libres.

Jeffrey intuyo por que Jill Rosen se veia obligada a quedarse en casa tantos dias al ano, pero no se lo dijo a Kevin Blake. Blake miro por la ventana, siguiendo otro lanzamiento imaginario.

– O bien es hipocondriaca o alergica al trabajo.

Jeffrey se encogio de hombros y espero a que continuara.

– Se licencio hace diez o quince anos -dijo Blake-. Empezo a estudiar tarde. Hoy en dia hay muchas mujeres asi. Los ninos se hacen mayores, mami se aburre, empieza a ir a la universidad de su ciudad y antes de que te des cuenta ya esta trabajando en ella. -Le guino un ojo a Jeffrey-. No es que no nos guste el dinero extra. La educacion para adultos ha sido la columna vertebral de nuestras clases nocturnas durante anos.

– No sabia que aqui habia educacion para adultos.

– Hizo un master de terapia familiar en Mercer -dijo Blake-. Es doctora en literatura inglesa.

– ?Y por que no da clases de eso?

– Nos sobran los profesores de literatura. Le das una patada a un arbol y caen media docena. Necesitamos profesores de ciencias y de matematicas. Los profesores de ingles los puedes comprar a precio de orillo.

– ?Y por que la contrataron en la clinica?

– Francamente, necesitabamos mas mujeres en plantilla, y cuando salio una vacante de orientadora, obtuvo la licencia de terapeuta. Y ha funcionado bien. -Fruncio el ceno y anadio-: Cuando va a trabajar.

– ?Y Keller?

– Lo recibimos con los brazos abiertos -dijo Blake, abriendo los brazos para ilustrar la frase-. Venia del sector privado, ya sabes.

– No -contesto Jeffrey-. No lo se.

Normalmente, los profesores dejaban la universidad para irse al sector privado, donde ganaban mas dinero y tenian una posicion mejor. Jamas habia oido que nadie diera el paso contrario, y asi se lo dijo a Kevin Blake.

– Perdimos a la mitad de profesores a primeros de los ochenta. Todos se fueron a las grandes empresas. - Blake dio otro golpe y emitio un grunido, como si se le hubiera escapado el tiro. Se inclino sobre su palo otra vez y miro a Jeffrey-. Naturalmente, casi todos ellos volvieron con el rabo entre las piernas unos anos mas tarde, cuando hubo recortes laborales.

– ?En que empresa estaba?

– No me acuerdo -contesto Blake, sosteniendo el palo con la mano-. Recuerdo que poco despues de que se fuera la compro Agri-Brite.

– ?Agri-Brite, la empresa agricola?

– La misma -respondio Blake, dando otro golpe-. Brian podria haber ganado una fortuna. Oh -se dirigio a su escritorio y cogio su pluma Waterman de oro-, esto me recuerda algo. Deberia llamarlos y preguntarles si quieren visitar la universidad. -Apreto un boton de su telefono-. ?Candy? -pregunto a su secretaria-. ?Puedes conseguirme el numero de Agri-Brite?

Sonrio a Jeffrey.

– Lo siento. ?Que decias?

Jeffrey se puso en pie, pensando que ya habia perdido bastante tiempo.

– Ire a buscar a Chuck.

– Buena idea -dijo Blake.

Jeffrey abandono el despacho antes de que cambiara de opinion.

Al salir se encontro con Candy Wayne, quien tecleaba en su ordenador. Interrumpio su tarea al ver a Jeffrey.

– ?Ya se va, jefe? Creo que esta es la reunion mas corta que ha celebrado el senor Blake desde que llego.

– ?Llevas un perfume nuevo? -pregunto Jeffrey con una sonrisa-. Hueles como un jardin de rosas.

Candy solto una carcajada y se echo el pelo hacia atras. El gesto podria haber resultado atractivo en una mujer que no hubiera rebasado ya los setenta y cinco, pero como ella si los habia superado, a Jeffrey le preocupo que pudiera dislocarse el hombro.

– Perro viejo -dijo Candy.

Las arrugas de su rostro se reunieron en una sonrisa de satisfaccion. A Blake le irritaba sobremanera no poder contratar a una putilla de veinte anos para que le tomara sus dictados, pero Candy llevaba en la universidad toda la vida. La junta de ex alumnos se libraria antes de Blake que de Candy. En la comisaria, Jeffrey vivia una situacion parecida con Marla Simms, aunque el estaba contento de tener a una mujer mayor de secretaria.

– ?Que puedo hacer por ti, encanto? -le pregunto Candy.

Jeffrey se apoyo en su escritorio, procurando no derribar ninguna de las treinta y pico fotografias enmarcadas de sus bisnietos.

– Dime, ?que te hace pensar que quiero algo?

– Porque solo eres simpatico conmigo cuando quieres algo -dijo Candy, e hizo un puchero-. Y nunca se trata de nada bueno.

Jeffrey le sonrio de nuevo, sabiendo que funcionaria a pesar de lo que ella dijera.

– ?Puedes darme el numero de Agri-Brite?

Candy se volvio hacia el ordenador.

– ?Que departamento?

– ?Con quien tendria que hablar para que me informen de alguien que trabajo en una de sus empresas hace unos veinte anos?

– ?Que empresa?

– Eso no lo se -admitio Jeffrey-. Brian Keller trabajo alli.

– ?Por que no lo has dicho antes? -pregunto, y le sonrio con malicia-. Espera un momento.

Se levanto de su silla con agilidad, enfundada en una minifalda ajustada de terciopelo y un top de lycra. Cruzo la oficina sobre unos tacones tan altos que habrian roto los tobillos de cualquier mujer, y se echo hacia atras el cabello color platino mientras abria uno de los archivadores. No le sobraba ni un kilo, aunque le colgaba el pellejo del brazo, visible al pasar las carpetas una a una.

– Aqui esta -dijo, sacando un informe.

– ?No esta en el ordenador? -pregunto Jeffrey mientras se acercaba hasta ella.

– No lo que tu quieres -le dijo Candy, entregandole una hoja de papel.

Leyo la solicitud de empleo de Keller, que contenia algunas notas de Candy pulcramente escritas en el margen. Productos Farmaceuticos Jericho era el nombre de la empresa que Agri-Brite habia absorbido, y Candy hablo con Monica Patrick, por aquel entonces la jefe de personal, para verificar que Keller trabajo alli y que no lo habian despedido por ningun motivo deshonroso.

– ?Trabajaba en esa empresa farmaceutica? -pregunto Jeffrey.

– Adjunto del subdirector de investigacion. Por lo que se refiere al salario, venir aqui no le reporto ningun beneficio.

– Habria ganado mas de haberse quedado.

– ?Quien sabe? -pregunto ella-. Esos torpedos de las fusiones de los ochenta te recortaban el salario a la mitad y se quedaban tan anchos. -Se encogio de hombros-. Algunos podrian considerar inteligente largarse en ese momento. No hay como la universidad para recompensar a los mediocres.

– ?Le calificarias de mediocre?

– No se puede decir que dejara huella.

Jeffrey leyo en voz alta los comentarios mecanografiados de Keller.

– «Es mi deseo volver a los conceptos basicos de la investigacion cientifica. Estoy harto del mezquino mundo de la empresa privada.»

– Y se fue a una universidad. -Candy solto una fuerte y larga carcajada-. Ah, la ignorancia de la juventud.

– ?Como podria ponerme en contacto con Monica Patrick?

Candy se llevo un dedo al labio, pensativa.

– No creo que siga trabajando ahi. Cuando hable con ella, su voz parecia la de Matusalen. -Le echo una mirada a Jeffrey que indicaba que no queria oir ningun comentario-. Apuesto a que puedo hacer unas cuantas llamadas y averiguar su numero actual.

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