jamas le envio. Stefanie se caso anos despues con un capitan de la guarnicion de Linz y casi medio siglo mas tarde recordo una carta que recibio de un anonimo admirador que la pedia en matrimonio, rogandole que le esperase hasta que terminara su carrera de arte en Viena. Stefanie nunca pudo conocer la apariencia de su rendido enamorado, puesto que jamas se identifico. Kubizek trataba de que Hitler fuera razonable y se condujera como todo el mundo, presentandose a la muchacha. Pero Adolf estaba empenado en que ella conocia su amor, gracias a la transmision del pensamiento. Una mente tan poderosa como la suya podia comunicar ideas y sentimientos sin necesidad de formularlos y Stefanie, que sin duda tambien se hallaria dotada de una inteligencia privilegiada, estaria recibiendo sus mensajes.

Los poderes extrasensoriales y magicos, que fueron una constante en su vida, comenzaron a grabarse en la personalidad de Hitler en esta epoca. Los escenarios exoticos y las ficciones de las novelas de Karl May, la fantasia y el mundo magico de las operas wagnerianas, las abundantes lecturas no siempre asimiladas, los muchos libros de seudociencia que pasaron por sus manos en esos anos y en los de Viena y su propia situacion, llena de suenos grandiosos solo realizables mediante un milagro, le llevaron a confiar en los prodigios para solucionar sus problemas y, esperando esos milagros, solia adoptar una posicion pasiva, a merced del destino.

De la posicion economica de la familia y de los intereses de Adolf da idea su viaje a Viena en la primavera de 1906, donde permanecio dos meses viendo monumentos y asistiendo a la Opera. La vida, sin embargo, le iba a proporcionar en breve su mayor dosis de amargura. En enero de 1907 se le diagnostico a su madre un cancer de pecho; fue operada el mismo mes y, como el mal no fue atajado, Klara languidecio mientras la metastasis le arrebataba la vida. En el curso de ese proceso llego el otono y Adolf decidio hacer algo: alquilo una habitacion en Viena y comenzo a preparar su examen de ingreso en la Academia de Bellas Artes. Los examenes duraron dos dias y Adolf fue rechazado: «Prueba de dibujo no satisfactoria.» Su decepcion fue tan grande que le duraria toda la vida, reflejandola vividamente en su Mein Kampf En su descargo hay que decir que los candidatos al ingreso eran 113 y que solo 28 fueron admitidos; Hitler logro pasar la prueba eliminatoria, pero suspendio en la segunda: «Pocas figuras…» fue el veredicto de los examinadores y es que, efectivamente, Hitler, que tenia buena mano con los escenarios, era muy deficiente en el trabajo de la figura humana, mostrandose incapaz de dar expresividad a los rostros. El presidente del tribunal le recomendo que probase en Arquitectura, donde podria desarrollar su talento, pero carecia de la titulacion adecuada para ello.

Derrotado, regreso a Linz, donde su madre agonizaba. Klara fallecio el 21 de diciembre de 1907, sumiendo a su hijo en la desesperacion mas negra. El doctor Bloch, que atendio a la enferma durante todo el proceso, escribio: «A lo largo de toda mi carrera no he visto a nadie tan postrado por el dolor como a Adolf Hitler.» Algunos investigadores han querido buscar el antisemitismo de Hitler en la ascendencia judia de este medico, que le trato siempre con carino y que atendio con autentica abnegacion a su madre; cabe, sin embargo, que Bloch se equivocara en el tratamiento de la enfermedad y que Hitler se enterase tiempo despues, concibiendo un odio feroz contra el medico y contra los judios, pero esta historia no pasa de ser una conjetura.

Tras las ceremonias funebres, Adolf hubiera deseado huir a Viena, pero se vio obligado a permanecer en Linz hasta bien entrado el mes de febrero de 1908 para arreglar la testamentaria de su madre. En ella le quedaba una renta mensual de 58 coronas durante veinte meses, a las que debian anadirse 25 coronas mensuales mas de pension de orfandad hasta 1913. Paula, con una pension similar, fue acogida por su medio hermana Angela Raubal. La familia de Alois Hitler habia quedado disuelta. Adolf, mas solo que nunca y sin esperanza alguna, se sumergio en el tumulto de Viena.

Tenia, efectivamente, 83 coronas como todo capital; lo que Hitler no dice en la tan mentada carta, ni luego en Mein Kampf es que esa era una renta mensual mas o menos similar al sueldo de un teniente de infanteria recien salido de la Academia. Un sueldo mas que suficiente para un estudiante disciplinado, pero Hitler no era ni una cosa ni otra. Logro que su amigo Kubizek se trasladara a estudiar musica a Viena; este aprobo su ingreso en el conservatorio y ambos compartian una habitacion alquilada, un cubiculo bastante espacioso pero donde apenas podian revolverse los dos a causa del piano de cola de Kubizek y de la mesa de dibujo de Hitler. Esta amistad constituye uno de los argumentos utilizados por Lothar Machtan (El secreto de Hitler, 2001) para tratar de demostrar la homosexualidad de Hitler. La verdad es que no aporta ninguna prueba concluyente, llegando a la extravagancia de suponer que la no confesion de relaciones homosexuales por parte de Kubizek en sus memorias significaria que, en efecto, habian existido. Ambos acudian a la Opera dos y hasta tres veces por semana y, a veces, a uno o dos conciertos. Cuando llegaban a la pension, Kubizek caia rendido en la cama, mientras Hitler se ponia a leer durante horas. Por la manana Kubizek salia temprano hacia el conservatorio y regresaba entrada la tarde; Hitler, por su lado, se quedaba durmiendo por la manana y habitualmente le estaba esperando dispuesto a salir a dar un paseo o a un espectaculo musical.

– ?Pero cuando vas a clase tu? En esa academia no pegais ni golpe -le manifesto extranado en una ocasion; Hitler se puso furioso:

– Metete en tus asuntos.

La verdad es que Hitler no iba a academia alguna, ni tenia un trabajo. No fue albanil, ni obrero, ni jornalero. Vivia pobremente porque sus ingresos mensuales los gastaba en la Opera, de modo que no podia renovar el vestuario que se habia traido de Linz y apenas si le llegaba para comer, consistiendo su alimento basico en pan y leche. De esa primera epoca vienesa es su empeno en componer una opera, Wieland, el herrero; como carecia de conocimientos musicales para llevarla a cabo empleaba a Kubizek como copista de sus acordes. Aunque parece que tenia ideas interesantes, la obra naufrago antes de su conclusion por las dificultades del trabajo y su inconstancia.

Sin embargo, desordenadamente, desaforadamente, Hitler desplegaba una gran actividad. Leia cuanto caia en sus manos; Kubizek creia que se interesaba por cuanto estuviera de acuerdo con sus ideas; Cartier, por el contrario, supone que se estaba proveyendo de un poderoso arsenal dialectico. Dibujaba compulsivamente: un dia redisenaba el teatro de la Opera; otro, recorria los suburbios miserables de Viena y dibujaba la ciudad ideal de los obreros o replanteaba grandes sectores de la ciudad, terminando con los dedalos de callejuelas y sustituyendolos por grandes avenidas de trazado geometrico. Preocupaciones esteticas, sociales, urbanisticas y las primeras inquietudes politicas: un dia llevo a Kubizek al Parlamento y le demostro un notable conocimiento de su mecanica, dejandole claro donde pasaba buena parte de su tiempo.

Por entonces, Adolf era partidario de los socialcristianos de Karl Lueger, al que admiraba por su demagogia, la simplicidad de su razonamiento, su oportunismo y su capacidad para dominar alas multitudes; tambien estaba de acuerdo con el en parte de su politica social y en su discreto antisemitismo. Por el contrario, su paisano Schoenerer, panaleman, racista, tosco y violento, le era antipatico por mas que en su programa estuviera incluido uno de los suenos de Hitler: la union de los austriacos alemanes al imperio de Guillermo II. Cuatro anos mas tarde, cuando Schoenerer ya no estaba de moda, Hitler se intereso mucho por sus ideas, segun las cuales Alemania estaba llamada a dominar Europa, incorporando a sus fronteras el imperio austro-hungaro, parte de Polonia, Bohemia-Moravia, Suiza e Italia del norte.

EL VENDEDOR DE POSTALES

En el verano de 1908 Kubizek regreso a Linz para pasar sus vacaciones; Hitler permanecio en Viena. Hubo algunos intercambios de cartas entre ellos, pero ya no volverian a verse. Cuando Kubizek regreso a la pension, Adolf se habia despedido, abonando su parte proporcional del alquiler. Nunca se ha explicado el fin de esta amistad, pero parece estar relacionado con el segundo fracaso de Hitler en su intento por ingresar en Bellas Artes. Esta vez no fue admitido ni al examen: Cambio de pension, para caer en otra todavia mas sordida y barata. En este punto hay un lapso de casi un ano en el que apenas se sabe nada de el, excepto sus cambios de residencia. Por algun problema burocratico, dejo de percibir su pension paterna, viendo reducidos sus ingresos al subsidio estatal de 25 coronas, con las que solo podia comprar pan y leche, lo que le obligaba a dejar las pensiones y a dormir en los parques, durante el buen tiempo, o en casas de caridad.

En una de ellas, en el asilo de Meidling, le encontro Reinhold Hanisch, cuyas notas permiten reanudar la biografia de un Hitler enfermo, desarrapado, hambriento y desvalido. El apoyo de su nuevo amigo le permitiria comer en los dias siguientes, acudiendo a cuantos centros de caridad repartian alimentos. Por vez primera le vemos intentar un trabajo manual: barrendero. No pudo desempenarlo por falta de habito en el trabajo fisico. Fue entonces cuando Hanisch le animo a pintar acuarelas y postales, que el vendia en diversos lugares de Viena, al precio de 2,4 y hasta de 10 coronas, quedandose con una comision del 50 por ciento.

De esta epoca es otra de las falsedades que Hitler entrevera en su autobiografia, en la que se declaraba

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