– Lo siento, Nicholas. -Cabrera ya estaba casi a su lado, con la nieve crujiendole debajo de los pies.
La mente de Marten corria hacia delante y hacia atras al mismo tiempo. Kitner habia abdicado del trono de Rusia a favor de Cabrera alli mismo en la finca. Todo habia sido planeado de antemano para que ocurriera en Londres despues de la ceremonia de investidura de Kitner como caballero y su presentacion como
– Conoces a gente en Londres, ?verdad? -le pregunto Marten a Cabrera, con tono desenfadado, cuando se le acercaba.
– Lord Prestbury forma parte del circulo de la baronesa.
– Debes de conocer a mas gente.
– A alguna, ?por que?
Marten se aventuro.
– Hace poco conoci a un agente de bolsa ingles retirado. Pasa buena parte del ano en el sur de Francia, pero tiene una casa grande cerca de los jardines de Kensington. Se llama Dixon, Charles Dixon. Vive en Uxbridge Street.
– Lo siento, no le conozco. -Hizo un gesto hacia delante, sendero arriba-. ?Continuamos? Me gustaria hablarte de Rebecca.
– ?Que hay de ella? -dijo Marten, mientras subian. Cabrera no habia reaccionado de ninguna manera perceptible ni al nombre Charles Dixon ni a la direccion de Uxbridge Street. Ni tampoco habia hecho ningun gesto o ademan que recordara a Raymond.
?Era tan bueno, o sencillamente, Marten estaba totalmente equivocado?
– No es la persona que crees que es.
– ?Que quieres decir? -Marten se volvio a mirar a Cabrera. ?Era Raymond o no? Si tuviera el disquete de Halliday y pudiera conseguir las huellas de Cabrera, podria comprobarlo. Pero el disco ya no estaba alli, sino en el correo camino de Moscu.
– Rebecca es tu hermana legalmente pero no de nacimiento, porque ambos sois adoptados. Lo se porque ella me lo ha contado. A medida que nos ibamos comprometiendo mas y mas el uno con el otro, por razones tanto politicas como empresariales he considerado necesario investigar en su pasado. La quiero muchisimo, pero cuando se esta enamorado es facil cometer errores. Puede sonar poco considerado, incluso frio, pero queria estar seguro de ella antes de proponerle matrimonio. Confio que puedas entenderlo, Nicholas.
– Si, puedo entenderlo.
Caminaban hombro con hombro, paso a paso por el sendero. Por primera vez, Marten advirtio que Cabrera andaba con una leve cojera. De nuevo lo invadio la incertidumbre. ?Podia haberse herido la pierna en el tiroteo? La respuesta era si, por supuesto. Por otro lado, no habia manera de saberlo. No habia visto el historial clinico de Raymond porque el mismo se encontraba en el hospital cuando todo ocurrio, y por supuesto, aquellos expedientes ya no existian. Ademas, la cojera podia ser tambien el resultado de su accidente de caza o provocada por cualquier cosa, un tiron muscular, una torcedura del tobillo, y hasta cualquier obstaculo en su zapato. Hasta era posible que Cabrera hubiera nacido asi.
Ahora el sendero volvia a girar. Marten podia ver, mas abajo, la residencia iluminada. Su imagen le resultaba reconfortante y le hacian relajarse y pensar que tal vez estuviera equivocado y sus emociones lo estuvieran enganando. ?Cuanto deseaba realmente que Cabrera fuera su presa? Por Dan Ford, por Halliday, por Red, por todos los otros asesinados… ?Lo deseaba tanto como para crear algo que no existia? ?Y, al hacerlo, arriesgarse a mandar Rebecca de nuevo al estado en el que habia permanecido todos aquellos anos?
– En el transcurso de mi investigacion me he enterado de cosas sobre el proceso de adopcion -prosiguio Cabrera-. En la epoca en la que los dos fuisteis adoptados, los procesos de adopcion eran cerrados. Eso significa que ni los ninos ni sus padres adoptivos sabian quienes eran los padres biologicos.
Marten no tenia ni idea de adonde queria llegar Cabrera, pero, fuera lo que fuese, sabia de lo que hablaba, porque ni el ni Rebecca sabian nada de sus padres naturales. Ni tampoco lo habian sabido sus padres adoptivos; lo habian comentado con ellos varias veces.
– El dinero y la perseverancia son capaces de abrir muchas puertas, Nicholas -continuo hablando Cabrera-. Tanto tu como Rebecca fuisteis adoptados en la misma institucion: una residencia ahora cerrada para madres solteras que se llamaba House of Sarah, en Los Angeles. -De pronto Cabrera se volvio a mirarlo-. La ciudad en la que los dos os criasteis.
Marten sintio que el corazon se le subia a la garganta.
– He descubierto muchas cosas, Nicholas, no solo de Rebecca, sino tambien de ti. -Cabrera hizo su sonrisa abierta y honesta-. En realidad te llamas John Barron y no Nicholas Marten.
Marten no dijo nada mientras doblaban una curva del sendero y, de nuevo, la mansion volvia a desaparecer de su vista.
– Pero quien eres y por que cambiaste tu nombre y el suyo no es lo importante. Lo que importa es lo que encontre en mi viaje por el pasado de Rebecca. Y curiosamente, lo que descubri no me sorprendio en absoluto.
Cabrera se cambio de mano el paquete envuelto y Marten se pregunto lo que era y por que lo llevaba. Estaba tambien intrigado por saber adonde llevaba aquel sendero. Era cada vez mas empinado y las luces que lo iluminaban eran cada vez menos y mas espaciadas. A oscuras, lo unico que los guiaba era la luz de la luna que se levantaba por encima de los picos montanosos salpicada de nubes y que, poco a poco, empezaba a revelar la enorme extension forestal que los rodeaba.
Tal vez habia sido una enorme locura acompanar a Cabrera, pero, hasta si era Raymond, Marten dudaba de que se arriesgara a ponerse en evidencia, y en especial, dudaba de que hiciera algo que pudiera asustar a Rebecca o hacerle cambiar la percepcion que tenia de el. Aunque si era Raymond, era capaz de cualquier cosa.
Cabrera permanecia medio paso por delante de Marten; de hecho, le guiaba.
– Como te decia, tu hermana no es quien supones que es, es decir, un bebe entregado en adopcion por una adolescente asustada que se quedo embarazada. -Cabrera miro a Marten directamente-. Rebecca es una princesa y nacio en el seno de una de las familias mas nobles de Europa.
– ?Como? -Marten estaba atonito.
– Su nombre al nacer era Alexandra Elisabeth Gabrielle Christian. Es descendiente directa de Christian IX, rey de Dinamarca. Sus bisabuelos eran Jorge I, rey de Grecia, y su esposa Olga, hija del gran duque Constantino, el hijo de Nicolas I de Rusia.
– No lo entiendo.
– No tienes por que hacerlo, es demasiado estrafalario. Sin embargo, es cierto. Incluso hay una prueba de ADN que lo demuestra sin dejar dudas.
Marten estaba totalmente fuera de juego. Cualquier idea de que Cabrera fuera Raymond quedaba superada por la absurdidad de lo que estaba escuchando.
– Puedo entender como te sientes, pero esta todo documentado, Nicholas. Los informes estan en mi despacho de Lausana. Estas invitado a consultarlos cuando te parezca.
– ?Como…?
– ?Llego alguien asi a ser entregada en adopcion a una, no se como decirlo, familia americana de clase media como la suya?
– Eso es bastante exacto.
– Sus abuelos escaparon del nazismo durante la segunda guerra mundial. Primero fueron a Inglaterra y luego a Nueva York, donde, como muchas familias reales de todo el mundo, la mia, por ejemplo, se cambiaron el nombre y se deshicieron de sus titulos para protegerse. Con el tiempo, su hija, Marie Gabrielle, se caso con Jean Felix Christian, principe heredero de Dinamarca, y el matrimonio regreso a Europa. Tuvieron una hija, nacida en Copenhague, que, de nina, fue secuestrada en Mallorca a cambio de un rescate. Pero entonces, los autores del secuestro se asustaron y la entregaron a una organizacion del mercado negro que vendia ninos por todo el mundo. Una de las personas de la organizacion la entrego a una familia californiana, pero la transaccion no llego a buen puerto y la criatura acabo acogida en un hogar para madres solteras. Se trataba, por supuesto…