– Me referia a mi.

– Y yo a los dos.

– Lo nuestro es imposible.

La lluvia habia perdido fuerza pero seguia cayendo voluntariosa sin dar su brazo a torcer, a traves de la ventana el paisaje se difuminaba en un continuo gris, una tierra fertil, deberia explicar una vez mas que el porvenir era agricola y no minero, quitar vinas para aprovechar el agua, plantar tabaco, sus hojas seran de las mejores para cubrir cigarros puros, sistematizar los frutales, manzana, cereza, acerol, pavia, una explicacion inutil, el drama de la jovencita era amoroso y las finanzas le resbalaban.

– No se en que lio se ha metido Ausencio, pero volvera, no te preocupes, esta por ti como una regadera.

– Aunque vuelva…

– Volvera, no lo dudes, volvera por ti y todo se arreglara.

– La familia…

– ?No le quieres?

– Daria mi vida por el. Es lo que voy a hacer.

– Entonces no dramatices, pequena, el amor es la fuerza de la eternidad y ningun obstaculo se le resiste, ya lo veras.

A don Guillermo, a Gunter Weiss, no es que no le interesara el drama de Romeo y Julieta, es que tenia obligaciones mas perentorias y contra reloj, no podia perder mas tiempo en el clasico dedalo de dificultades a lo mi familia no quiere que me case con fulanito porque se apellida Exposito, cuando volviera el tal Exposito, y arreglara el lio de los camiones con Arias, solucionaria el asunto de los Valcarce con un abrazo bien prieto, no quiso ceder al recuerdo de su amor, ni siquiera al ajeno de Maude, si cedia en su autocensura estaba perdido, Hamburgo no existe, el 27 de la Dammtorstrasse tampoco, y mucho menos frau Helga Weiss y los pequenos Gunter y Helga Weiss, el oficio de sobrevividor tras perder una guerra es duro y no se aprende en los libros, el desmontar la radio y la quema de recuerdos le llevaria mas de una hora, por eso decidio acabar la charla con la deprimida Olvido, rebusco en el bolsillo del chaleco hasta dar con una preciosa cajita de rape con infalibles remedios Bayer, una de las blancas, barbituricos, te adormece a plazo fijo, se lo ofrecio a la chica, «toma, te tranquilizara», nina estupida y romantica, «no estoy nerviosa», pero se la tomo, una de las verdes, sal cianhidrica, te adormece a perpetuidad, era su salida de urgencia para un caso extremo, la que le ofrecio en su dia al aventurero Alexander Easton, falso William White, obsesionado con los analisis de galena argentifera en las obras del ferrocarril de Ribadeo al Bierzo, precisamente el dia en que recibio la carta de la United Kingdom Comercial Corporation exigiendole la prestacion voluntaria de sus servicios a la madre patria, le suicido sin demasiadas complicaciones y fue otro falso White el que se puso al servicio de su graciosa majestad.

Capitulo 35

Cuando llegue a la casa del Ingles se me sobrecogio el animo, un halo malefico parecia envolverla, puede que solo fuera la nostalgia generada por tanta humedad, habia escampado pero todavia chorreaban agua sus aleros, los charcos se alargaban por entre los surcos de la huerta hasta el pedregal del rio Cua, me puse a temblar estupidamente, salio Boom a mi encuentro, el pointer me lamia con unas ganas inusuales, me salto al pecho intentando lamerme la cara y eso me puso mas nervioso, su natural no era tan expresivo, su instinto perruno intuia algo que yo no acertaba a adivinar, que me daba miedo, entre al vestibulo y el clima de maleficio se hizo denso, agobiante, algo extrano rezumaban aquellas paredes, tan familiares y ahora tan ajenas, no era el silencio, tarde en darme cuenta, los muebles estaban en su sitio pero habian desaparecido todos los detalles de adorno, los recuerdos personales, solo restaba lo exclusivamente funcional.

– ?Es que no hay nadie aqui?

Grite para ratificarlo:

– ?Carmen!

No me respondio el eco, pero la sensacion de vacio fue igual de siniestra, no habia nadie, entre en la cocina, todo en orden, limpio y reluciente, demasiado limpio, sobre el fogon una nota sujeta con la mano del almirez para que no se volara, reconoci la letra de Carmen, escritura ininteligible de los que gracias a su propio esfuerzo llegan al semianalfabetismo, me costo descifrarla, algo asi como: «si me necesita y le hace me llame, estoy en el bar de la Sagrario, no quiero ser un estorbo, saludos carinosos», me intranquilizo todavia mas, ?por que se habia ido y encima al prostibulo de la Sagrario, el de las putas mas tiradas del Bierzo?, me temi lo peor sin saber definirlo a ciencia cierta, tenia oxidada la charnela en donde nuestra voluntad se articula con el destino, cuando llegue a Ponferrada lo primero que hice fue depositar a Jovino en la entrada de urgencias, en la residencia del INP, el medico de guardia se habia ido a tomar un cafelito y el auxiliar a la boda de una prima, volveran, nos consolo el celador, vendre a verte en cuanto pueda, ya veras como no es nada, borracho como un fudre aun tuvo animo para bromear, no era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano, no me sorprendio el aire mustio de la ciudad, los negocios temblaban por el derrumbe del wolfram, pero en casa esperaba otro recibimiento, dificil, pero recibimiento, a don Jose Carlos Arias no lo localice en El Dolar, esta en su oficina, me dijo la senorita Carmina Cela Trincado, me costo reconocer a la Faraona disfrazada con un traje de chaqueta y sin lucir la liga roja, estaba de lo mas elegante y fina, el negocio se va a la mierda, se lamento, hasta la timba de giley se ha ido a tomar por el culo, me dio cautas noticias de Carin y Villa con la picardia de quien sabe ocultar un secreto, o hacer creer que lo tiene, y eso si que se lo agradeci de veras, estan bien, no les ha pasado nada, Arias ni se cabreo por lo del camion, se lo dejo con el mineral por si a usted le sirve de algo, a lo mejor hay otra guerra, muchacho, me contesto, el hombre propone y Dios firestone, ya estaba con otro asunto, se rumoreaban las obras de una central termica, Jocarisa ya no se ocupa de minas sino de la construccion, chocamos los cinco y tan amigos, ni siquiera me pregunto por don Guillermo, me largue a Cacabelos y el camino de Carracedo nunca se me hizo tan largo, el que la puerta del cuartito de la radio estuviera abierta no era un buen presagio, con el papel de la nota en la mano corri hacia la escalera interior, Boom pisandome los talones, me seguia a todas partes, grite atemorizado:

– ?Olvido!

Tampoco me respondio el eco, nadie, por lo menos otro mensaje, suplique mentalmente mientras subia a zancadas, llegue al camarote y me senti desfallecer, Olvido estaba alli, sentada en la cama, pero el maleficio habia cristalizado sobre su piel como una coraza invisible, drogada, ida o en un pasmo, en cualquier caso ausente de lo que la rodeaba y de mi presencia y, lo mas absurdo de todo, desnuda de cintura para arriba, era la primera vez que veia sus pechos y me emocione con un sentimiento proximo a la piedad, me parecio tan fragil y vulnerable, unos pechos, no tan grandes como suponia, firmes, con pezones de fresa en los que me gustaria saciarme, pero no en esta circunstancia.

– Olvido.

Se volvio hacia mi, mirandome sin verme, sin decir palabra, quise hacerla reaccionar y la abrace con todas mis fuerzas, senti su piel entre mis brazos, su piel, blanca, lisa, perfecta, su piel tan anorada, y me ahogue en ternura.

– Olvido.

– ?Eres tu?

Volvia de un pais muy lejano.

– ?Y quien si no?

– Tu.

– Si, yo, vuelve a mi.

Mi vida, tu cuerpo es mi patria, el barro con que me hicieron, la tierra de mi sepulcro.

– He tenido un sueno, paseabamos por el humeral, la tierra se abria, caiamos, caiamos y nunca terminabamos de caer, paseabamos por entre los alamos, el cielo nos lanzaba su pedrisco, la piedra nos cubria, cubria y nunca terminaba de cubrirnos, cuando el pedrisco nos cubrio en el pozo sin fondo, se

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