sillon. Tras los kilos acumulados durante los ultimos anos, le resultaba tan dificil levantarse de alli despues que no estaba muy por la labor de sentarse sin necesidad, sobre todo si sabia que no seria por mucho tiempo.

– ?Quieres dar una vuelta antes de que me siente?

Saba giro la cabeza y la miro, pero no demostro demasiado interes por salir. Maj- Britt empujo el sillon para acercarlo a la puerta del balcon y se aseguro de que tenia a mano la pinza adaptada; de este modo, podria abrir la puerta sin necesidad de levantarse. Lo habian arreglado asi, para que Saba pudiese salir sola un rato a corretear por el cesped. Los servicios sociales habian retirado una de las barras de la barandilla del balcon, y Maj-Britt vivia en el bajo. Pero pronto tendrian que quitar otra barra mas, para agrandar el agujero.

Se dejo caer en el sillon con una mueca. Sus rodillas siempre protestaban cuando se veian obligadas a soportar todo su peso, aunque fuese solo por un segundo. Pronto tendria que hacerse con un sillon nuevo, un modelo mas alto. El sofa ya le resultaba inaccesible. La ultima vez que se sento en el tuvieron que llamar a los refuerzos de los servicios de la guardia de seguridad, o como quiera que se llamasen, para poder levantarla de alli. Dos muchachos corpulentos.

Entre los dos la agarraron, y ella tuvo que permitirlo.

No pensaba exponerse otra vez a semejante humillacion. Le resultaba repugnante que alguien tocase su cuerpo. La sola idea le infundia tal asco que no le costaba ningun trabajo abstenerse del sofa. Bastante tenia con verse obligada a permitir que toda aquella gente entrase en su apartamento, pero puesto que la otra opcion era salir a la calle ella misma, no le quedaba mas remedio. A decir verdad, dependia de ellos, por repulsivo que le resultara admitirlo.

Entraban en tromba en su apartamento, uno tras otro. Siempre caras nuevas a las que ella no se molestaba en poner un nombre, pero todos traian una llave. Un breve timbrazo, al que nunca tenia tiempo de responder, y enseguida se abria la puerta. Seguro que no sabian ni deletrear la palabra integridad. Luego, tomaban el apartamento con sus aspiradoras y sus cubos y le reponian el frigorifico con miradas de reproche.

«?Ya te has tragado todo lo que te compramos ayer?»

Curioso lo evidente que resulta el modo en que la gente cambia su conducta a medida que aparecen los kilos. Como si su inteligencia disminuyese al mismo ritmo que su cuerpo aumentaba de volumen. La gente con sobrepeso tenia menos talento intelectivo que la gente delgada, parecia ser la opinion general. Ella los dejaba hacer, utilizaba de forma inexorable su simpleza para obtener ventajas, sabia exactamente como debia comportarse para conseguir que hiciesen lo que ella queria. ?Para eso estaba gorda! Con sobrepeso limitador. Ella no tenia la culpa de conducirse como lo hacia, pues no daba mas de si. Ellos mismos irradiaban aquel mensaje cada segundo que pasaban cerca de ella.

Quince anos atras intentaron convencerla de que se mudase a un apartamento de los servicios sociales, de modo que le costase menos trabajo salir. ?Quien les habria dicho que ella queria salir? De ninguna manera. Ella se nego y exigio que adaptasen su apartamento a su obesidad. Cambiaron la banera por una espaciosa ducha, pues siempre andaban dando la murga con la importancia de la higiene. Como si fuese una nina.

La carta no tenia remitente. Le dio la vuelta y leyo el anverso. Reenvio de direccion antigua. Por todos los santos, ?quien le habria escrito a la direccion de su infancia? Al ver la direccion sintio la zarpa de los remordimientos. Aquella casa, arruinandose poco a poco. El jardin que, a aquellas alturas, estaria intransitable; el orgullo de sus padres. Alli pasaban el tiempo libre que les quedaba tras su entregada colaboracion en la Comunidad.

?Como los anoraba! Pensar que alguien pudiese dejar semejante vacio.

– Si, Saba. A ti te habrian gustado mis padres, seguro. Lastima que no llegarais a conoceros.

No fue capaz de volver. No tuvo fuerzas para exponerse a la verguenza de que la vieran por alli, con el aspecto que tenia, asi que alli podia seguir la casa. De todos modos, no podria sacarle mucho, tan lejos como estaba en un rincon perdido. La carta debia de ser de los Hedman. Habian dejado de escribirle para preguntarle si pensaba vender o, al menos, hacerse cargo del mobiliario y demas efectos, pero ella suponia que seguian echandole un ojo de vez en cuando. Probablemente, por su propio bien. No seria muy agradable vivir al lado de una casa deshabitada y en ruinas. O quiza la hubiesen dejado limpia y evitaban el contacto con ella por puro remordimiento. Ya no se podia confiar en nadie.

Miro a su alrededor en busca de algo con lo que abrir el sobre. Era imposible que su dedo entrase por la pequena abertura. La pinza del recogedor, en cambio, le sirvio a la perfeccion, como de costumbre.

Era una carta manuscrita en papel rayado con agujeros en el margen y parecia arrancada de un bloc escolar.

?Hola Majsan!

?Majsan?

Trago saliva. En alguna recondita circunvolucion de su cerebro se desprendio un minusculo fragmento de un recuerdo.

Y enseguida sintio ganas de llevarse algo a la boca, la necesidad de tragarse algo. Miro en torno suyo, pero no habia nada a mano.

Resistio la tentacion de darle la vuelta al folio para ver quien le habia enviado la carta; o tal vez fuese al contrario, quizas en el fondo prefiriese no saberlo.

Hacia tantos anos que no oia aquel apelativo carinoso…

?Quien se retrotraia sin permiso a sus anos del pasado para colarse por su buzon?

Comprendo que te preguntaras por que me pongo en contacto contigo despues de tantos anos. Sere sincera y te confieso que dude antes de sentarme a escribir la carta, pero al final me decidi a hacerlo. Seguro que la razon te suena mas rara aun, pero mejor sera exponerla tal cual. La otra noche tuve un sueno la mar de extrano. Fue muy intenso y trataba de ti y, cuando me desperte, una voz interior me dijo que debia escribir esta carta. He aprendido (finalmente y tras un duro aprendizaje) a prestar oidos a mis impulsos. Asi pues, dicho y hecho…

Ignoro cuanto sabes de mi ni de como se ha desarrollado mi vida. No obstante, puedo imaginarme que alla por casa se habra hablado bastante de mi, por lo que comprenderia perfectamente que no quisieras tener ningun contacto conmigo. Yo, por mi parte, tampoco he mantenido contacto con nadie de mi familia ni de mi juventud. Como puedes suponer, aqui dispongo de mucho tiempo para reflexionar y, de hecho, me dedico a pensar bastante sobre nuestra infancia y sobre lo que aprendimos de la vida durante aquellos anos, y sobre hasta que punto aquel aprendizaje nos marco en la vida. ?Y esa es la razon por la que tengo tanta curiosidad por saber como te va a ti! Deseo sinceramente que todo se arreglase y que ahora estes bien. Puesto que no se donde vives ni cual es tu apellido de casada (?por mas que lo intento, soy incapaz de recordar el apellido de Goran!), remito esta carta a la casa de tus padres. Si ha de llegarte, te llegara, estoy convencida. De lo contrario, andara circulando por ahi un tiempo y mantendra ocupado al servicio de correos. Puede que les venga bien, porque si no me engano, tienen poco que hacer.

En cualquier caso…

Espero de corazon que disfrutes de una vida en condiciones, a pesar de los duros anos de tu infancia. Hasta que no alcance la edad adulta no comprendi lo terrible que debio de ser para ti.

?Te deseo lo mejor!

Contestame si quieres.

Tu mejor amiga de antano,

Vanja Tyren

Se levanto de un salto del sillon. La rabia subita que la embargo le dio un empuje adicional. ?Que tonterias eran aquellas?

«?A pesar de los duros anos de tu infancia?»

Hacia tiempo que no veia tal desfachatez. ?Quien se creia que era para permitirse hablarle con soberbia tan despectiva? Miro de nuevo la carta y leyo la direccion, indicada a pie de pagina. La palabra del centro atrajo su

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