nos aparecio el y nos dijo, ?os lo adverti! Paseabamos por la chopera, la tierra se abria, caiamos, caiamos en un pozo sin fondo…
– Despierta, Olvido, ya paso el sueno.
– Se nos aparecio con el rostro desfigurado por la ira y el fuego, una alma en pena.
– Despierta, estoy contigo.
– Ay, Ausencio…
La agite por los hombros, se estaba acercando, un esfuerzo mas y volveria a la realidad.
– Me han dado una pastilla para dormir.
Al tenerla asi, algo separada, observe bajo su pezon izquierdo un lunar rojo pintado con carmin, se lo borre frotando con un dedo mojado en saliva, la caricia me hizo sentir una dulce delicuescencia, la de mis cansados huesos. Y recorro la piel como un erizo, calido de enemigas puas atenuadas.
– ?Que es eso?
– Donde lo noto palpitar.
– ?El corazon?
– Nos lo advirtio y el sueno me ha hecho ver claro el unico remedio que me queda, la senal me ayudara a no fallar el golpe.
Levanto su puno derecho, me mostro un puntiagudo y afilado cuchillo de cocina, no lo habia visto antes dada su inmovilidad con los brazos caidos, trate de quitarselo, pero se resistio con una fuerza insospechada, cataleptica, desisti, no fuera a ser peor el remedio que la enfermedad, limitandome a sujetarle la muneca.
– Eso no arregla nada.
– Quiero morirme.
– Pero yo no quiero que mueras, no podria vivir sin ti.
– Podriamos hacerlo los dos juntos, al mismo tiempo, asi no tendriamos por que separarnos.
No queria separarme de ella y estaba mas que desesperado, si me hubieran pegado un tiro anteayer, en la pena, asunto concluido, pero hoy ya no, el viejo de la lechera es el ejemplo a seguir, el suicidio no entraba en mis calculos si es que calculaba algo, actuaba por impulsos, sobre la marcha, tenia que dar con un argumento disuasorio y cuanto antes mejor, el religioso.
– No puedes suicidarte, tambien es pecado mortal. Mortal de veras.
– ?No me lo recuerdes!
– Relajate, por favor.
– Es tan horrible… ?por que habria de ocurrimos a nosotros?
Recorde la confesion que me habia descrito con el padre Desiderio, el de Dios es amor, un lucido. Ningun amor humano le ofende si es autentico.
– Cuando hay amor el pecado no existe, la moral es una costumbre, cambia mas que la moda.
– No seas hereje, por favor.
– Son costumbres, Olvido, los jabusis del Amazonas se casan entre hermanos, alli lo que esta mal visto es casarse con un desconocido que no sea pariente.
– Por desgracia no somos jabusis.
Tenia que seguir argumentando, aun seguia con el cuchillo en la mano, maldito lo que conocia yo de las costumbres de la tribu jabusi, me acababa de inventar el nombre, lo que no queria era emplear mi bien de ojo suponiendo que su virtud existiera, cosa de la que estaba tan seguro como de la existencia de los indios jabusis, podria hacerle ver un paraiso selvatico con nosotros dos en taparrabos y el hechicero bendiciendo nuestra union, pero lo nuestro era demasiado importante, no podria basarse en el engano de un espejismo, teniamos que asumir juntos, voluntaria y lucidamente, el riesgo del desafio a las leyes divinas y humanas.
– Somos lo que queremos ser.
– Mama dice que soy muy joven para casarme.
– Tonterias, tu abuela se caso a los quince, tu abuelo se ponia hecho una furia cuando la veia embarazada y jugando con sus amigas a la comba.
– Si solo fuera eso…
No se me ocurria ninguna otra ingeniosidad y no podia arriesgarme a un silencio depresivo, marchabamos por la senda buena, pero la fatiga de tres noches en blanco embotaba mi fantasia, recurri al remedio universal.
– Te quiero.
– Y yo a ti.
– Te quiero mas que a…
Apoyo su cabeza en mi hombro y lloro, note con alegria como se relajaba la coraza de su estado hipnotico, me atrevi a soltar su muneca para darle unas palmaditas de consuelo en la espalda, para acariciar su dulce piel, su piel, habia vuelto del largo viaje, quien llora se aferra a la vida.
– No puedo amarte, no puedo suicidarme, ?que puedo hacer?
Me reconforto la presencia de un viejo amigo, el leon de melenas aureas y alas fugaces, hermoso y cordial como de costumbre, con toda su enorme corpulencia ronroneaba a nuestro alrededor como un gatito mimoso, congeniaba con
– Si el dilema es pecar con la vida o pecar con la muerte, la cosa esta clara, vivamos, vivamos juntos.
– ?Como hermanos?
– Como matrimonio.
– No puede ser.
– Si no lo sabe nadie…
– ?Lo sabe toda la familia!
– Tu madre sabe lo tuyo y Vitorina sabe lo mio, si no se lo decimos nosotros cada una seguira ignorando lo de la otra.
– Se lo sospecharan.
– Puede, pero bastantes dramas tienen encima las pobres, no se atreveran ni a sospecharlo.
– Gelon puede irse de la lengua.
– No, en cuanto bebe le habla a Dios de tu, pero no puede contar lo que no sabe.
– ?Y Carin?
– Ese menos todavia.
– ?Lo sabran, lo sabran, matemonos!
– ?No te pongas histerica!
No estaba histerica, sino angustiada, volvio a llorar.
– A proposito, don Guillermo te ha dejado un papel con la propiedad de la finca, pero a lo mejor no vale.
– Da igual. Si nos la quitan nos vamos a Mejico, le escribimos a Camino y algo nos encontrara. O a la Argentina, a cualquier parte.
No podia enganarla con el truco de mi fascinacion optica, pero si convencerla, la Bruxa me dio un bebedizo para hacerme un hombre de bien, ahora era cuando surtia efecto, distinguiras entre el bien y el mal, lo tenia muy claro, nuestro bien era el vivir juntos, no habia ninguna maldad en ello, no perjudicabamos a nadie.
– Me gustaria vivir aqui, esta es mi tierra.