—Esta todo bien ahora, Chet. Estas a salvo. Estas en casa otra vez. Aqui estoy.

Era la voz de Ellen. Su perfume.

Trato de abrir los ojos. Trato de hablar. Con todas las fuerzas de su ser trato de levantar una mano para tocarla.

Nada.

Sintio que el pelo de ella le pasaba por la cara.

—Te pondras bien, Chet. No moriras. Por favor, no puedes morir…

Se humedecio los labios. Tenia la sensacion de que sus ojos estaban abiertos, pero no podia ver nada. Tal vez una mancha, un gris destenido contra la oscuridad que lo envolvia todo. Frio. Frio y oscuro como el espacio mismo.

—Chet…, soy yo, Ellen. Por favor, no te mueras. Tenemos tantas cosas por las que vivir… Podria amarte, Chet. Podria haberte amado…

Y yo podria haberte amado a ti. Podria. Podria.

Se pregunto si ella le escucharia decir eso.

Y entonces la mancha gris en la oscuridad tomo forma, y la vio a ella que lo esperaba flotando sin peso, con sus brazos extendidos para abrazarlo por fin. El ultimo pensamiento de Kinsman lo abandono como un suspiro de alivio.

La deuda estaba pagada. Del unico modo que podia ser pagada.

Se unio a ella completamente. Definitivamente.

FIN
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