ejercitos libertadores del Rey Charles, y al avanzar los atacantes, obligandonos a lanzar nuestras ultimas reservas de bolas de granito con la gran catapulta de la almena oeste, aparecio otra vez mi princesita punk, que repuesta del fragor del combate, volvia a trabar la puerta con dos vueltas de llave y me miraba, carita de disculpa.
Yo dije, por decir, que me parecia justificado el temor de sus sirvientes. 'Nunca se sabe', dije en espanol, y le aclare en ingles 'es no facil saber'. Ella se encogio de hombros y dijo que sus amigos eran capaces de cualquier cosa, 'como pobre Charlie'. Quise saber quien era 'pobre Charlie' y me conto que era un pariente, que se habia hecho famoso cuando arranco las orejas de una bebita en Gilderdale Gardens pero que ahora envejecia olvidado en un asilo cercano a Dundall, fingiendose loco, para evitar una condena.
Entonces volvio a preguntar mi nombre y el de mis padres y se rio. Tambien volvio a hablarme de su cicatriz que habia costado cincuenta libras: el precio de su pension semanal, 'como una substancia de hecho'. El banco le liquidaba cincuenta libras por semana a mi Muchacha y otras tantas a su hermana mayor, pero el maquillaje requeria service. (Estoy seguro de haberlo escrito, pero ella volvia a contarmelo y yo soy respetuoso de mis protagonistas. El arte -pienso debe testimoniar la realidad, para no convertirse en una torpe forma de onanismo, ya que las hay mejores.) Necesitaba service la cicatriz y le impedia, entre otras cosas, la practica de natacion y de esqui acuatico. Coreen adoraba el esqui y las largas estadias al aire libre en tiempo de humedad y me invito con un cigarrillo de marihuana: un joint. Lo rechace porque habia bebido mucho, me sentia ebrio de planes, y no queria que una caida subita de mi presion los echara a perder. Mi Muchacha empapaba el papel de su pequeno joint con un liquido untuoso que guardaba en la miniatura de Coke de su colgante de oro. 'Aceite de heroina', explico. Ella habia sido adicta y friendo ese juguito que impregnaba el papel y la yerba, tranquilizaba sus deseos.
Hacia un ano que venia abandonando el habito, temia recaer en los pinchazos que habian matado a sus mejores amigos una noche en Paris -septicemia y ahora queria curarse y salir de aquello porque su pension no le alcanzaba para solventar el habito: ya bastantes problemas le traia el service de su maquilladora. Despues volvio a dejarme solo en la cocina, fue al bano y yo robe del sotano una lata de queso cammembert, y a medida que me lo iba comiendo con mi cuchara de madera, hice una recorrida por las dependencias de la cocina: arte testimonial.
Amen de varios hornos verticales, y un gran hogar revestido de barro para hacer pan en la sala contigua tenian una maquina de asar electrica, con un spiedo que mediria tres metros de ancho por uno de circunferencia. Calcule que un pueblo en marcha hacia la liberacion podia asar alli media docena de misioneros mormones ante un millar de fervientes watussi desesperados por su alicuota de dulzona carne de misionero mormon roti. Mas alla de la sala estaba el deposito de tubos de gas, lenas, carbon y especias. Olia a ajo el lugar, pero no vi ajo sino ramas de laurel y bolsas de yute con hierbas aromaticas que no supe calificar. ?Romero? ?Peter Nollys? ?Kelpsias? ?vaya uno a distinguir las sofisticadas preferencias de esos maniaticos magnates britanicos…! Cuando Coreen -mi Muchacha Punk, duena y senora de la casa volvia del -bano, trabo la puerta que separaba la cocina del office -al que ella llamaba 'hogar' en ingles de los salones donde seguian gritandose barbaridades sus amigos. Ignoro lo que habran dicho ellos, pero como resumen dijo que eran unos piojos hijos de perra; grave. Prendio otro joint con la brasa de mis 555, y -?Achalay!- nos fuimos con el a apestar el dormitorio de su hermana, donde, dormiriamos, pues el suyo venia desordenado de la tarde anterior.
El pasillo que llevaba a los cuartos, estaba custodiado por grandes cuadros que parecian de buena calidad. Repare en el piso: listones de roble enteros se extendian a lo largo de quince o veinte metros. Sin alfombra ni lustre alguno, la madera blanca repulida me evoco la cubierta de aquellos clippers que se hacia construir la pandilla de nobles que rondaba a Disraeli para gastar sus vacaciones en Gibraltar. ?Un derroche! El cuarto de la hermana era amplio, sobriamente alfombrado, y en un rincon habia una piel de tigre, en otro, una de cebra viel y otras pieles gruesas que supuse serian de algun lanar exotico, pues eran mas grandes que las pieles de las ovejas mas grandes que mis ojos han visto y que las que cualquier humano podria imaginar con o sin joints embebidos en substancias equis.
Nos acostamos. Tercera decepcion del narrador: mi Muchacha Punk era tan limpia como cualquier chitrula de Flores o de Belgrano R. Nada previsible en una inglesa y en todo discordante con mis expectativas hacia lo punk. ?Las sabanas…! ?Las sabanas eran mas suaves que las del mejor hotel que conoci en mi vida! Yo, que por mi antigua profesion solia camouflarme en todos los hoteles de primera clase y hasta he dormido -en casos de errores en las reservas que de ese modo trataron los gerentes de repararen suites especiales para noches de bodas o para huespedes VIP, nunca senti en mi piel fibras tan suaves como las de esas sabanas de seda suave, que olian a lima o a capullitos de bergamota en visperas de la apertura de sus calices. Tercera decepcion del lector: Yo jamas me acoste con una muchacha punk. Peor: yo jamas vi muchachas punk, ni estuve en Londres, ni me fueron franqueadas las puertas de residencias tan distinguidas. Puedo probarlo: desde marzo de 1976 no he vuelto a hacer el amor con otras personas. (Ella se fue, se fue a la quinta, nunca volvio, jamas volvio a llamarme. La franquean otros hombres, otros. Nos ha olvidado; creo que me ha olvidado).
Cuarta decepcion del narrador: no dire que era virgen, pero era mas torpe que la peor muchacha virgen del barrio de Belgrano o de Parque Centenario. Al promediar eso (?el amor?) le largo a declamar la letania bien conocida por cualquier visitante de Londres: 'ai camin ai camin ai camin ai camin ai camin', gritaba, gritaba, gritaba, sustituyendo los conocidos 'ai voi ai voi ai voi ai voi' de las pebetas de mi pago, que sumen al varon en el mas turbado pajar de dudas sobre la naturaleza de ese sitio sagrado hacia el que dicen ir las muchachas del hemisferio sur y del que creen venir sus contrapartidas britanicas. Pero uno hace todo esto para vivir y se amolda. ?vaya si se amolda! Por ejemplo: Y despues se durmio. Habra sido el vino o las drogas, pero durmio sonriendo, y su cuerpo fue presa de una prodigiosa blandura. Mire el reloj: eran las 5.30 y no podia pegar un ojo, tal vez a causa del cafe, o de lo que agregamos al cafe.
Revise los libros que se apilaban en la mesa de luz del cuarto de la hermana (le mi Muchacha Punk. ?Buenos libros! Blake, Woolf, Sollers: buena literatura. ?Cortazar en ingles! (?Hay que ver en una de esas camas senoriales lo que parece el finado Cortazar puesto en ingles!) Habia manuales de fisica y muchos numeros de revistas de ciencias naturales y de Teoria de los Sistemas.
Separe algunas para informarme que era esa teoria que yo desconocia pero que justificaba tina publicacion mensual que ya iba por el numero ciento treinta y cuatro. Las mire. interesante: enriqueceria mi conversacion por un tiempo.
Andaba en eso citando llego la hermana de mi Muchacha Punk con su novio. La chica dijo llamarse Dianne y era naturista, marxista, estudiaba biologia, odiaba las drogas, despreciaba a los punks y no tomo nada bien que estuviesemos acostados en su cuarto, pero disimulo. Cuando le hable, su expresion se hizo aun mas severa como reprochando que un desnudo, desde su propia cama, se dirigiese a ella en un ingles tan choto.
No le guste y ella no pudo disimularlo mas.
En cambio el novio me mostro simpatia. Era estudiante de biologia, naturista, marxista, odiaba profundamente a las punks y manifesto un intenso desprecio hacia las drogas y sus clientes.
Creo que de no haber mediado el episodio del encuentro y la irritacion de su novia, habriamos podido entablar tina provechosa amistad. Me convidaron con sus frutas, algo muy delicioso, parecido al nispero y muy refrescante, que erradico de mis encias el gustito a Coreen. Ella, a pesar de nuestra conversacion en voz muy alta, mis gritos angloargentinos, mis carcajadas y 1()s mendrugos de risa que alguno de mis chistes lograron de la biologa, no despertaba.
Dije a los chicos que me vestiria y que debia partir pues me -esperaban en mi hotel. Ellos dijeron que no era necesario, que siempre dormian en el suelo por motivos higienicos y que yo podia seguir leyendo, pues ''la luz de la luz no nos molesta'. Asi dijeron. Se desnudaron, se echaron sobre una piel de oso y se cubrieron hasta los ojos con una manta hindu. De inmediato entraron en un profundo sueno y los vi dormir y respirar a un mismo ritmo, boca arriba y agarraditos de las manos. Pero yo no podia dormir; apague la luz de la luz y estuve un rato velando y escuchando el contraste entre las respiraciones simetricas de la pareja, y la de Coreen, mas fuerte y de ritmo mas que sinuoso.
Prendi la luz y revise el reloj: serian las siete, pronto amaneceria. Acaricie los pelos de mi Muchacha, su carita, sus lindisimos hombros y sus brazos, y casi estuve a punto de hacer el amor una vez mas, pero temi que un movimiento involuntario pudiese despertarla. Aproveche para mirar su piel delicada y suave. Nada punk, muy aristocratica la piel de mi Muchacha. Le estudie bien el agujerito de la nariz: media seis milimetros de ancho y formaba una estrella de cinco puntas. ?O eran cinco milimetros y la estrella tenia seis puntas? Nunca lo volvere a mirar. Para esta historia basta consignar que estaba dibujado con precision y que debio ser obra de algun cirujano plastico que habra cargado no menos de quinientos pounds de honorarios. ?Un derroche! Mire la cicatriz de la