hundiendose en su carne como un hierro candente. Aun podia oler el aroma a jabon que emanaba el cuerpo de Ethan, y, cuando cerro los ojos, vio la leve ereccion que habia tenido cuando le paso el hisopo por el pene y le peino el vello pubico.
Sara cerro el grifo. Se estaba secando las manos con una toalla de papel cuando de pronto se dio cuenta de que se encontraba en la misma sala que habia utilizado para examinar a Lena tras ser violada. Esa era la mesa en que se habia echado Lena. Esa era la repisa donde habia colocado las muestras de Lena, al igual que habia hecho con las de Ethan White.
Sara se rodeo la cintura con los brazos, miro fijamente la sala, procurando no dejarse engullir por los recuerdos.
Al cabo de unos minutos, Jeffrey llamo a la puerta y entro. Se habia quitado la americana, y Sara vio el revolver enfundado.
– Podrias haberme avisado -dijo, y se le hizo un nudo en la garganta-. Podrias habermelo dicho.
– Lo se.
– ?Asi es como te vengas de mi? -pregunto Sara, consciente de que iba a ponerse a llorar o a chillar.
– No ha sido venganza -dijo Jeffrey.
Sara no supo si creerle. Se llevo la mano a la boca, intentando reprimir un sollozo.
– Joder, Jeff.
– Lo se.
– No sabes nada -dijo Sara, en un tono muy alto-. Dios mio, ?has visto esos tatuajes?- Sara no le dejo responder-. Lleva una esvastica… -No pudo continuar-. ?Por que no me avisaste?
Jeffrey se quedo callado.
– Queria que lo vieras -dijo-. Queria que supieras a que nos enfrentamos.
– ?Y no podias habermelo dicho? -le pregunto, abriendo el grifo otra vez. Ahueco la mano para coger agua y quitarse el mal gusto de la boca-. ?Por que has tardado tanto? -le pregunto, recordando como habia golpeado a Ethan, estrellando su cabeza contra la pared-. ?Has vuelto a pegarle?
– En primer lugar, no le he pegado.
– ?Que no le has pegado? Le sangraba la nariz, Jeffrey. La sangre era fresca.
– Te he dicho que no le he pegado.
Sara le agarro las manos, buscandole cortes o magulladuras en los nudillos. Estaban limpios, pero le pregunto:
– ?Donde esta tu anillo de promocion?
– Me lo quite.
– Nunca te lo quitas.
– Me lo quite el domingo. Antes de ir a hablar con tus padres.
– ?Por que?
Transigio, furioso.
– Porque tenia sangre, Sara. ?Entendido? Sangre de Tess.
Ella dejo caer la mano. Le hizo la pregunta que no se habia permitido formular mientras estaba en la misma habitacion que White.
– ?Crees que pudo apunalar a Tessa?
– No tiene coartada para el domingo. Al menos no una solida.
– ?Donde estaba?
– Dice que en la biblioteca -contesto Jeffrey-. Nadie recuerda haberle visto. Pudo haber estado en el bosque. Pudo haber matado a Andy, y luego esperar a ver que pasaba.
Sara asintio para que prosiguiera.
– No esperaba a Tessa. Ella aparecio y el aprovecho la situacion.
Sara volvio a agarrase a la repisa y cerro los ojos, intentando asociar el hombre de la sala de al lado con el que apunalo a Tessa. Sara habia estado en presencia de un asesino, y lo que mas le habia sorprendido es que fuera tan normal, tan vulgar. Con la ropa puesta, tambien lo parecia. Podia pasar por un chaval cualquiera del campus. Podria haber sido uno de sus pacientes. En algun lugar, en el lugar donde habia nacido Ethan, podia haber una pediatra igual que Sara que le habia visto convertirse en un hombre.
Cuando pudo hablar, Sara le pregunto:
– ?Donde encaja Lena en todo esto?
– Sale con el -dijo Jeffrey-. Es su novia.
– No me creo que…
– Cuando la veas -comenzo Jeffrey-, cuando la veas, Sara, quiero que recuerdes que esta liada con White. Le esta protegiendo. -Senalo la pared, al otro lado de la cual estaba la sala de reconocimiento donde habian estado con Ethan-. Lo que has visto ahi, ese animal… ella le esta protegiendo.
– ?Protegiendole de que? -pregunto Sara-. Son las huellas de Lena las que estan en el cuchillo. Es ella la que trabajaba con Chuck.
– Lo entenderas cuando la veas.
– ?Se trata de otra sorpresa? -pregunto Sara, pensando que no estaba para sorpresas, sobre todo si guardaban relacion con Lena-. ?Tambien lleva una esvastica?
– De verdad -comenzo Jeffrey-. No se que pensar de ella. Tiene mal aspecto. Como si le hubieran golpeado.
– ?La han golpeado?
– No lo se -contesto Jeffrey-. Alguien se ensano con ella.
– ?Quien?
– Frank cree que Chuck le hizo algo.
– ?El que? -pregunto Sara, temiendo la respuesta.
– La agredio -dijo Jeffrey-. O a lo mejor solo la cabreo. Ella se lo dijo a White y este se puso como loco.
– ?Tu que crees que paso? -pregunto Sara.
– La verdad, ?quien demonios puede saberlo? Y ella no suelta prenda.
– ?La has interrogado como a White? -dijo Sara-. ?Aplastandole la cara con la mano?
La expresion ofendida de los ojos de Jeffrey hizo que ella se arrepintiera de la pregunta, pero sabia que si se callaba no conseguiria nada, y mucho menos respuestas.
– ?Que clase de persona crees que soy? -le pregunto Jeffrey.
– Creo… -comenzo Sara, aunque sin saber que decir-. Creo que los dos tenemos nuestro trabajo. Y creo que ahora no podemos hablar de esto.
– Pues yo quiero que hablemos. Necesito que estes de mi parte, Sara. No puedo enfrentarme a todo el mundo y tambien a ti.
– Ahora no es el momento. ?Donde esta Lena?
Jeffrey retrocedio hacia el pasillo, indicandole que lo viera por si misma.
Sara se seco las manos en los pantalones mientras pasaba al lado de Brad. Alargo la mano hacia la puerta justo cuando Frank salia de la habitacion.
– Hola -dijo Frank, sin mirarla a los ojos-. Lena queria agua.
Sara entro en la sala. Lo primero que vio fue el kit de muestreo posviolacion que habian dejado en la repisa. Sara se quedo helada, incapaz de moverse hasta que Jeffrey le puso la mano en la espalda y la empujo suavemente. Queria insultarlo, golpearle el pecho con los punos y maldecirlo por obligarle a hacer eso, pero se habia quedado sin fuerzas. Estaba totalmente vacia. Solo sentia dolor.
– Sara Linton, esta es Jill Rosen -dijo Jeffrey.
Una mujer menuda vestida de negro se puso en pie. Dijo algo, pero Sara solo oyo un ruido de metales. Lena estaba sentada en la cama, los pies colgando de un lado. Iba vestida con la bata verde del hospital, con una cinta en el cuello. Movia la mano adelante y atras en lo que parecia un tic nervioso, y las esposas que llevaba alrededor de una muneca golpeaban en la barra que habia al pie de la cama.
Sara se mordio el labio tan fuerte que se hizo sangre.
– Quitale esas esposas ahora mismo -ordeno Sara.
Jeffrey vacilo, pero obedecio.
Cuando le quito las esposas, Sara le dijo, en un tono que no admitia discusion: