un ser omnisciente?

—No lo se. —Ese delicado roce de nuevo, mas proximo e intimo—. Lo unico que se es que no importa. Cuando estas conmigo, nada mas importa. Siempre ha sido asi.

—De acuerdo, dejemonos de discusiones y asumamos que estoy aqui y que soy real. Antes de nada, deja que te de las gracias. Ahora, tengo otra pregunta. ?Cuanto tiempo nos queda?

Siempre habia sido la mas practica de los dos, la mas realista, dispuesta a afrontar cuestiones que Drake preferiria esconder debajo de la alfombra. Y, como de costumbre, estaba haciendo las preguntas adecuadas.

Drake miro mas alla de si, al universo al que habia vuelto la espalda. Rugia y destellaba cargado de energia. El telon de fondo cosmico se habia vuelto tan radiante como las estrellas alrededor de las cuales se arracimaban los compuestos. Y aun asi la cadencia del colapso se aceleraba, precipitandose vertiginosamente hacia la ultima singularidad.

—Nos quedan unos cuantos anos de tiempo real, a lo sumo, antes de que se produzca la singularidad definitiva. —Le resultaba imposible preocuparse. Ana estaba con el. Nunca volveria a dejarlo solo.

—?Nada mas? —La construccion visual que habia elegido Ana era su antiguo yo, y tenia el ceno fruncido—. ?Un punado de anos? Quiero decir, es mas de lo que esperaba, pero para ti habra sido una mala inversion. ?Piensa en todo lo que te has esforzado!

—No es para tanto. Basta. Lo estiraremos subjetivamente. Podemos multiplicar nuestra velocidad en modo electronico y hacer que parezca tanto como queramos.

—Pero no sera real. Sigue sin hacerme gracia. —Ana estaba dentro de su mente, tanteando su entorno con delicadeza. Era el delicioso roce de unos dedos expertos que exploraban sus mas intimas regiones—. Unos cuantos anos no es tiempo suficiente. Tenemos que conocernos de nuevo. Yo se lo que he estado haciendo… nada… pero quiero que me cuentes todas tus aventuras. Y no finjas que no has tenido ninguna. Se lo del vuelo a Canopus, y lo de Melissa, y lo del Shiva. Se incluso lo de la otra Ana. Pero quiero escucharlo directamente de tus labios. Y tu me dices que no nos queda tiempo. ?No te parece que deberias hacer algo al respecto?

—Ana, estamos hablando del fin del universo. —Drake se rio, delirante de felicidad. Podia sentir como se agolpaba la musica en su interior, por primera vez en eones—. Es el fin de todo. El Punto Omega. Finis. En esta partitura no hay escrito ningun da capo. Esto es lo que hay.

—Recuerdo a un Drake distinto. Desmienteme si me equivoco pero ?no eras tu el que hace tiempo tenia una opinion completamente distinta?

Drake sabia que no era una pregunta. Estaba jugando con el. Ana sabia perfectamente quien habia pensado aquello. Debia de llevar saqueando sus bancos de datos de recuerdos desde antes de que el percibiera su presencia, porque nunca habia expresado en voz alta lo que dijo ella a continuacion:

—«La ciencia ha llegado tan lejos. Nadie creeria que no puede llegar mas lejos todavia». ?Recuerdas haber pensado eso?

—Eso fue cuando todavia habia tiempo, lo que parecia entonces una cantidad infinita de tiempo. Ahora no nos queda nada. No hay tiempo para nuevos adelantos cientificos, para nada que no seamos nosotros.

—En su dia no sabias apenas nada, Drake, y conseguiste obrar un milagro. Ahora que tienes a tu disposicion toda la informacion del cosmos, ?quien sabe lo que serias capaz de hacer? El universo se acaba porque es cerrado, ?no? No le importa nada…, pero a nosotros si. De modo que abrelo. Los conocimientos que necesitas ya existen. Solo tenemos que fijarnos bien.

Ana lo levanto y se lo llevo en volandas. Drake se descubrio cayendo a plomo por el espacio en todas las direcciones a la vez, mientras los espectrales bancos de datos se arremolinaban alrededor y a traves de el, una acumulacion de conocimientos inimaginable en cualquier epoca anterior. Reconocia en ellos un millon de posibilidades; pero no eran nada mas que eso.

—No podemos evitar el escaton, Ana. Ya esta aqui. Es una caracteristica de nuestro universo, una realidad global.

—Creia que el escaton solo podia ocurrir en un universo cerrado.

—Asi es. Si la densidad de masa-energia hubiera estado por debajo del valor critico, este universo seria abierto. Pero la densidad es demasiado elevada.

—Bueno. Pues reducela.

—Eso es imposible. —Solo que antes de terminar de formular su pensamiento, Drake habia visto una manera de conseguirlo. Las cesuras, creadas hacia tanto tiempo en la lucha por frenar al Shiva, aguardaban como reliquias olvidadas y dispersas por el tiempo y el espacio. Todavia se podian utilizar para recibir cualquier cantidad de masa y energia.

Ana estaba dentro de su mente y habia captado la idea mientras se fraguaba.

—Bueno, Drake. ?A que estas esperando?

No podia responder. Estaba absorto en una vertiginosa involucion de calculo, cada uno de sus nervios estaba operando al limite. La respuesta, cuando la obtuvo, no era la que queria que ella escuchara.

—No, Ana. Podemos volcar en las cesuras masa y energia suficientes para formar un universo abierto. Una fraccion diminuta resurgiria en este universo, aunque no bastaria para suponer ninguna diferencia. Pero tendriamos que llegar aun mas lejos para conseguir algo. Necesitamos una carga de retroceso estructural capaz de impedir la singularidad definitiva aqui.

—Entonces eso es lo que haremos. Tu mismo has dicho que las cesuras pueden absorber cualquier cantidad de masa y energia.

—Si. —Lo ironico de la situacion se revelaba gradualmente ante Drake—. Pero sigue habiendo un problema insalvable. La informacion equivale a energia. Y yo…, con todos mis yoes y extensiones y compuestos…, represento una equivalencia de energia suficiente como para impedir la carga de retroceso. Esa es la pega: Cualquier universo en el que este yo sera, por fuerza, cerrado.

—Eso seria con las leyes fisicas que se aplican en este universo. ?Que hay de los otros universos, los que forman el destino de las transferencias por cesura? Fijate en ellos, Drake.

Ya lo estaba haciendo. En los bancos de datos habia cabida para algunas especulaciones, pero no encontro en ellos informacion solida.

—Ana, la respuesta sigue siendo no. Aunque dispusieramos de toda la informacion posible en este universo, seguiriamos sin saber que hay en otros universos. No hay forma de averiguarlo.

—No es cierto. Si que hay una forma. Vayamos a investigar. Venga.

De repente estaban surcando el espacio, cada vez mas deprisa. Peligrosamente deprisa. Relativisticamente deprisa. A esa velocidad, bastarian unos cuantos minutos subjetivos para acercarlos meses al escaton. El poco tiempo juntos del que disponian se estaba evaporando. Drake coordino sus incontables yoes. Todos ellos tendrian que volar, exactamente al unisono, hacia la miriada de cesuras que aguardaban como bocas negras contra el llameante telon de fondo cosmico.

Al filo del horizonte de la cesura, freno y vacilo. La masa y la energia los adelantaban para introducirse en aquellas fauces infinitas, desapareciendo del universo. Pero mientras el estuviera alli, la singularidad definitiva seria inevitable.

—?Dudas? —Ana tiraba de el, arrastrandolo hacia la negrura—. Demasiado tarde para eso.

—Dudas, no. Estaba pensando. Podriamos tener la mala suerte de aparecer en un lugar donde las leyes fisicas sean demasiado distintas como para permitir la vida. O puede que uno de los dos se encuentre de vuelta aqui.

—?Que tiene eso de malo? Si regresamos aqui, ?no estariamos en un universo abierto? Te preocupas demasiado. —Ana burbujeaba en su mente, una efervescencia irresistible—. «La vida, si no es una gloriosa aventura, no es nada». Fuiste tu el que me dio a conocer esa cita. ?Tanto has cambiado?

—No lo se. No soportaria perderte de nuevo.

—No me vas a perder —Ana le tendia los brazos, envolviendolo, confiada frente a su nerviosismo—. En este universo o en otro, dondequiera que vayamos, iremos juntos. Me tendras mientras haya tiempo. Vamos, Drake. Siempre has dicho que querias vivir peligrosamente, esta es tu oportunidad.

Estaban al borde de la espiral de tinta y aceite, cerca del punto de no retorno. Ana volvio a reirse, como una nina en el parque de atracciones.

—Alla vamos —dijo— directos al Tunel del Amor. No te olvides de pedir un deseo.

—Ya lo he hecho. —Era demasiado tarde para mirar atras. Frente a ellos se extendia la oscuridad definitiva, absoluta. A su espalda, Drake se imagino que la radiacion se atenuaba, aislando su partida de la

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