroso en la oreja-. Se lo dolorosa que puede ser esa emocion… lo siento. Perdoname por causartela… aunque fuera sin querer…

– ?Has sentido celos por alguien? -inquirio Bliss. Aun se sentia un poco insegura, pues el descubrimiento de saberse amada por Quin era aun demasiado nuevo.

– Solo por ti -le aseguro el de inmediato-. Ninguna mujer tuvo nunca ese poder sobre mi. Solo tu, mi amor - jadeo.

– ?Es cierto?

– Creeme, hasta que te conoci, no sabia lo que podia ser ese monstruo, ni lo poderoso que puede ser al apropiarse de uno.

Bliss abrio los labios por la sorpresa al enterase de que Quin sintio celos. Y, como si no pudiera resistirsele, Quin le beso los labios entreabiertos. El beso se profundizo poco a poco. Bliss le echo los brazos al cuello y transcurrieron largos y placenteros minutos.

Sabia que estaba ruborizada cuando el la aparto con delicadeza.

– Estas haciendo muy dificil, querida, que recuerde que le prometi a tu cunado cuidar de ti -susurro con voz grave, muy diferente a su tono normal. Fijo la vista en las mejillas sonrosadas de Bliss antes de besarla con brevedad en la boca. Ahora, ?de que estabamos hablando? -Bliss estaba tan fascinada por el que no tuvo la menor idea, asi que se alegro cuando el lo recordo-. Ah, si, los celos… la plaga de los hombres.

– Y las mujeres -anadio la chica y no pudo evitar preguntarle-: Pero, ?de quien sentiste celos?

– De cualquier hombre que se atreviera a mirarte -contesto con vacilacion-. Senti la primera punzada de celos esa noche en que cenamos en Lima.

– ?Tan pronto? -estaba muy asombrada. Lo amo de nuevo cuando el sonrio al asentir.

– Claro que en ese entonces no reconoci que eran celos, solo irritacion por tus malos modales de coquetear con dos hombres que hicieron casi lo imposible por que les sonrieras, cuando entraron en el restaurante.

– Solo estaba siento cortes con ellos -creyo que era necesario hacer la aclaracion.

– Por supuesto -asintio-. Y he descubierto que no hay motivos para sentirme celoso. Aunque pase un infierno al enterarme de Ned Jones… ?estas segura de que solo son amigos?

– Creeme que asi es -rio con suavidad y de pronto supo que ya no le causaba incertidumbre el amor de Quin. Por eso le aseguro-: Te amo tanto, tanto, Quin Quintero.

– Mi amor -gimio. Siguio una larga pausa durante la cual le dio besos en todo el rostro-. Te dije una vez que eres un deleite…

– Lo recuerdo… ?Hablabas en serio?

– Si, entonces y ahora -declaro-. ?Puedes dudarlo acaso cuando, debido a que yo queria estar libre para

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