«?En que sentido?»

«A ver, dime, por ejemplo: tu la odias ahora, la desprecias, tal vez la maldigas, la estrangularias, ?verdad?»

«Reconoceras que conmigo se ha portado como…»

«?Como una puta, quieres decir? Pero, ?acaso crees tu ser mejor que ella?»

«Yo la queria, yo con ella siempre he sido honrado».

«Se sincero: ?te habrias casado con ella?»

«?Que cosas dices! Bastaria pensar en la diferencia de edad, ella misma habria dicho que no».

«La diferencia de edad: no me hagas reir. ?Es que no estabas enamorado de ella?»

«Por desgracia, si».

«Entonces, ?te habrias casado con ella?»

«Pero piensa simplemente en la vida que ha llevado».

«Ahi te esperaba yo, querido senor mio de buena familia. Un burgues, eso es lo que eres -ese es el asunto-, asquerosamente burgues, con la cabeza llena de prejuicios burgueses, orgulloso de tu respetabilidad burguesa. ?Que querias que hiciese Laide con tu respetabilidad burguesa? ?Y tu que eras para ella?»

«Yo la he querido en serio».

«?Que la has querido en serio? Simplemente, te enamoraste de ella, la necesitabas, hiciste de todo para tenerla, de forma brutal, pero lo hiciste. Ahora bien, la considerabas una desgracia, ?es o no es cierto que la considerabas una desgracia?»

«Es que era una desgracia».

«?Y llamas a eso amor? Pero, ?la hiciste entrar en tu vida? ?La admitiste en tu casa? ?Le presentaste a tu familia?»

«Todo esto es absurdo».

«Absurdo, ya lo se. Tambien yo fui a chocar contra ese maldito muro. Por si te interesa, te dire que tambien yo tuve un amigo, un ingeniero, un buen mozo. Le habria gustado casarse conmigo. Tambien el era un burgues, pero un poco menos que tu. Cuando su madre se entero, fue el fin del mundo: 'Si te casas con esa', le dijo, 'para mi sera como si te hubieras muerto'. Una mujer de principios rigidos. ?Ah, como me gustan a mi los principios rigidos!»

«?Y te dejo?»

«No. Aun nos vemos, pero yo soy la puta, verdad; para el siempre sere la puta. Vosotros los burgueses nos considerais una raza inferior, aunque nos necesiteis, aun cuando os arrastreis a nuestros pies. ?Y tu llamas amor a eso? La posicion social, la estima del mundo, la dignidad, el prestigio familiar: bonitos asuntos. ?Quien nos ha hecho como somos? Yo escupo en vuestra dignidad».

«Ya, pero hay miles de muchachas que trabajan».

«Me lo esperaba, hace media hora que me lo esperaba. La pregunta infalible: 'Pero, ?por que no vais a trabajar?' ?Quieres saber por que? Porque vosotros, los burgueses, con vuestro sucio dinero, nos habeis impedido ir a trabajar».

«?Eres marxista por casualidad?»

«?Que voy a ser marxista! Soy fascista. ?Que tendra que ver el marxismo? Si acaso, tendra que ver la caridad cristiana. ?Te has preguntado alguna vez donde nacio Laide, en que ambiente se crio, entre que gente vivio, que educacion recibio, quien la quiso de verdad, cuando era una nina? Te he contado cosas horrendas de ella, pero, ?sabes lo que te digo? Es mucho menos puta que yo, Laide. Ella carece del vicio que tengo yo, ella aprecia el buen nombre, ella no es tan valiente como yo, tal vez porque -disculpame, ?eh?- es menos inteligente. Tal vez yo no, pero esa, si hubiera nacido en una familia como la tuya, ?crees que se habria puesto a hacer de chica de alterne? Una mujer de principios rigidos es lo que habria llegado a ser, me parece verla: inflexible con las chicas de costumbres faciles, identica a la que podria haber sido mi suegra y no lo fue y a quien ojala lleve el diablo».

«Pero, ?por que me sueltas este sermon? ?Me consideras un moralista idiota? A fin de cuentas, me parece que no tengo demasiados prejuicios, ?no?»

«?Que valor tienes! Eso cuando te resulta comodo, pero tu falta de prejuicios la dejas en la porteria, al volver a casa».

«Bueno, pero, ?que hizo ella por mi?»

Piera guardo silencio, lo miro con una sonrisa melancolica y bondadosa.

«A ver, lumbrera. ?Has intentado alguna vez ponerte en su lugar? Fuerza un poco las meninges. Imaginate que eres una chiquilla que sale adelante mal que bien prostituyendose. Conoces a un hombre ya mayor que dice haberse enamorado de ti, un soltero, no rico precisamente, pero que se gana bien la vida, y ese hombre no te propone casarse contigo, no, porque eso no tendria ni pies ni cabeza: las conveniencias sociales y trolas por el estilo. Te propone que seas su amante fija y te ofrece un estipendio. Lo que pide es comprarte, en pocas palabras. Tu haces tus calculos, sopesas la conveniencia y aceptas. El te paga y, como te paga, debes salir con el, ir de paseo con el, acostarte con el: porque te paga. Ademas, esta enamorado en serio y, por tanto, tiene celos, sospechas, resulta aburrido, pero tu no eres su mujer, eres solo la amiguita clandestina, la pequena mantenida. No estas admitida en su casa, no frecuentas las casas de sus amigos, el lleva una vida aparte y en su vida de verdad, la que cuenta, tu no metes la nariz. ?Has captado la idea? Y ahora, ?quieres decirme como tu, la chica, podrias quererlo de verdad?»

«Siempre habria sido mejor que antes, para ella».

«?Estas seguro? Mejor para la seguridad de la pasta, pero, ?y la libertad? Vendida al mejor postor con la obligacion de la exclusividad».

«Yo nunca le he negado la libertad».

«?Que valor tienes! Entonces, si tu hubieras sabido que ella se acostaba regularmente con ese cara de cordero, ?como se llama?»

«?Marcello?»

«Eso. Si tu hubieras sabido que se acostaba con Marcello, ?que habrias dicho?»

«Me parece que es pretender demasiado».

«Entonces, ?que clase de libertad es esa? Vete despacito con el whiskey, amigo mio, aunque sangre el corazon. No es que yo sea tacana, pero es el cuarto, si no me equivoco, y tienes que conducir hasta tu casa».

«Otro sorbito. Ha sido una velada tremenda».

«?Escuecen las verdades? ?Verdad que escuecen, lumbrera mia?»

«Pero entonces, segun tu, ?me equivoque en todo?»

«Mira, no podias equivocarte mas».

«?Y que deberia haber hecho entonces?»

«Nada. No habia nada que hacer. Por desgracia, el mundo esta hecho asi».

«Pero reconoceras que si ella hubiera tenido otro temperamento…»

«Si hubiese tenido otro temperamento, tu no te habrias enamorado de ella, ?esta claro?»

«Nadie le impedia ser mas leal conmigo».

«Eras tu precisamente quien se lo impedia. Tu la comprabas con tus mensualidades. Ella te vendia el cuerpo y tu querias tambien el alma. ?Comprendes que para una chiquilla no puede haber nada peor? Aunque hubiera sido una santa, por fuerza le habria venido el deseo de ponerte los cuernos. Y, si no entiendes eso, quiere decir lisa y llanamente que tienes una cabeza muy dura».

«Asi, pues, ?yo deberia perdonarla?»

«?Perdonarla? Ni se te ocurra siquiera. ?Quieres darte la puntilla? Olvidarla, no queda otra solucion, como si nunca hubiera existido, y tal vez sea mejor que tampoco nosotros dos volvamos a vernos mas. Mejor para ti, entendamonos. Has sido un gilipollas increible, pero eres un hombre muy simpatico tu, de un estilo muy distinguido, ?te lo han dicho alguna vez?», y solto una gran carcajada. «Me resultas muy simpatico, por si te interesa saberlo. Me enterneces. Me pareces un pajarito espantado, con un ala rota».

«Y que lo digas».

«Pero tal vez sea mejor que no nos veamos. A Laide hace meses que no la veo, me han dicho que esta enfadada conmigo e ignoro el motivo, pero he sido su amiga y, si volvemos a vernos, todas las veces, ?comprendes?… para ti seria mas dificil curar… por lo demas, si te da gusto…»

«En el fondo, Piera, eres una chica muy buena…»

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