Naomi Avenue, 4701; 14.00 horas. Cuando nos disponiamos a irrumpir en un local de apuestas ilegales, el sargento George Stemmons, Jr., y yo oimos unos disparos procedentes del interior. No informamos a los demas agentes por temor a sembrar el panico. Ordene disparar una andanada contra la ventana delantera; el sargento Stemmons despisto a los demas con una historia inventada sobre un «asalto a perdigonadas». En el registro aparecio un revolver del 38. Detuvimos a seis apostadores. Los sospechosos han sido fichados en la comisaria de Newton Street. Los heridos han recibido los primeros cuidados precisos y tratamiento hospitalario. La comprobacion de antecedentes ha revelado que los seis tienen pendientes numerosas ordenes de detencion, por lo que seran enviados a la prevencion de la Audiencia para comparecer ante el tribunal bajo la acusacion de violar los articulos 614.5 y 859.3 del Codigo Penal de California. A continuacion, los seis hombres seran interrogados acerca de los disparos efectuados y sobre sus relaciones con las apuestas ilegales. Me ocupare de los interrogatorios yo mismo, pues, como jefe de la seccion, debo garantizar personalmente la veracidad de todas las declaraciones realizadas. La cobertura del suceso por parte de la prensa sera minima; los reporteros presentes en el lugar no estaban preparados para la rapidez con que se desarrollaron los hechos.

Firmado: teniente David D. Klein, Placa 1091, oficial responsable, Subdireccion Administrativa.

Copias a: Junior, jefe Exley.

El telefono…

– Subdireccion Administrativa, Klein.

– ?Dave? ?Tienes un momento para un viejo ex convicto?

– ?Mickey! ?Cielo santo!

– Ya se, deberia haberte llamado a casa. Esto… Dave… ?puedo pedirte un favor de parte de Sam G.?

G. de Giancana.

– Supongo que si. ?De que se trata?

– ?Conoces a ese croupier que teneis bajo proteccion?

– Si.

– Bueno…, el radiador de su dormitorio esta suelto.

2

Reuben Ruiz, el boxeador:

– Esto es de puta madre. Podria acostumbrarme a esta vida.

El hotel Embassy: salita, dormitorios, television. Noveno piso, servicio completo en la suite: comida y bebida.

Ruiz, nervioso y medio trompa, se arrea tanganazos de whisky. Sanderline Johnson mira dibujos animados con la mandibula colgando.

Junior, hace practicas de desenfundar el arma con rapidez.

Tal vez un poco de conversacion, me digo.

– ?Eh, Reuben!

– ?Eh, teniente! -responde, amagando unos directos.

– Oye, Reuben. ?Mickey intento violar tu contrato?

– Lo que hizo fue sugerirle a mi representante con… con mucha insistencia, ?entiende a que me refiero?, que le cediera el contrato. Envio a los hermanos Vecchio para que hablaran con el y luego se achanto cuando Luis les dijo, «Eh, largaos porque no voy a firmar ningun traspaso». ?Quiere saber mi opinion? Creo que Mickey ya no tiene huevos para andar dando mamporros.

– Pero tu tienes cojones [2] para andar de soplon.

Directos, ganchos.

– Tengo un hermano desertor del ejercito, quiza perseguido ya por los federales. Dentro de poco tengo tres peleas en el Olympic y Welles Noonan me las puede joder a citaciones. Mi familia es lo que se dice una larga estirpe de ladrones, lo que se dice propensa a los problemas, de modo que me gusta hacer amigos entre lo que se podria llamar la comunidad de servidores de la ley.

– ?Te parece que Noonan tiene algo solido contra Mickey?

– No, teniente, me parece que no.

– Llamame Dave.

– Le llamare teniente. Ya tengo suficientes amigos entre la comunidad de servidores de la ley.

– ?Por ejemplo?

– Por ejemplo, Noonan y su colega del FBI, Shipstad. ?Eh, conoce a Johnny Duhamel, «el Escolar»?

– Claro. Estuvo en los «Guantes de Oro», paso a profesional y se retiro enseguida.

– Si pierdes el primer combate profesional, es mejor que te retires. Asi se lo dije, porque Johnny y yo somos viejos amigos, y ahora Johnny es el «agente» Johnny Duhamel, «el Escolar», del jodido LAPD, en la intocable Brigada Antibandas, nada menos. Y es muy amigo del… ?como le llamais?, legendario capitan Dudley Smith. Asi que basta ya de joder…

– Ruiz, cuida ese vocabulario.

Junior, enojado. Johnson, embobado ante el televisor: el raton Mickey huyendo del pato Donald. Junior bajo el volumen.

– Conoci a Johnny Duhamel cuando estuve de instructor en la Academia. Le tenia en mi clase de recogida de pruebas y era un estudiante condenadamente bueno. No me gusta que los criminales confraternicen con los policias, ?comprende, pendejo?

– Pendejo, ?eh? Bien, yo sere el estupido, pero tu eres un vaquero de pacotilla, jugando con la pistola como ese raton marica de la jodida television.

Un tiron de la corbata, una sena a Junior: QUIETO AHI.

Junior se inmovilizo… jugueteando con la pistola. Ruiz:

– Siempre puedo utilizar a otro amigo, «Dave». ?Hay algo que quiera saber?

Subi el volumen del televisor. Johnson miraba, extasiado: Daisy vampirizando al pato Donald. Ruiz:

– Eh, «Dave». ?Se ha traido a este tipo para sonsacarme?

Me arrime a el, para hablar casi en privado:

– Si quieres hacer otro amigo, suelta informacion. ?Que tiene Noonan?

– Tiene lo que uno llamaria aspiraciones.

– Eso ya lo se. Mas.

– Bien…, he oido hablar a Shipstad con ese otro tipo del FBI. Decian que Noonan quiza teme que la investigacion sobre el boxeo sea demasiado limitada. En cualquier caso, ya esta dandole vueltas en la cabeza a ese plan complementario.

– ?Y?

– Y se trata de una especie de redada general contra las bandas de Los Angeles, sobre todo en el Southside. Drogas, tragaperras… ya sabe, maquinas expendedoras ilegales y mierdas por el estilo. Oi a Shipstad decir algo de que el LAPD no investiga los homicidios de negros a manos de otros negros, y como todo esto se reduce a que Noonan consiga dejar en mal lugar al nuevo fiscal del Distrito…, ?como se llama?

– Bob Gallaudet.

– Exacto, Bob Gallaudet. En fin, se trata de hacerle quedar mal para que Noonan pueda disputarle el cargo en las proximas elecciones.

El barrio negro, el negocio de las tragaperras: el ultimo asunto que Mickey C. tenia entre manos.

– ?Que hay de Johnson?

Risitas.

– Vaya con el mulato cabeza de serrin. Quien diria que tiene un historial de cuarenta y tres, cero y dos, ?verdad?

– Vamos, Reuben, habla.

– Esta bien, reconozco que no le falta mucho para ser un idiota profundo, pero tiene una memoria

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