—Ya maduraran, despues de la Larga Danza. Falta poco ya.

—?Podemos plantar un arbol?

—Mas de uno, si quieres. ?Como esta la casa?

—Vacia.

—?Te parece bien que vivamos alla? —Se incorporo un poco mas y rodeo a la nina con el brazo.— Tengo dinero —dijo—, bastante dinero como para comprar un rebano de cabras y el pasto que tenga Turby del invierno, siempre que este a la venta todavia. Ged sabe donde llevarlas en la montana, en el verano… Me pregunto si la lana que juntamos estara alli todavia. —Al decir eso, penso: «Dejamos los libros. ?Los libros de Ogion! En la repisa de la chimenea de la Granja de los Robles… Se los dejamos a Chispa, pobre muchacho, ?no es capaz de leer una sola palabra de esos libros!».

Pero eso no parecia importar. Habia nuevas cosas que aprender, sin duda. Y podria enviar a alguien a buscar los libros, si Ged los quisiese. Y podria mandar a buscar la rueca. O podria ir ella misma cuando llegara el otono y ver a su hijo, y visitar a Alondra y quedarse por una temporada con Manzana. Tendrian que volver a sembrar la huerta de Ogion enseguida si querian tener verduras cultivadas por ellos en el verano. Recordo las hileras de habichuelas y el aroma de sus flores. Recordo el ventanuco que miraba al oeste. —Pienso que podemos vivir alli —dijo.

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