Y estaba sin movil.
No queria ver a Mariano aquel dia y discutir con el. Ni queria pasarme por el periodico y perder el tiempo. Pero tampoco podia dejarlos colgados a todos. Volvi dentro, pedi mas monedas para llamar, el del bigotito me las facilito y me apoye por segunda vez en el aparato telefonico.
Primero, Mariano.
La mayoria de los escritores famosos se pasan el dia en la television, o bien hablando de sus obras o bien en tertulias que los hacen populares, y asi venden esas obras. Yo debia de ser el unico que escribia con seudonimo mis novelas policiacas, y mantenia mi identidad real en secreto precisamente para que me dejaran en paz. Daniel Ros Marti solo era un periodista. Escribir es divertido, me gusta. La promocion, no. Y la fama, menos. Yo no tengo nada que decir, salvo en mis libros. Punto. Solo Mariano conocia la verdad.
– ?Si? -Oi su voz grave.
– Mariano, soy yo.
– ?Que pasa? -Lo imagine mirando la hora.
– No voy a poder ir, lo siento. Ha surgido un imprevisto.
Paco Muntane es mi mejor amigo. Mariano es el segundo, y tambien un poco padre. Mas o menos. Pero Paco no me paga derechos de autor. Mariano, si. Supongo que eso le da otro aire a la palabra «amistad». Y, como padre, te puede gritar.
Me grito.
– ?Como que no vienes? -Del grito paso a la ironia-. ?Oh, bueno, no importa! ?Por que ibas a sentirlo? Al fin y al cabo, no estamos en marzo, cuando me llamas para saber que tal va la liquidacion de tus derechos de autor, ni en abril, cuando me atosigas para que te mande el cheque. Tu tranquilo, hombre. ?A quien le importa que dentro de tres meses sea Navidad? ?Ibas a traerme algo de la nueva novela, toda, una parte, o un capitulo?
– Mariano…
– Cualquier dia te hare chantaje. -Ahora se puso borde-. O me das tus novelas a tiempo o digo a la prensa que detras del seudonimo de Jordi Sierra i Fabra se esconde el discreto periodista Daniel Ros Marti. ?Que tal?
Siempre me amenazaba con eso.
– No serias capaz.
– ?Que no? ?Joder, Dan! ?Llevas una temporada…!
– Ha sucedido algo.
– ?Cuando no sucede algo?
– Esto es grave, y excepcional.
– Convenceme.
Supongo que no se es editor en esta selva, y ademas independiente, sin que ningun grupo te haya absorbido todavia, siendo normal, o incluso legal. Mariano era legal. Se podia confiar en el. Sus gritos tenian calor humano. Su ironia era afable. Llevabamos demasiados anos juntos, desde que, siendo joven, habia visto en mi lo que otros no veian. Mis novelas se vendian bien. Todos contentos. Que llevase una temporada demasiado solo y resistiendome a escribir era otra cosa. Una larga temporada.
– Alguien ha destripado a mi vecina -le dije bajando la voz-. ?Recuerdas que te hable de ella en un par de ocasiones? Pues he llegado tarde. Nunca mas podre sonar con su cara ni con su cuerpo despues de lo que le han hecho.
– ?Hablas en serio?
– Si.
– ?Y que tiene que ver ella con nuestra cita?
– Estoy investigando algo.
– ?Otra vez?
– Mariano…, no tengo mas monedas y esto se va a cortar. -No queria empezar a discutir con el-. Te llamo desde un telefono en un bar de El Figaro porque no me iba el movil. Manana te digo algo.
– ?El Figaro? ?Que haces en El Figaro? ?Dan!
– Manana, ?de acuerdo? Esto se va a cortar.
– ?No me vengas con cuentos! ?Dan, espera!
Deje el auricular en la horquilla menos de tres segundos antes de volver a descolgarlo. Puse las ultimas monedas y marque el numero del periodico. Le dije a la telefonista que me pasara con Carlos Pastor, el director. Todavia no se por que, tal vez porque Carlos queria castigarme o porque Primi Moncada escucho mi nombre, quien aparecio en la linea fue el.
Y el jefe de redaccion si tiene mal genio.
– ?Ros, cono! ?Donde cojones estas?
– ?Joder, Moncada! -reaccione lo mas rapido posible-. ?Donde quieres que este? ?Trabajando!
– ?Hace mas de una hora que debias estar aqui! ?Trabajando en que? ?En tu columna? ?Vente cagando leches desde donde estes! ?Solo faltabas tu!
– ?Que pasa?
– Comas esta enfermo, Sorribas se ha dado una hostia con el coche al volver de vacaciones, y el novato de Pozas ha tenido que cubrir lo de la explosion de butano en Sants. Todavia estamos en cuadro. ?Te cuento mi vida?
– No estoy en Barcelona -se lo dije de una vez.
– ?Que no estas en…? -Le salio toda la mala uva que a veces se gasta-. ?Me tomas el pelo?
– Tengo algo gordo entre manos.
– ?Tu? ?El senor honesto que nunca quiere exclusivas porque dice que son amarillistas? ?No me jodas, Ros!
– Pues esto es de impacto. -Me mordi el labio inferior.
– ?De que se trata?
– Ah, ah, ya me conoces.
– Oye, Ros. -Su voz se hizo falsamente paciente-. Si has ligado en vacaciones me parece bien, pero no te me enrolles ni me encabrones. Hoy no. ?Dime en que andas o te juro que…!
Esa vez si, el telefono hizo la consabida senal de aviso cuando no hay mas reservas y la comunicacion va a cortarse. Salvado por la campana. No tenia mas monedas. La maquina se las habia zampado todas
– Lo siento, Moncada. Confia en mi.
No confiaba.
– ?Ros, espera!
Tal como le habia sucedido a Mariano, se le corto la voz, aunque esta vez la culpable habia sido Telefonica y no yo. Me quede mirado el aparato con aprension. Podia vivir de mis libros, pero solo si escribia mas. Y me gustaba ser periodista y tener mi columna diaria o hacer reportajes cuando fuera menester. Lo llevo en la sangre. Carlos nunca me despediria. Era mi tercer amigo. Primi Moncada, si.
Iba a tener que escribir sobre el asesinato de Laura, lo quisiera o no. Por supervivencia.
Estaba agotado.
– ?Por que?
Era la pregunta que nunca sabia responder.
Solo pensaba en aquel cadaver destripado frente a mi puerta, empujandome.
Regrese al Mini, abri la puerta y me golpeo el vaho de calor aprisionado alli dentro. Un calor que ya era muy fuerte. Iba a cerrar cuando una mosca se metio dentro y abri las ventanillas para que se largara. Eso me hizo volver al cuerpo de Laura. Calor. Moscas.
Mi coche no tiene refrigeracion. Pero es que me gusta mi coche. Mi viejo Mini.
– ?Y si le pongo unos cubitos de hielo?
No estaba de humor, asi que mis posibles ironias no me sirvieron de nada. El mundo entero se me antojaba falso despues de que alguien hubiera asesinado un poco de su belleza. Arranque y sali a la carretera.
No segui hacia Barcelona. Me desvie cuando vi el primer rotulo que anunciaba Granollers a los pocos kilometros.