demasiado orgulloso para pedir nada a nadie. Antes de las Navidades de 1909 solicito auxilio a su tia Johanna, hermana de su madre y que habia vivido con los Hitler hasta la muerte de Klara. Recibio 50 coronas, con las que pudo adquirir algo de ropa de segunda mano y un abrigo. Ese dinero y las ventas de las primeras postales le permitieron cambiar de alojamiento y trasladarse a la residencia masculina Mannerheim, donde vivio casi cinco anos. La residencia encajaba con el espiritu espartano de Hitler, que no fumaba ni bebia, comia poco y era tan misogino que Raymond Cartier comenta jocosamente que es muy dificil saber cuando perdio la virginidad.

El reglamento de la residencia obligaba a abandonar las habitaciones a las 9 h y no se podia volver hasta la noche, en que era preceptivo apagar pronto la luz. Eso determino un cambio en sus costumbres: salia de la habitacion, se instalaba en la sala de lectura, devoraba toda la prensa que hallaba en la sala y despues se situaba junto a una ventana y comenzaba a pintar sus acuarelas o sus postales, interrumpiendo su trabajo cuando la tormenta que se agitaba en su cabeza estallaba. Entonces comenzaba a lanzar un discurso, encontrara auditorio o no, atencion o no, replicas o no -lo que a el parecia importarle un comino-: expresaba lo que queria, luego se calmaba y volvia a sus pinturas. Dificilmente entablaba un debate; cuando alguien le contradecia, abandonaba desdenosamente la palestra y regresaba al trabajo, juzgando, sin duda, que no merecia la pena gastar su talento con semejante auditorio. Cuando rompio su sociedad con Hanisch intento comercializar sus pinturas personalmente, mostrando maneras tan desmanadas que mermaron sus ingresos. Pero la verdad es que por esa epoca, de finales de 1910 a mediados de 1911, a Hitler le iban bien las finanzas.

Se sabe porque en mayo de 1911 su medio hermana Angela, que habia enviudado el ano anterior, se vio obligada a llevarle a los tribunales para que cediera su pension estatal en favor de su hermana menor, Paula, que dependia de una viuda con escasos recursos, mientras que Adolf se las habia ingeniado para heredar todo el patrimonio de su tia Johanna, aproximadamente 3.800 coronas. Hitler jamas aclaro esta historia, prefiriendo silenciar la herencia de la tia Johanna y adornar su biografia con la donacion de su pension, pese a sus muchos apuros economicos. La verdad es que los tribunales dieron la razon a Angela y pasaron la pension a Paula, basandose en que Adolf habia recibido «gruesas sumas».

?En que empleaba el dinero? Misterio. La verdad es que seguia viviendo en su modestisima residencia, vestia pobremente y apenas comia otra cosa que pan con margarina, leche y, en contadas ocasiones, verduras y salchichas. Su misero aspecto se evidencia en la visita que hizo al baron Lanz von Liebenfels, famoso impostor que editaba la revista Ostara. Esta publicacion, por la fiesta de San Juan de 1907, habia hecho ondear un estandarte con la cruz gamada sobre un viejo edificio romanico, acontecimiento que tuvo cierta repercusion en la prensa nacionalista y racista. Ostara hablaba de ciencias ocultas, de misticismo, erotismo, antisemitismo, racismo…,; sobre todo, racismo, puesto que su lema era: «Rubios de todos los paises, unios.» Los biografos de Lanz se han empenado en recalcar la influencia de Ostara sobre la ideologia nazi y, aunque alguna habria, sin duda, la verdad es que Hitler no tuvo maestros. En una ocasion Hitler visito a Lanz, impresionado por un ejemplar de Ostara que, casualmente, habia visto y comprado; queria toda la coleccion y Lanz se la regalo, en vista del entusiasmo y la pobreza que evidenciaba su visitante.

De esta epoca data, tambien, la raiz de su antisemitismo. Hitler habia tenido contactos con judios de Linz, a veces muy estrechos, como con su medico de cabecera; en Viena tambien trataba continuamente con judios, precisamente sus mejores clientes, los unicos que compraban asiduamente sus acuarelas y postales, con frecuencia por pura caridad; sus encuentros con judios son bastante numerosos y, casi siempre, satisfactorios para sus intereses. Se cree falsa la idea harto difundida de que su antisemitismo fue fruto de amargas experiencias personales. Por el contrario, parece mas fundado que los inicios de su antisemitismo son ideologicos y sociales. Ya antes se comento el edulcorado antisemitismo del socialcristiano Lueger, admirado por Hitler, que en sus escritos hallo los principios del antisemitismo politico. Pero fue, sin duda, mas fuerte la influencia que recibio del antisemitismo social que se respiraba en Viena a comienzos de siglo.

La capital del anciano emperador Francisco Jose contaba por aquella epoca con cerca de 2.000.000 de habitantes, de los cuales unos 200.000 eran judios. El crecimiento de la comunidad hebrea habia sido galopante: 40.000 en 1870, 100.000 en 1887 y el doble solo veintitres anos mas tarde. Su influencia y sus problemas crecieron con similar rapidez. Los politicos acusaban a la socialdemocracia de ser el instrumento judio para la dominacion universal; la burguesia austriaca abominaba de los judios, cuya prosperidad financiera, mercantil, comercial, industrial o profesional envidiaba; las clases bajas, que debian competir con la riada de inmigrantes judios procedentes de los cuatro extremos del imperio, les consideraban unos advenedizos que llegaban para robarles el pan; no entendian su lengua, sus costumbres, sus vestimentas, su marginacion, su endogamia y, religiosamente, les consideraban sospechosos, cuando no directamente, responsables del deicidio de Cristo. Ese es el ambiente antisemita quo vivio Hitler en Viena y uno de los argumentos que jamas hallaba contestacion entre su rudo auditorio del Mannerheim. El famoso especialista britanico Allan Bullock escribe al respecto:

«… El judio -en los escritos de Hitler- ya no es un ser humano sino que se ha transformado en una figura mitologica, en un demonio investido de poderes infernales que gesticula y se mofa de todo, en una verdadera encarnacion diabolica hacia la que Hitler proyecta todo lo que odia, teme y anhela. Como en todas sus obsesiones, la que provoco en Hitler el judio no da una explicacion parcial de su antisemitismo, sino la explicacion completa. El judio esta en todas partes, es responsable de todo: del modernismo que tanto disgustaba a Hitler en la musica Y en las artes plasticas; de la pornografia y de la prostitucion; de la critica antinacionalista de la prensa; de la explotacion de las masas por el capitalismo y de lo opuesto; es decir de la explotacion de las masas mediante el socialismo; y aun tendria la culpa de la torpeza de las masas para elevarse…»

Los testimonios sobre la vida de Hitler en Viena pierden continuidad. Uno de sus biografos, Payne, asegura que paso cuatro o cinco meses en Liverpool entre el invierno de 1912 y abril de 1913, vegetando en la casa de su medio hermano Alois, que por aquella epoca vivia en esa ciudad. La fuente de dicha informacion son las memorias de la esposa de Alois, una actriz de segunda categoria de origen irlandes de la que se separo hacia 1914. Dos datos avalan la posible autenticidad del relato: la certera descripcion del caracter de Adolf, de sus costumbres y modales y el hecho de que estuviera buscado por la justicia austriaca como profugo, al haber eludido durante anos el servicio militar. Estos datos eran muy poco conocidos cuando, en los anos treinta, Bridget Elizabeth Hitler escribio sobre la estancia en las islas Britanicas de su cunado, que por entonces se hallaba en la cumbre de su fama como canciller del III Reich. Segun su relato, llego a Liverpool, pobremente vestido, sin equipaje y sin dinero; se paso la mitad del tiempo tendida en el sofa que le servia de cama, apenas aprendio unas pocas palabras de ingles y solo parecia interesado en la formidable potencia de las flotas comercial y de guerra del Reino Unido, cuyos barcos veia desfilar por las orillas del Mersey durante sus paseos…

En abril de 1913 se hallaba nuevamente en el Mannerheim de Viena, donde celebro su vigesimo cuarto cumpleanos, pero la capital del imperio de los Habsburgo era un lugar poco seguro.para el: corria el peligro de ser detenido, multado, encarcelado y, a continuacion, deberia iniciar su servicio militar, que llevaba eludiendo desde 1909. Desaparecio de Viena en mayo y el 26 de ese mes se encontraba en Munich, como inquilino de una habitacion en la modesta casa del sastre Josef Popp.

En la capital de Baviera Hitler prosiguio su vida retirada y oscura. Pintaba postales y acuarelas y realizaba algunos trabajos domesticos en casa de los Popp a cambio de alimentos. Disfrutaba de ciertos ingresos, pues declaro a Hacienda 1.200 marcos al ano, cantidad que le permitia vestir bien y comer adecuadamente, aunque mostraba escaso aprecio por los alimentos: era esencialmente vegetariano, no consumia carne ni pescado, pero le gustaban las salchichas y era extraordinariamente goloso. La ciudad le encanto, ensalzandola frente a Viena por su orden, su limpieza y sus habitantes alemanes, frente al caos, la suciedad y la babel de razas y lenguas que convergian en la capital del imperio austro-hungaro. En Munich, segun confesion propia, Hitler comenzo a interesarse por la politica internacional, teniendo como fuente unica de informacion los periodicos que encontraba en cervecerias y cafes. En ellos podia leer la marcha de la Segunda Guerra Balcanica, saldada con la derrota de Bulgaria y de Turquia y con el engrandecimiento de Serbia, o los incidentes germano-franceses en Alsacia.

Con aquellos pocos datos Hitler dejaba volar su fantasia: Alemania debia romper su alianza con Austria y unirse a Inglaterra y Rusia, exterminando a los Habsburgo y poniendo en su sitio a los franceses; Alemania bien podia renunciar a su poderio naval y a sus colonias africanas a cambio del apoyo britanico; la vocacion alemana era centroeuropea y sus intereses territoriales radicaban en las posesiones del Imperio austro-hungaro, en Polonia y en Rusia. Esta claro que cuando Hitler comenzo a interesarse por la politica internacional se apropio del viejo programa panaleman de Schoenerer.

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