Nafai no soportaba que Elemak hablara de Padre de esa manera. Todos sabian que Padre era un hombre casto que solo tenia relaciones sexuales con su companera legitima. Y hacia quince anos que esa companera era Rasa, la madre de Nafai e Issib, y que el contrato se renovaba todos los anos. Padre era tan fiel que las mujeres habian desistido de visitarlo para sugerirle que estarian disponibles cuando expirase el contrato. Claro que Madre se mantenia igualmente fiel y aun habia muchos hombres que la adulaban con obsequios e insinuaciones. Pero asi eran los hombres: la fidelidad les resultaba mas estimulante que la inconstancia, como si Rasa fuera fiel a Wetchik solo para provocarlos. Ademas, el vinculo con Rasa significaba compartir lo que algunos consideraban la mejor casa de Basilica, y lo que todos consideraban la mejor vista. Jamas me uniria a una mujer solo por su casa, penso Nafai.
—?Te has vuelto loco? —pregunto Elemak.
—?Que? —pregunto Nafai.
—Aqui hace un frio que pela y tu te quedas tan tranquilo, mojado y con el trasero al aire.
—Si —dijo Nafai. Pero no corrio hacia su cuarto, pues eso seria admitir que el frio le molestaba. Asi que le sonrio a Elemak—. Bienvenido a casa.
—No presumas tanto, Nyef —dijo Elemak—. Se que te mueres de frio… tus partes colgantes se estan encogiendo.
Nafai fue a su habitacion y se puso el pantalon y la camisa. Le fastidiaba que Elemak siempre le adivinara el pensamiento. Elemak ni se molestaba en suponer que Nafai se burlaba del frio por ser curtido y viril. No, Elemak siempre suponia que cuando Nafai se portaba como un hombre solo estaba fingiendo. Claro que fingia y Elemak tenia razon, pero eso solo servia para fastidiarle mas. ?Como lograba un hombre convertirse en un hombre, salvo actuando hasta que la actuacion se volvia habito y al fin se convertia en temperamento? Ademas, no era solo simulacion. Por un instante, al ver a Elemak de regreso, al oirle decir que quizas hubiera matado a un hombre en su travesia, Nafai se habia olvidado del frio, se habia olvidado de todo.
Habia una sombra en la puerta, Issib.
—No lo tomes asi, Nafai.
—?A que te refieres?
—No te enfurezcas tanto cuando el bromea. Nafai quedo francamente desconcertado.
—?De que estas hablando? No estaba furioso.
—Cuando el bromeo sobre el frio que sentias —le dijo Issib—. Temi que fueras a arrancarle la cabeza.
—Pero si yo no estaba enfadado.
—Pues entonces andas mal de la cabeza, amigo —dijo Issib—. Yo te note enfadado. El te noto enfadado. Hasta el Alma Suprema te noto enfadado.
—El Alma Suprema sabe que no es asi.
—Pues aprende a controlar tu expresion, Nyef, porque parece que muestra emociones que ni siquiera sientes. En cuanto le diste la espalda, Elemak te mando a la mierda con un gesto. Vaya si pensaba que estabas enfadado.
Issib se alejo flotando. Nafai se puso las sandalias y se entrelazo los cordones sobre las perneras. Los jovenes de Basilica acostumbraban usar cordones largos hasta los muslos y sujetarselos bajo la ingle, pero Nafai usaba cordones cortos y se los sujetaba a la altura de las rodillas, como un trabajador. Los jovenes, con un grueso nudo de cuero entre las piernas, se contoneaban al andar, para evitar la friccion contra los muslos y la consiguiente irritacion. Nafai no se contoneaba y detestaba esa moda incomoda.
Ese rechazo a la moda le dificultaba las relaciones con los chicos de su edad, pero Nafai no le daba la menor importancia. Disfrutaba mas de la compania de las mujeres, y las mujeres cuya opinion valoraba eran las que no se dejaban seducir por modas frivolas. Eiadh, por lo pronto, a menudo compartia sus burlas contra las sandalias de cordones altos.
—Imaginalos usando esas cosas mientras montan a caballo —comento una vez.
—Suficiente para transformar a un toro en novillo —replico Nafai, y Eiadh se echo a reir y repitio la broma varias veces. Si en el mundo existia semejante mujer, ?por que un hombre debia interesarse en modas estupidas?
Cuando Nafai llego a la cocina, Elemak estaba metiendo un pastel de arroz congelado en el horno. El pastel tenia tamano suficiente para alimentarlos a todos, pero Nafai sabia por experiencia que Elemak pensaba comerselo el solito. Hacia meses que viajaba alimentandose de comida fria, moviendose casi siempre de noche. Elemak devoraria el pastel en seis dentelladas y luego se desplomaria en la cama para dormir hasta la manana siguiente.
—?Donde esta Padre? —pregunto Elemak.
—A poca distancia —dijo Issib, quien partia huevos frescos sobre la tostada, preparandolos para el horno. Lo hacia con suma destreza, teniendo en cuenta que para coger un huevo con una mano necesitaba todas sus fuerzas. Sostenia un huevo a poca distancia de la mesa, luego movia un musculo para soltar el flotador que le sostenia el brazo, haciendolo caer, con huevo y todo, sobre la superficie. El huevo se partia por la mitad, Issib movia otro musculo, el flotador le alzaba el brazo, Issib abria el huevo con la otra mano y lo derramaba sobre la tostada. Issib se las apanaba para todo, pues los flotadores contrarrestaban los efectos de la gravedad. Pero Issib nunca podria viajar como Padre, Elemak y a veces Mebbekew. En cuanto se alejaba del campo magnetico de la ciudad, Issib tenia que viajar en una silla, una maquina torpe que solo podia desplazarse de un sitio al otro, sin ayudarle en nada. Lejos de la ciudad, limitado a su silla, Issib era un autentico invalido.
—?Donde esta Mebbekew? —pregunto Elemak. El pastel ya estaba cocido. Pasado, en realidad, pero Elemak siempre se tomaba el desayuno asi. Lo cocinaba hasta ablandarlo tanto que no hacian falta dientes para masticarlo, tal vez porque asi lo podia engullir mas facilmente.
—Ha pasado la noche en la ciudad —dijo Issib. Elemak no.
—Eso dira cuando regrese. Pero sospecho que Meb es mucho arado y poca siembra.
Un hombre de la edad de Mebbekew solo podia pasar la noche en Basilica si alguna mujer lo acogia en su hogar. Elemak podia burlarse diciendo que Mebbekew era un presumido, pero Nafai habia visto el modo en que Meb actuaba con algunas mujeres. Mebbekew no necesitaba fingir que habia pasado la noche en ciudad; tal vez incluso aceptara menos invitaciones de las que recibia.
Elemak cogio una generosa porcion de pastel, grito, abrio la boca y empino un sorbo de vino.
—Caliente —explico cuando recobro el habla.
—Como siempre —dijo Nafai.
Era una broma, una pequena burla entre hermanos. Pero por algun motivo Elemak lo tomo a mal, como si Nafai lo hubiera tildado de estupido.
—Escucha, pequenin —dijo—, cuando has pasado dos meses y medio comiendo cosas frias y durmiendo en el polvo, te olvidas de que un pastel te puede quemar la lengua.
—Perdona. No he querido ofenderte.
—Ojo con tus bromas. A fin de cuentas, solo eres mi hermanastro.
—No te preocupes —intervino jovialmente Issib—. Nafai surte el mismo efecto en un hermano.
Issib procuraba apaciguar los animos para evitar una discusion, pero Elemak parecia empenado en continuar.
—Supongo que para ti es mas dificil —dijo—. Es una suerte que seas un invalido, pues de lo contrario nuestro Nafai no hubiera sobrevivido hasta los dieciocho.
Si ese comentario hirio a Issib, no lo demostro. Pero Nafai se irrito. Issib procuraba mantener la paz y Elemak lo insultaba. Aunque antes Nafai no habia tenido la menor intencion de buscar pelea, ahora estaba dispuesto. Tenia un buen pretexto: Elemak habia contado su edad en anos de siembra y no en anos de templo.
—Tengo catorce —declaro—. No dieciocho.
—Anos de templo, anos de siembra —dijo Elemak—. Si fueras un caballo tendrias dieciocho.
Nafai se aproximo a la silla de Elemak.
—Pero no soy un caballo —afirmo.
—Tampoco eres un hombre, todavia. Y estoy demasiado cansado para darte una tunda. Asi que preparate el desayuno y dejame comer el mio. —Se volvio hacia Issib—. ?Padre se llevo a Rashgallivak?
Nafai se sorprendio de la pregunta. ?Como podia Padre llevarse al mayordomo de la finca cuando Elemak estaba ausente? Truzhnisha se encargaria de la servidumbre, pero sin Rashgallivak, ?quien se encargaria de los